¿DE VERDAD URIBE ESTÁ MAL ACONSEJADO? O ES QUE NOS VIO LA BOBERA
¿Y nuestros “líderes de derecha” dónde están? Ahí, esperando cobardemente un pedacito del presupuesto nacional, alabando día y noche a Uribe como el salvador de la democracia, como el semidios cuyos designios ningún mortal puede comprender
¿De verdad Uribe está mal aconsejado? O nos vio la bobera…
¿Y nuestros “líderes de derecha” dónde están? Ahí, esperando cobardemente un pedacito del presupuesto nacional, alabando día y noche a Uribe como el salvador de la democracia, como el semidios cuyos designios ningún mortal puede comprender
Por Ricardo Puentes Melo
Noviembre 20 de 2018
@ricardopuentesm
He repasado muchísimas veces cómo llegué a la conclusión de que Álvaro Uribe era un hombre de derecha. Él jamás afirmó serlo, nunca hablaba de la lucha contra el comunismo (excepto en el programa radial de Fernando Londoño), defendía la social democracia, pregonaba el “Estado Comunitario” (una concepción marxista que impulsó Hugo Chávez y que guía a Podemos en España), iba a parrandas vallenatas con Chávez, cuyo anfitrión era Araujo, familiar del narcoterrorista “Simón Trinidad”, casta de bandidos, nombró al tirano venezolano como “mediador de paz”, junto a Piedad Córdoba (ambos amigos suyos), había invitado a Fidel Castro a su posesión presidencial… En fin..
Releyendo algunos de mis papers y borradores viejos, de la época en que Uribe hacía su primera presidencia, nunca dejó de sorprenderme el meteórico despegue en las encuestas debido a su negativa de reunirse con las FARC en el Caguán, a donde fue todo el mundo a bajarse los pantalones antes esos criminales. Su padre, el hacendado Uribe Sierra, había sido asesinado por las FARC en un intento de secuestro, y Álvaro Uribe no iba a sentarse a dialogar con los verdugos de su progenitor. Tal vez eso fue lo que desató la leyenda de que Uribe era de derecha.
Esto se reforzó al nombrar a Fernando Londoño como su ministro, quien dirigió los más duros golpes al narcotráfico atacando sus finanzas. Londoño ayudó a darle enormidad a la figura de un Álvaro Uribe genial, “humanamente inexplicable”, un titán de derecha batiéndose como león contra la amenaza terrorista de las narcoguerrillas. Pero José Obdulio Gaviria, si duda alguna, ha sido el mayor propagandista de Uribe, el Montesinos de Uribe, su “siniestro asesor”, como dicen algunos.
Cuando conocí a José Obdulio, recuerdo que le hice cinco preguntas directas que me daban vueltas en la cabeza: Una, si él y Uribe habían sido beneficiarios de los dineros de su primo Pablo Escobar. Dos, si él y Uribe eran amigo de esa gente del M-19, y si no, cómo habían llegado al uribismo; tres, si él -José Obdulio seguía siendo marxista. Cuatro: cómo resultaron amigos de Hugo Chávez, y, la quinta: Si él conocía a Juan Manuel Santos antes de que llegara al gobierno de Uribe.
En todo me mintió. Juan Carlos Pastrana y su hermano, el expresidente Andrés, siempre han sostenido que José Obdulio no solo era primo de Pablo, sino su asesor y consejero jurídico. Roberto Escobar alias “el osito”, hermano y colaborador de Escobar, en su libro Mi Hermano Pablo reseñó lo siguiente: “Él solía visitarnos en La Catedral y Pablo le regalaba 10 ó 15 millones de pesos para sus gastos personales y políticos en Medellín”. También narra que en una visita a la cárcel, él le gritó: “ Oíste, José Obdulio, cuando subías a La Catedral a que mi hermano te diera plata, ahí si eras primo. Pero ya no”.
A la pregunta de por qué tanto bandido del M19 en el uribismo, Obdulio me dijo: “Ahhh, no. Yo no conozco a esa gente. A mí me los presentó Fernando (Alameda), y pues vos sabés que yo confío mucho en él”. La verdad es que José Obdulio era compañero de ellos desde siempre. Obdulio militó en el Partido Comunista Marxista-Leninista (PCML), un satélite del Partido Comunista de la línea maoísta. Apoyó al EPL, que era el brazo armado del PCML, fue asesor de la ANUC, sacó de la cárcel, junto con Jaime Jaramillo Panesso, a varios terroristas del EPL, bajo el manto del Comité de Defensa de Presos Políticos, de “Ruptura”, otro grupúsculo comunista.
Según León Valencia y Gustavo Petro en entrevistas dadas a Caracol Radio, en el 2009, frente a una declaración de Uribe donde los retaba a hablar de sus cómplices en la política, ellos manifestaron que uno de sus cómplices políticos era José Obdulio Gaviria, en esa época -dijeron- miliciano clandestino del PCML y el EPL. Petro fue más allá y confesó que José Obdulio Gaviria perteneció al movimiento Firmes, movimiento político de izquierda que pretendía actuar en la legalidad, pero al cual pertenecían importantes dirigentes del M -19.
Eso es cierto. El mismo Enrique Santos, de los fundadores del M19, cuenta, en el libro “M19, un testimonio histórico”:
“Años más tarde, Bateman impulsó, en unión con la revista Alternativa y numerosas personalidades democráticas (algunas de las cuales no estaban muy al tanto de ese patrocinio), el movimiento Firmes, que confirmaba su convicción de que toda lucha armada debía tener una proyección amplia, legal y cívica.” (P.200)
EL movimiento Firmes, impulsado por el cabecilla del M19, financiado por Castro, puso a Gerardo Molina -otro hampón intelectual- a dirigirlo. Los lazos que atan, pues, a José Obdulio con los terroristas del EPL, PCML y M19, son inocultables. Otra mentira.
Aquí empezamos a desenredar la madeja de engaños, y encontramos explicación a los motivos por los cuáles Álvaro Uribe, siendo senador de la República, fue el encargado de la ponencia para el indulto definitivo al M19. A pesar de que ahora dice que eso fue “un error histórico” que cometió de buena fe, eso no es verdad.
Álvaro Uribe militó siempre en el ala izquierdista del Partido Liberal, y perteneció -de alguna manera- al movimiento FIRMES, creado por el M19 y la dictadura cubana. Cuenta María Mercedes Araujo, en el libro de Maureen Maya, “La Oligarca Rebelde”, lo siguiente:
“A principios de los años ochentas, en la sede de campaña de Firmes, el maestro Gerardo Molina me presentó a Álvaro Uribe Vélez
“-María Mercedes, te presento a Álvaro Uribe, el futuro de la izquierda democrática en Colombia- dijo notablemente emocionado (…) En ese momento me desempeñaba como jefe de campaña para las elecciones presidenciales de 1982; siempre se dijo que el mejor candidato era el maestro Molina por sus dotes intelectuales, transparencia e ideas progresistas, sin embargo, no teníamos mayor opción de triunfo y desde el comienzo lo supimos; aunque Firmes se había constituido en la primera y más importante coalición de la izquierda en Colombia, el maestro estaba próximo a cumplir los 80 años y era visto como un anciano que no podría resistir semejante presión, además muchos aseguraban que un hombre tan lúcido, ético y decente difícilmente podría desenvolverse en un cargo semejante.
A principios de los años ochentas, en la sede de campaña de Firmes, el maestro Gerardo Molina me presentó a Álvaro Uribe Vélez -María Mercedes, te presento a Álvaro Uribe, el futuro de la izquierda democrática en Colombia- dijo notablemente emocionado
“Finalmente, el triunfo lo obtuvo el candidato conservador Belisario Betancur, a quién de inmediato el maestro le dio su apoyo. Como muchos otros colombianos, creyó en su buena fe y en su propuesta de paz, y dos años después Molina hizo parte de la Comisión de Paz, Diálogo y Verificación de ese gobierno. No sé si era por ingenuidad o exceso de confianza, pero el maestro Molina tenía sus esperanzas puestas en el gobierno de Betancur y realmente creía que Uribe podría llegar a ser su sucesor. Sin duda era un joven notable, estudioso y agudo, pero no me causó mayor impresión, lo vi como un niño bien puestecito, con cara de cura y con dotes para la política, pero no me despertó confianza ni simpatía. Sin embargo, no podía desestimarse la percepción que el Maestro tenía de él; Molina estaba convencido de que este muchachito, que hacía parte del ala izquierda del partido liberal, sería el futuro para Colombia; de hecho lo fue, pero jamás como el Maestro se lo imaginó.”
Es de resaltar varias cosas acá. Si bien es evidente la antipatía de la Araujo hacia Uribe, Gerardo Molina no se equivocó en nada. Uribe llegó a encarnar ese futuro de la izquierda “democrática” que ahora estamos sufriendo en manos de Santos y Duque.
Gerardo Molina, como parte de los bandidos marxistas, no tuvo reparo en apoyar a Uribe, y a Belisario Betancur, quien resultó ganador gracias al apoyo de esa coalición de criminales comunistas que era FIRMES. Por eso es que Belisario indulta a los narcoterroristas de FARC, EPL, y todo los del M19 ¡Obvio, si fue elegido para eso!
Luego, en plenos diálogos de paz, el M19 asalta el Palacio de Justicia, asesina magistrados y otros civiles. Cuando llega Gaviria al poder, apoyado por el M19, prosigue con el indulto. Pero, en 1992, una valiente juez, que fue obligada al ostracismo, dictó medida de aseguramiento a los bandidos cabecillas del M-19, recordando que entre los delitos indultados y amnistiados había algunos de lesa humanidad. Ella se basó en que La Ley de indulto, firmada en 1989 por Virgilio Barco, excluía del perdón para los delitos de lesa humanidad (delitos atroces). Y por eso llamó a juicio a 26 criminales del M19, entre ellos a Antonio Navarro y a otros que eran compañeros de Uribe en el Senado.
De inmediato, el entonces senador Álvaro Uribe Vélez, junto a su asesor, José Obdulio Gaviria (ambos unidos por FIRMES, creado por el comandante del M19), el 20 de mayo de ese 1992, promovieron el indulto total para sus compañeros de FIRMES.
Junto al entonces ministro de Gobierno, Humberto de la Calle, el ministro de Justicia, Fernando Carrillo “el camarero de Pablo Escobar, capo financiador del M19, y hoy Procurador General elegido gracias a la acción de Iván Duque y la bancada del CD, otros senadores y políticos de esa guerrilla, sacaron ese proyecto adelante en menos de una semana. Uribe, firmó como coautor y adujo:
“Desígnese por la mesa directiva una comisión accidental, con representación de todas las fuerzas políticas, la cual buscará un acuerdo con el Gobierno para tramitar con celeridad un instrumento jurídico que haga claridad en el sentido que la amnistía y el indulto aplicados al proceso de paz incluyen aquellos delitos tipificados en el holocausto de la Corte, a fin de que no subsistan dudas sobre el perdón total en favor de quienes se han reintegrado a la vida constitucional”.
Así, gracias al contubernio, se salvaron de la justicia Antonio Navarro Wolff, Germán Rojas Niño, Marco Antonio Chalita, Otty Patiño y Rosemberg Pabón; Vera Grave, Éverth Bustamante, Ramiro Lucio, Gustavo Petro, Clara Elena Enciso, María Rosalba Vásquez, Jaime Navarro Wolff y Carlos Alonso Lucio.
Casi todos llegaron a apoyar a la presidencia a Álvaro Uribe.
Yo, hoy día, creo que Álvaro Uribe jamás abandonó su ideología de izquierda. Combatió a las FARC, y dio de baja a los cabecillas responsables del asesinato de su padre, pero, al mismo tiempo, nunca dejó de pregonar el indulto para las FARC y la necesidad de hacer una Constituyente que les garantizara los indultos a esos criminales. Igual que lo sigue haciendo hoy.
La izquierda, que antes acompañó a Uribe en su candidatura a la presidencia, no estuvo de acuerdo en que él le diera plomo a las FARC. Siempre le criticaron ese hecho como lo que era: solo una venganza personal. Por eso se le apartaron, considerándose traicionados, como lo declaró también la “oligarca rebelde”. Por eso la ojeriza contra José Obdulio Gaviria, bien entroncado con el financiador del terrorismo, su primo Pablo, y con las bandas terroristas que ese sádico financió.
La izquierda, a la que pertenecían José Obdulio y el mismo Uribe, no les perdonaron esa traición. Por eso es que las FARC, tarde o temprano, cumplirán su promesa de asesinar a Uribe o enviarlo a la cárcel.
Por eso los discursos elogiosos de Álvaro Uribe hacia Fidel Castro, llamándolo adalid de la paz. Por eso los viajes a escondidas de José Obdulio a Cuba, a la Venezuela de Chávez y a la comunista China.
Así que esa fue otra mentira de José Obdulio. La verdad es que él y Álvaro Uribe fueron del mismo equipo con la gente del M19, en lo que llamaron FIRMES.
Ahora entiendo bien por qué los discursos de Uribe loando a ese bandido de Molina y a Carlos Gaviria. Ahora entiendo por qué Fernando Alameda no cesaba de decirme que Álvaro Uribe estaba siguiendo las ideas de Francisco Mosquera, otro bandido del tenebroso MOEC y MOIR. Ahora entiendo por qué en la reunión fundacional del CD (luego de las elecciones para congreso), en el Centro de Convenciones Jiménez de Quesada, no me invitaron a una reunión del CPPC que se dio seguidamente. Allí, cuando llegué de pura casualidad, me encontré a todo el MOIR y FIRMES reunidos. Recuerdo que comenté jocosamente que eso parecía más un aquelarre de mamertos que una reunión de derecha. A Alameda no le cayó bien verme allí, a pesar de que yo era miembro de la junta directiva del CPPC. José Obdulio, ya electo senador, casi ni me saluda. Estaba abrazando emocionado a toda esa gente del MOIR, Polo Democrático, FIRMES, etc., que yo jamás había visto en mi vida (excepto a Carlos Valverde, otro de los del círculo del M19).
Esa vez, tuve la primera bofetada. Luego de que me relevaran de mi nombramiento en la Junta Directiva y me reemplazaran por uno de los del MOIR, José Obdulio se despachó en un discurso donde ensalzaba a los bandidos Gerardo Molina y Francisco Mosquera, mientras la pequeña turba de mamertos lo aplaudía a rabiar. Dijo: “Si ser marxista es luchar por los ideales democráticos de Molina y Mosquera, que defiende Álvaro Uribe Vélez, pues sí.. ¡Soy orgullosamente marxista!”
El discurso me dejó aturdido. Unos pocos días después, Alameda me citó al restaurante “El Virrey”, en el Hotel Tequendama, para hablarme de unas condiciones que yo debía cumplir si quería ser parte de la UTL del Centro Democrático. Recuerdo que llegué media hora antes y alcancé a encontrar allí a la compañera de Francisco Mosquera y varios de sus más cercanos familiares y co militantes. Me saludaron de mala gana. Ya me conocían pero yo a ellos no. Llegué justo para encontrar en esa camaradería a Paloma Valencia y a Alfredo Rangel.
Alameda me dijo que José Obdulio estaba temeroso de que yo no pudiera ser controlado, ya que como parte de la UTL no podía hacer lo mismo que hacía como periodista. No comprendí muy bien el alcance de esas advertencias y le dije a Fernando que obviamente yo iba a ser mucho más prudente usando mi Twitter.
Pero no era lo que ellos querían. En menos de un mes sucedió lo que ya he narrado. José Obdulio le dio la orden a Rangel y Alameda de que me sacaran de la UTL, sin importar que mis hijos ya estaban en Estados Unidos y dependían de mis ingresos para vivir. Me lo dijeron de frente. No les gustaba que yo publicara cosas contra Andrés Villamizar y los hermanos Galán. Todos ellos, también relacionados con FARC, ELN y hasta M19, el mismo combito de FIRMES, JUCO, MOIR, etc.
Álvaro Uribe me dijo ese mismo día: “Vamos a arreglar eso, doctor Ricardo”.
Le dije muy claramente: Presidente, le ruego que me hable con total franqueza. Yo quiero aspirar al Concejo de Bogotá. A pesar de que José Obdulio me traicionó por defender a los Galán, que lo atacan a usted, yo quiero tener la oportunidad de ganarme en debate un puesto en la lista. Conozco muy bien la ciudad y su problemática, y he trabajado en varias localidades haciendo labor social. Sé que puedo ganarme un buen puesto, en debates, en esa lista que será cerrada. Pero dígame, presidente Uribe, si tendré esa oportunidad o van a escoger esa lista a dedo.”
Uribe me dijo, textualmente: “No se preocupe, Dr. Ricardo, que usted tendrá todas las garantías en este proceso, que será muy democrático”.
Le dije: Perfecto, señor Presidente. Me la voy a jugar. Me quedo acá en Colombia, sin trabajo y sin apoyo de nadie, pero con su palabra me basta.
Pero resultó una falsa promesa de Uribe.
Al siguiente año, ya en enero, los rumores de que Francisco Santos estaba encargado de hacer la lista al Concejo, y que estaba llena de gente del Polo Democrático, JUCO, Cambio Radical y Partido Liberal, que habían aterrizado allí a última hora, me llevaron a hablar con el ex vicepresidente.
Él fue mucho más sincero: “Le voy a hacer franco, Ricardo. A mí me duele y no entiendo por qué José Obdulio, la esposa del coronel Plazas y hasta la Cabal le han dado la espalda. Pero yo tengo decidida esa lista y le voy a decir algo para que no lo agarre de sorpresa. Voy a traer a encabezarla a Ángela Garzón, la hija de Angelino…”
Yo le dije: “Pero, qué pasa, Dr. Pacho…. ¿La hija del comunista Angelino, la también comunista Ángela? ¡Y los otros del Polo…! ¿Qué pasa aquí..?”
El me contestó con una franqueza que admiré: “Angelino es mi amigo del alma y con el presidente Uribe y él acordamos hacer esta alianza con los sectores democráticos de la izquierda. Yo puedo ofrecerle a usted el puesto 15 en la lista, si quiere.”
“No, Dr Pacho -le contesté- usted sabe que no saldrán más de cinco concejales electos. Pensé que esta puja de verdad iba a ser un proceso democrático, como me lo prometió personalmente el presidente Uribe..”
-“Lo siento mucho, Ricardo… Usted ha sufrido y batallado por esta causa, y cuenta con mi admiración. Siempre le he dicho que usted es el kamikaze del periodismo.. pero no voy a prometerle lo que no puedo cumplir.”
Le agradecí y salí de su oficina totalmente destrozado. Me dolía la traición de quienes consideraba mis amigos. Me sentí engañado. Poco después, me enteré de que estaba llamado a juicio en el montaje que me había preparado la tenebrosa fiscal Angela María Buitrago, apoyada por la no menos oscura Fiscal General Viviane Aleyda Morales (hoy embajadora en Francia nombrada por Uribe y Duque), y se publicó en la prensa que la Corte Suprema de Justicia tenía un mamotreto donde se me acusaba, junto al General Rito Alejo del Río, de planear un golpe de Estado contra el gobierno de Santos.
Y decidí salir del país, empobrecido, traicionado y perseguido.
Con todo, siempre sostuve que Álvaro Uribe Vélez ayudaba a la izquierda y había destrozado al Ejército quitándole el Fuero Militar, entregándolo en manos de la Justicia dirigida por los bandidos de FARC, ELN, EPL, M19, que ayudaron a formar FIRMES, porque estaba mal asesorado.
Siempre creí firmemente que Uribe no era capaz de hacer las cosas que hizo, beneficiando a la izquierda y dándole la espalda a sus amigos, como Rito Alejo del Río, Pedro Juan Moreno, Andrés Felipe Arias, Fernando Londoño, sino por culpa de su ingenuidad y los malos asesores.
Cuando José Obdulio fingía ser mi amigo me explicaba que, efectivamente, Uribe tenía asesores perversos (aunque no decía quiénes), y yo le creía. Hoy entiendo perfectamente que Obdulio mismo es uno de esos perversos, y que Álvaro Uribe controla todo lo que sucede. Él no ha sido nunca engañado. No es cierto que le hayan “conocido la bobera”. Los bobos fuimos nosotros. “Le digo una cosa para que se baje de la nube -me dijo Luigi Echeverri cuando reclamé por el apoyo de Duque a Fernando Carrillo- Uribe no solo sabe todo sino que es quien da las órdenes.”
Lo que el Foro de Sao Paulo planeó en 1997 para Colombia, mediante la figura de la Fundación Buen Gobierno, ha seguido al pie de la letra todo el libreto. José Obdulio formaba parte de ese proyecto y por eso llevaron a Santos hasta la presidencia.
La pelea de la izquierda con Uribe no es porque él sea de derecha, sino porque le dio plomo a quienes mataron a su padre, sin importarle que los asesinos fueran de las cercanías ideológicas de su tutor Gerardo Molina.
La pelea de Uribe con Santos no es porque éste haya traicionado las políticas de Uribe. En realidad, las continuó. Prosiguió con el proyecto de Uribe de dialogar con FARC y ELN, pero le quitó el protagonismo a su mentor y se adueñó del proceso. Además, no le dio ninguna cuota burocrática al uribismo, excepto Rafael Guarín (también del “ala izquierdista” del Partido Liberal, igual que Duque, igual que Serpa-ELN, Gerardo Molina, Uribe) y otros pocos.
La designación, contra toda razón y argumentos, de Iván Duque, para ungirlo como presidente, también forma parte de ese proceso tramado en 1997. Duque se formó al lado de Santos en la Fundación Buen Gobierno. Duque siempre fue el candidato de la izquierda (incluidas las FARC). Uribe y Santos no solo le hicieron conejo a la voluntad del pueblo colombiano que votó NO en el plebiscito, sino que acordaron la designación de Duque como sucesor que sellaría el pacto entre ellos, el Gran Consenso por la Paz que se viene planeando desde hace décadas y que están logrando ante los mismos ojos de los colombianos que aplauden como focas o quedan inermes y estupefactos ante las evidencias que aún no quieren encajar.
¿Y nuestros “líderes de derecha” dónde están? Ahí, esperando cobardemente un pedacito del presupuesto nacional, alabando día y noche a Uribe como el salvador de la democracia, como el semidios cuyos designios ningún mortal puede comprender.
Esa “derecha”, con todo su sanedrín de cobardes y acomodados, es la responsable de lo que está pasando en Colombia.
Y la secta de borregos, anestesiada por las arengas y confundida por las falsas peleas entre Duque y Santos, entre Duque y Uribe, y entre el Centro Democrático y el gobierno de Duque, no se ha percatado que ya les colocaron las narigueras y los llevan, como porcinos, al matadero, el mismo donde cayó Venezuela, de la misma manera que cayó Venezuela.
Yo no veo por ningún lado a ningún líder de derecha que rescate a Colombia de su destino. Solo veo gallinas y chulos que se postran en cuatro ante Uribe y Duque. Y, además, les llevan la vaselina.
No hay líderes de derecha. Solo cobardes.
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