LA TRAICIÓN DE SANTOS FUE POR CLIENTELISMO

Quien sí vivía rabioso con Santos, desde los primeros meses de su gobierno, era José Obdulio Gaviria, el primo y asesor del capo Pablo Escobar, y antiguo compañero ideológico del EPL y el M19 (cosas que yo ignoraba hasta hace poco)

La traición de Juan Manuel Santos no fue ideológica sino puramente clientelista

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Marzo 24 de 2019
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

 

Una reciente entrevista de Juan Manuel Santos para el diario El Pais, de Madrid, ambientando su próximo libro, deja entrever claramente algo que he sostenido firmemente, y que me ha generado el recrudecimiento de las malquerencias del uribismo. Esto es, que la traición de Juan Manuel Santos hacia Álvaro Uribe Vélez no fue ideológica sino puramente clientelista, de puestos y de protagonismo.

Un día, José Obdulio Gaviria me llamó por la línea directa de Presidencia -el llamado falcon- y me pidió, como lo más normal, que interceptara las comunicaciones de la senadora liberal Piedad Córdoba.

Santos dice la verdad acá. Él siguió con la línea del gobierno de Uribe, de buscar conversaciones de paz con los narcoterroristas, pero -haciéndole un gran desplante a su mentor- incluso siendo ministro de Defensa les había manifestado a las FARC y al ELN que no negociaran con Álvaro Uribe sino con él, cuando fuera presidente.

Piedad Cordoba y Uribe, viejos aliados y amigos

Luego, en pleno discurso de posesión, Juan Manuel Santos habló de los diálogos con los bandidos, y anunció que esas puertas estaban abiertas. Para mí, que venía anunciando desde hacía mucho que Santos era un aliado de los bandidos, no fue sorpresa ese discurso. Pero sí me causó estupor que, durante años, Uribe se negara a aceptar la realidad de esa traición que, pensaba yo en ese momento, era una traición a una ideología, cuando la verdad es que el asunto era solo cuestión de puestos. Uribe esperó hasta el final para ver si Santos le cedía parte del pastel burocrático, pero eso nunca llegó.

Piedad Córdoba y Juan Manuel Santos

Quien sí vivía rabioso con Santos, desde los primeros meses de su gobierno, era José Obdulio Gaviria, el primo y asesor del capo Pablo Escobar, y antiguo compañero ideológico del EPL y el M19 (cosas que yo ignoraba hasta hace poco). José Obdulio odiaba a muerte a Santos, y en muchas ocasiones en las que yo le decía que el presidente podría ser una hiena y un traidor, pero jamás un idiota, el primo del capo me respondía, demostrando su ira, que: “Ese hp no es inteligente ni astuto; es un ignorante y un analfabeta que se cree brillante pero que no sabe con quiénes se metió.”

La rabia le venía de muy adentro. Luego, muchos años después, me enteraría yo que, cuando se eligió a Santos como representante del uribismo para ser presidente, haciéndole la zancadilla a Andrés Felipe Arias, José Obdulio se pavoneaba por su oficina diciéndole a sus asesores: “Muchachos, vayan preparándose porque yo pronto seré ministro, y ustedes serán de mi equipo o dirigirán institutos descentralizados. Y Paola Holguín será presidente en cuatro años.”

Una vez le pregunté a José Obdulio si conocía a Santos antes de que Uribe fuera presidente. me mintió y dijo que no. Acá está la prueba de que sí eran viejos conocidos. Foto de los años 90

“–Cuando yo mencioné que tenía la llave de la paz en mi bolsillo y no en el fondo del mar, y que la podía utilizar; ahí no hubo mayor reacción. Esto se gestó después que sucedieron algunos hechos, nombramiento de gabinete, distanciamiento con mi antecesor. Esto del traidor fue una estrategia muy bien elaborada e implementada para minar mi liderazgo. “

El entrevistador le pregunta a Santos: “¿Usted nunca le contó a Uribe, cuando era su ministro de Defensa, que siempre había pensado en que en algún momento habría que abrir unas conversaciones con la guerrilla? ¿Ni él nunca preguntó? ¿Esa conversación nunca se dio?

“–Por supuesto que se dio. Por supuesto que el propio presidente Uribe quiso negociar (…) No se le olvide que por más de un año Uribe estuvo negociando con el ELN en Cuba. Por eso nadie entiende que después dijera que con terroristas no se puede negociar.”

José Obdulio Gaviria y Hugo Chávez sostuvieron una estrecha amistad que nunca acabó

La entrevista con el diario español anuncia más cosas nuevas que Santos cuenta en su libro. Por ejemplo, la petición de José Obdulio Gaviria de hacer seguimientos a la fariana Piedad Córdoba:

“Un día, José Obdulio [Gaviria, asesor de Uribe, por entonces presidente] me llamó por la línea directa de Presidencia -el llamado falcon- y me pidió, como lo más normal, que interceptara las comunicaciones de la senadora liberal –cercana a Hugo Chávez– Piedad Córdoba. Me negué rotundamente, le pedí que nunca me hiciera ese tipo de solicitudes, y jamás me volvió a repetir la petición. Tal vez fue por eso que usaron el DAS y no la inteligencia militar para las chuzadas [escuchas ilegales] que luego saldrían a la luz.

“En febrero de 2009, la revista Semana publicó extensas informaciones sobre cómo el DAS, siglas del aparentemente muy prosaico Departamento Administrativo de Seguridad, había grabado de forma ilegal a líderes opositores, periodistas o magistrados. Varios altos funcionarios fueron detenidos y posteriormente condenados. En 2011, Santos disolvió el DAS.”

Todos se confabularon para acabar con el DAS

Lo que no cuenta Santos es que la decisión de acabar con el DAS venía desde el gobierno de Uribe, como una medida exigida por el Partido Comunista, ya que este organismo tenía, desde hacía varios años, todo un dossier sobre las actividades terroristas de los comunistas, sus relaciones con el terrorismo internacional, su papel en la creación de los grupos guerrilleros, su paso al narcotráfico, los nombres de las personas que, disfrazados de civiles, eran reconocidos políticos, congresistas, ministros, etc. Por tener esa información, el DAS tenía las horas contadas desde el gobierno de Uribe, como él mismo lo manifestó en repetidas ocasiones.

¿La razón? El DAS había acumulado mucha documentación de miembros de las bandas terroristas que, incluso desde las mismas entrañas del gobierno de Uribe, usaban todo el poder estatal para destrozar sus contrincantes, también de izquierda pero combatientes en otros grupúsculos de tendencia stalinista.

José Miguel Narváez, un chivo expiatorio por el tema del DAS

Un tema sensible de esta entrevista, es el hecho de que Juan Manuel Santos está narrando, como si nada, una conducta punible, contemplada en el Código de Procedimiento Penal. José Obdulio Gaviria, siendo asesor presidencial lo insta a cometer un delito; eso se llama “Constreñimiento para delinquir”, o “Instigación al delito”.

Pero lo que hace Santos es también un delito:

“ARTÍCULO 417- Abuso de autoridad por omisión de denuncia. El servidor público que teniendo conocimiento de la comisión de una conducta punible cuya averiguación deba adelantarse de oficio, no dé cuenta a la autoridad, incurrirá en multa y pérdida del empleo o cargo público.”

José Obdulio Gaviria fue mentor de la elección de Juan Manuel Santos y también de la de Iván Duque

Sea cual fuere la razón por la cual José Obdulio Gaviria instó a Santos a usar la inteligencia militar para seguir a Piedad Córdoba, siendo tan amiga de él y de Uribe, yo intuyo que fue para tender una trampa a los militares y, así, poder acusarlos de “Falsos Positivos” y tener la excusa perfecta para encarcelar a luchadores anticomunistas, un propósito que se cumplió en el gobierno de Uribe, con Santos, Sergio Jaramillo y el General Fredy Padilla de León de cómplices.

Pero entendemos que así actúan los bandidos que están en el poder. Entre ellos hacen toda clase de suciedades seguros de que la justicia no los alcanza.

Everth Bustamante, Ernesto Yamhure y José Obdulio Gaviria

El libro de Juan Manuel Santos hay que leerlo a beneficio de inventario. Pero, con seguridad, contará muchos secretos que ayudarán a muchos a completar las piezas del rompecabezas que les hacen falta.

Por otro lado, y como adelanto a nuestros lectores, desde esta trinchera estoy preparando un libro sobre el proceso de paz. Libro que contiene las cosas, todas documentadas, que ni Santos, ni Uribe, ni los Castro, ni los grupos terroristas internacionales, ni ningún bandido se atreverán a contar jamás.

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