EL HIJO DE IVÁN DUQUE Y EL BARRIL DE LOS PUERCOS
Iván Duque, un bribón a quien Uribe pretende imponernos disfrazándolo de hombre pulcro, honesto, decente, cuando lo único cierto es que Iván Duque, al igual que su padrino Juan Manuel Santos, solo es movido por sus propias y enfermizas ambiciones personales. Y, al igual que Santos, solo tiene una estrategia para sacar adelante esas ambiciones enfermizas: La traición o el barril de los puercos
El hijo de Iván Duque y el barril de los puercos
Iván Duque, un bribón a quien Uribe pretende imponernos disfrazándolo de hombre pulcro, honesto, decente, cuando lo único cierto es que Iván Duque, al igual que su padrino Juan Manuel Santos, solo es movido por sus propias y enfermizas ambiciones personales. Y, al igual que Santos, solo tiene una estrategia para sacar adelante esas ambiciones enfermizas: La traición o el barril de los puercos
Por Ricardo Puentes Melo
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
Febrero 28 de 2018
Da tristeza ver cómo hasta el expresidente Uribe trata de vender la imagen de Iván Duque Márquez como un hombre decente, pulcro, hecho a pulso, que ha ganado sus puestos gracias a sus capacidades, inteligencia y esfuerzo.
Pues no. Sin dejar de reconocer que Iván Duque Márquez es un hombre inteligente, no podemos aceptar que se manipule a los ingenuos con la sarta de mentiras alrededor de la figura mantequillosa de Duque.
Desde siempre, a Iván Duque Márquez se le conoció como “el hijo del Dr. Iván Duque”, refiriéndose a Iván Duque Escobar, ministro de Minas durante el gobierno de Betancur, y uno de los mayores responsables de la tragedia de Armero. Duque Escobar se negó a tomar medidas para prevenir la situación y aseguró que los llamados que anunciaban la tragedia del volcán eran “dramatismo extremo”. “El ministro Duque Escobar, me dijo simple y llanamente que yo era ‘apocalíptico’ y ‘dramático’ por decir que podía ocurrir una tragedia.
“Posteriormente, días antes de la avalancha, yo tuve oportunidad de solicitarle al ministro que pusiera unas alarmas, él me contestó que eran exageradamente costosas porque valían alrededor de US$ 2.000. Yo le sugerí que vendiera algunos de los automóviles del Ministerio, pero lo tomó como un buen chiste o un llamado de atención que le estaba haciendo, y las cosas no fueron atendidas hasta que se produjo la catástrofe” aseguró en su momento Hernando Arango Monedero, exrepresentante a la Cámara por Caldas.
Duque Escobar no fue solo ministro de Betancur. Anteriormente había sido gobernador de Antioquia designado por Julio César Turbay Ayala, y luego sería Registrador Nacional durante el gobierno de Andrés Pastrana, con varias controversias por presuntos fraudes electorales, que no vamos a ampliar acá.
Lo cierto es que Iván Duque Escobar, aún antes de que su hijo se graduara de la Sergio Arboleda, con una alabanza sobre la condena de militares “fascistas” hondureños por la “tortura y desaparición” de un terrorista, ya usaba todas sus influencias para colocar bien a su muchacho. Siendo tesorero del Partido Liberal, Duque Escobar estuvo metido en escándalos y fue allí que, también, nació la amistad entre Roberto Prieto y los dos Ivanes, padre e hijo. Roberto Prieto Uribe y a Iván Duque Márquez siempre fueron conocidos por ser los “hijos de” (Luis Prieto Ocampo e Iván Duque Escobar). No tenían otras credenciales para mostrar.
Cosa curiosa, Roberto Prieto e Iván Duque Márquez pertenecían a la Fundación Buen Gobierno, creada y dirigida por Juan Manuel Santos para instaurar el socialismo del Siglo XXI en Colombia, bajo el eufemístico nombre de “Tercera Vía”. Esta Fundación, como ya lo hemos mencionado en otros artículos, y como lo ampliaremos en otro, fue la encargada de allanar el camino para despejar el Caguán, por órdenes de Fidel Castro, y preparar a Colombia para lo que estamos viviendo hoy: La entrega del país a las FARC.
Roberto Prieto tenía a su cargo la contratación de la pauta radial del Partido Liberal, y durante su gestión se refundieron muchísimas pautas que fueron pagadas pero que jamás salieron al aire. Un fraude que callaron para evitar el escándalo.
Pocos recuerdan que Andrés Pastrana intentó revocar el congreso cuando se dio cuenta de la podredumbre y la cantidad de congresistas a sueldo de la mafia que legislaban a favor de ella. Fue el actual presidente Juan Manuel Santos quien, en ese año 2000 coordinó a todos los llamados “lentejos” liberales para crear un frente unido que evitaría la revocación y, por supuesto, aumentara la dosis de mermelada para el corrupto ente. Montó la oposición a Pastrana y, luego, fue a negociar con éste el apaciguamiento de los congresistas.
Juan Manuel Santos quería ser nombrado embajador en Washington pero Pastrana se negó a ello. Cuando Pastrana sale con la propuesta de revocar el congreso, Horacio Serpa inicia una avanzada para, a su vez, revocar el mandato de Andrés Pastrana. Juan Camilo Restrepo, aliado de las FARC, era el ministro de Hacienda pero no tenía apoyo parlamentario. Por ello, Pastrana decide nombrar en su reemplazo a Juan Manuel Santos, esperando que él pudiera conjurar la crisis en el Congreso. Ignoraba, tal vez, que quien precisamente había originado y manipulado esa crisis había sido el mismo Santos.
Para cumplirle la promesa de mermelada al infecto congreso, ya posesionado como Ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos nombra a Ezequiel Lenis Ramírez como Director Nacional de Presupuesto, y crean los tristemente famosos “cupos indicativos”, que no era otra cosa que la repartición de maletines llenos de millones de dólares a los congresistas amigos, bajo la excusa legal de los tales cupos. Santos preparaba, de esta manera, al congreso para el cumplimiento de la meta de Castro, que era legitimar los diálogos de paz con los terroristas de las FARC.
Adivinen quién fue el encargado de darle el disfraz de legalidad a ese robo al presupuesto nacional, los llamados “cupos indicativos”.
Sí, señores. Fue Iván Duque Márquez, un mozalbete tan inteligentón como torcido. Su jefe en la Fundación Buen Gobierno, Juan Manuel Santos, se lo llevó para el ministerio de Hacienda y allí Duque pidió oficina al lado de la del jefe Ezequiel Lenis. Duque siempre ha sido trepador, igual que su padre, y ese orgullo mal habido es lo que ha dirigido la mayor parte de su trayectoria pública y privada.
La estrategia que planteó Duque para el blanqueo de estos dineros fue simple: Para darle una idea de transparencia, había que subirlos a la red. Inteligente trampa ya que en esa época no había una cobertura como la de hoy, y la internet solo estaba siendo utilizada por un pequeñísimo grupo en el mundo que, en su mayoría tenía objetivos puramente académicos.
Así, bajo el pomposo título del proyecto “Implantación de plataforma digital para la transparencia en proyectos”, al mes de haberse posesionado como ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos, Ezequiel Lenis e Iván Duque Márquez logran que Andrés Pastrana emita la directriz presidencial No. 2 del año 2000, necesaria para el robo descomunal que se desataría de inmediato.
El nombre que se le dio a este atraco al presupuesto nacional, lo dijo Santos en su momento, celebrando con Duque y Lenis el logro, fue “el barril de los puercos”, que es el mote con que se bautizó en los Estados del Sur de Norteamérica a los toneles en los que se almacenaba la carne de cerdo que comían los esclavos. En la época moderna, éste es el nombre que se le da a los recursos y fondos del presupuesto que se conceden a congresistas corruptos fingiendo financiar proyectos regionales pero que en realidad son sobornos para aprobar iniciativas que proponga el gobierno de turno.
Así, “el barril de los puercos” fue propuesto por Juan Manuel Santos, aprobado por Andrés Pastrana, ejecutado por el mismo Santos y Ezequiel Lenis, y disfrazado de legalidad por Iván Duque Márquez.
Iván Márquez y su paso por el BID. Otra de las fábulas que han tejido alrededor de Duque, es que él se ganó un prestigioso puesto en el BID. Falso. Ni se lo ganó ni era un cargo de importancia. Fue el pago de Juan Manuel Santos por el fraude que le ayudó a hacer con ese “barril de los puercos”. La vacante en el BID llegó al ministerio de Hacienda y nadie, excepto Iván Duque, se interesó en ella. Se trataba de un cargo menor, de asistencia al equipo de Colombia en el BID. No se necesitaba experiencia ni mucha preparación. Aplica, como “hijo del Dr Iván Duque Escobar”, y se va sin problemas.
En el año 2002 José Obdulio Gaviria, amigo de Juan Manuel Santos y Enrique Santos (todos de esa izquierda agazapada), se reúne con ellos y Juan Manuel dice que ya es su turno de ser presidente de Colombia. Y deciden plantear la idea a Álvaro Uribe para que apoye eso. El primer encuentro entre Uribe y Santos, para hablar del tema, se produce en un avión. Lo organizaron Germán Cardona y José Obdulio Gaviria. Santos le cuenta a Uribe lo que hizo en el gobierno de Pastrana, le habla sobre el barril de los puercos, la participación de Duque y Lenis, y le dice al presidente que es imposible gobernar sin el apoyo del Congreso, y él -Santos- se encargará de unir a todos los liberales para apoyar su gobierno. Le advierte que esa idea de Uribe, de cerrar el congreso, no tendrá ningún futuro. Ese día, Uribe desiste de una de sus mayores promesas electorales: la revocatoria del Congreso, y Santos queda a bordo del uribismo.
Cuando Uribe es elegido presidente, Iván Duque en Washington, se pavoneaba por su pequeña oficina diciendo que el nuevo presidente “es amigo de mi papi”, cosa cierta ya que lo eran desde que Duque padre era gobernador. Decía que seguramente Álvaro Uribe lo nombraría ministro de Hacienda. Cosa que no se dio.
Muchos de los amigos de Duque desde esa época, recuerdan que Iván Duque Márquez admiraba profundamente a tres personas en su vida: Su padre, Gustavo Petro y Álvaro Uribe. Y luego, a Alán García
Cuando Fabio Echeverri convence a Álvaro Uribe de que nombre al inútil de su hijo, Luigi Echeverri, en alguna cosa, el presidente lo envía al BID. Allí, Luigi se encarga de promover a Duque. El BID ha sido utilizado para pagos de favores a ciertos cafres. Ahí han pasado Sergio Diaz Granados, Roberto Prieto, Echeverri, Duque.
La familia de Duque. Como ya lo dijimos, Iván Duque Márquez es hijo del fallecido Iván Duque Escobar y Juliana Márquez. Su hermano Andrés es un diplomático nombrado a dedo por Juan Manuel Santos ya que -al igual que toda la familia- es de la cuerda de los Santos- . Su medio hermana es María Paula Duque Samper, esposa del periodista que apoya los acuerdos con las FARC, Néstor Morales. Maria Paula es hija de Iván Duque Escobar y Claudia Samper Mejía (del círculo de amigas especiales de “tutina”, la esposa de Santos”), y ella misma una firme apoyadora del proceso con las FARC, cercana a la familia Santos y prima de Maria Emma Mejía (también samperista y profariana).
Iván Duque vivía diciendo entre sus amigos que si su hermana había tenido puestos importantes, solo por las influencias de Duque Escobar, él llegaría mínimo a ser ministro gracias a sus capacidades intelectuales.
Durante el gobierno de Uribe, Duque siguió cultivando su amistad con Juan Manuel Santos y Roberto Prieto, a quienes les enviaba cartas, les dedicaba libros, les pedía prologar los suyos, etc.
En la campaña de Juan Manuel Santos vrs Mockus, dos de los alfiles de Juan Manuel no estuvieron presentes: Juan Carlos Pinzón (estaba en estudios) e Iván Duque (estaba en el BID).
Cuando Juan Manuel Santos gana las elecciones, luego de haber sacado del camino a Andrés Felipe Arias, José Obdulio andaba dichoso haciendo nombramientos a diestra y siniestra, jurando que Santos lo nombraría ministro de algo. Pero eso no se dio. De ahí la inquina del primo de Pablo contra Santos.
Sergio Diaz Granados va a la oficina de Santos y le hace saber que Iván Duque le manda decir que ya está listo para regresar a Colombia y colocarse a su disposición. Juan Manuel Santos le regresa la razón: que puede nombrarlo viceministro de Sergio o de Rodrigo Rivera. Iván Duque monta en cólera. Su soberbia lo asfixia y dice que no, que un viceministerio no está a su nivel. Santos se encoge de hombros y nombra a otro del combito socialista como vice de Rodrigo Rivera: Rafael Guarín.
Entonces, Duque hace su movida maestra. Se le pega a Álvaro Uribe en su designación ante la ONU. Le pide a su padre, Iván Duque Escobar, que le haga la llamada de rigor a Uribe, y éste lo escoge como parte de la comisión. Y ahí el resto es historia. Se crea el nuevo partido Centro Democrático y, por amiguismo, Duque es llamado a formar parte de la lista pasando por encima de muchos guerreros que habían combatido al lado de Uribe. Le cayó todo fácil, como siempre, por ser “el hijo del Dr Iván Duque Escobar”, quien lo impuso a Raimundo y todo el mundo. Tanto que hoy en día es el candidato presidencial por el Centro Democrático.
Iván Duque y Alán García. Duque siempre ha asegurado que quien lo marcó ideológicamente, además de la corriente socialista del Partido Liberal, fue Alán García. Estando exiliado en Colombia, fue gran amigo de Iván Duque Escobar. Como miembro del APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana, Alan García inculcó en su discípulo Iván Duque el odio por el “imperio” americano y todos sus valores y creencias. Por ello la admiración de Duque hacia George Soros, Obama y Clinton y el odio hacia Donald Trump; por ello el apoyo a la ideología de género, la legalización de la droga, el lobby gay.
Alan García fue tutor de Iván Duque en temas de oratoria (hay mucho parecido entre ellos), estrategia electoral y publicitaria, etc.
En el segundo periodo presidencial de Alan Garcia, Duque ya estaba en el BID y fue en esa época durante la cual millones y millones de dólares fluyeron del BID hacia Perú.
Esa es, a grandes rasgos, la panorámica del espectro ideológico de Iván Duque Márquez. Un bribón a quien Uribe pretende imponernos disfrazándolo de hombre pulcro, honesto, decente.
Pero lo único cierto es que Iván Duque, al igual que su padrino Juan Manuel Santos, solo es movido por sus propias y enfermizas ambiciones personales. Y, al igual que Santos, solo tiene una estrategia para sacar adelante esas ambiciones enfermizas: La traición o el barril de los puercos.
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