LA FARSA DE LA OPERACIÓN BASTÓN DEL EJÉRCITO
5 años hace Ricardo Puentes MeloLos mayores golpes contra esta institución amada por los colombianos, los empezaron a asestar descaradamente Uribe Vélez y su ministro de Defensa Juan Manuel Santos; luego siguieron durante las presidencias de Santos y continúan en este gobierno uribista, seguidor del plan detallado en la Fundación Buen Gobierno y el Foro de Sao Paulo para entregar definitivamente el país en manos del comunismo abierto castrista.
Por Ricardo Puentes Melo
Mayo 24 de 2020
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
Algo muy raro, y muy peligroso, se ha estado tramando desde las oficinas de la Presidencia de la República, del comando del Ejército y de la dirección de la revista Semana. Y su fin es darle golpe de gracia al proceso que inició Álvaro Uribe Vélez cuando, desde su presidencia, dejó a los soldados sin fuero militar y los entregó en manos de un fiscal (propuesto y nombrado por Uribe) de izquierda, aliado de bandidos y enemigo declarado del Ejército. En este proceso, Uribe estuvo secundado por Juan Manuel Santos, quien, como su ministro de Defensa, dio inicio al tema de los falsos positivos -apoyado por Uribe- y destituyó a los mejores combatientes contra el narcoterrorismo al mismo tiempo que fue abriéndoles camilo a oficiales alineados ideológicamente al marxismo. En el tema de las acusaciones a los soldados sobre falsos positivos estuvieron de jueces bandidos desmovilizados del EPL, ELN, FARC y M-19, todos designados por Uribe para que trabajaran de la mano de Santos.
Muy extraño que la revista Semana, cuyos dueños son declarados enemigos del Ejército, y abiertamente amigos y aliados de Álvaro Uribe e Iván Duque (el antiguo dueño, Felipe López Caballero estuvo en la campaña de Uribe y fue su embajador en el reino Unido, y el actual dueño Gillinski ha sido aportante de las campañas de Duque y el Centro Democrático), estén revelando una información de un General del Ejército que, supuestamente, colaboró pasando mucha información sensible a las narcoguerrillas de las FARC.
Averiguamos con nuestras fuentes en Inteligencia y contrainteligencia del Ejército (reservamos su identidad por obvias razones) y nos dijeron los siguiente:
“Mire, señor periodista. Se sabe que el General mencionado por la Revista Semana -que no mencionan, dizque para proteger la investigación -¿Semana absteniéndose de revelar nombres de militares torcidos para proteger la verdad? Eso no lo cree nadie! – bueno… ese general es el general Murcia.. Al menos eso es lo que se comenta en Inteligencia y contrainteligencia. Según Semana, ese General era el que le pasada información a las FARC a cambio de dinero.”
Averiguamos con otras personas cercanas al general Murcia (con quien no hemos podido comunicarnos), y nos confirmaron que el General Murcia estuvo en la 8ª División, y de ahí los trasladan a la Dirección de Inteligencia y Contrainteligencia Militar Conjunta, que es el máximo órgano de la inteligencia militar. Eso sucedió en el año 2017. Lo curioso es que Murcia se retira a finales del 2017, por solicitud propia, arguyendo que se sentía enfermo y que, además, no le gustaba trabajar en Inteligencia, y que prefería las Operaciones.
Es el 2017. En ese año en que se retira Murcia, la Operación Bastón era absolutamente desconocida por Inteligencia y Contrainteligencia del Ejército. Eso nos lo confirmaron cuatro oficiales que estaban allí en ese año. Eso significa que Murcia no fue retirado como consecuencia de labores de inteligencia de una Operación que no existía en ese año.
En el 2017, la Operación Bastón era absolutamente desconocida por Inteligencia y Contrainteligencia del Ejército.
Otra cosa: ¿Si el general Mejía sabía -según asegura Semana– que este general era un infiltrado, y suponiendo que Bastón existía (que no existía) ¿Por qué lo envía a la Jefatura de Inteligencia y Contrainteligencia Militar Conjunta? Eso no cuadra.
¿Un primo de Timochenko en Inteligencia del Ejército?
Dejando en paz el nombre del General Murcia, y esperando que Semana confirme si se trata de él, hay un asunto mucho más serio, y más verídico, que esa Operación Bastón. Operación que, de haber existido, fue creada única y específicamente para perseguir militares que no estuvieran de acuerdo con el proceso de paz de La Habana.
Hablemos del Coronel Guillermo Londoño Arango. “Ese Coronel es primo hermano de Rodrigo Londoño Echeverry, alias ‘Timochenko’”, nos asegura una fuente de Inteligencia consultada. “Siempre se ha sabido eso, y desde Inteligencia y Contrainteligencia lo advertimos a los altos mandos y superiores, y nadie quiso hacer nada, ni nadie nos contestó sobre el particular.”
Durante varios días intentamos contactar al Coronel Londoño, ya en retiro, pero fue imposible esa labor. No existe casi nada de él. Pareciera que se hubieran dado a la tarea de borrar cualquier rastro suyo en las redes. Salvo un sitio en Ecuador (donde Londoño estuvo como agregado militar) no hay rastro reciente de él. Escribimos al Ejército Nacional y nos contestaron que se tardarían varios días en mirar si podían suministrarnos o no los datos de contacto de Londoño. Ya veremos
Entretanto, lo que pudimos averiguar del Coronel Guillermo Londoño, es que ingresó al Ejército en el año 1984, justo cuando Belisario Betancur, un socialista cercano a las guerrillas, es elegido presidente de la República.
En el año de 1982, durante la Séptima Conferencia de las FARC, se definió que en esta nueva etapa de los delincuentes, había que penetrar las Fuerzas Armadas, colocando oficiales comunistas con el fin de “atraer a una parte del Ejército, la Armada y la Aviación hacia la lucha popular”. Para el cabecilla terrorista, quienes se oponían a estos planes era un grupo de Generales dirigidos por Fernando Landazabal Reyes: Lema Henao, Hernando Hurtado, Rodríguez Botiva, Miguel Antonio Guerrero Paz y Forero Delgadillo. Marulanda Vélez aseguraba que estos generales estarían dispuestos a dar un golpe de Estado si Belisario Betancur cumplía su promesa de hacer una paz con impunidad con los narcoterroristas marxistas y entregarles el poder.
Por otro lado, dice Tirofijo en las conclusiones de la Séptima Conferencia de esos bandidos, que para contrarrestar el grupo de Landazabal las FARC cuentan con el general Nelson Mejía Henao, afín a los propósitos y objetivos marxistas. “Es que no todos los altos mandos son fascistas..”, dijo Tirofijo en 1982, rematando con las palabras que usaría 11 años después el sandinista Tomas Borge, miembro del FSP: “(el ejército) sólo sirve para dar golpes de Estado y para reprimir al pueblo.” (Ver Artículo acá)
Para el año 1984, el Mayor General Mejía Henao, de las entrañas de Tirofijo, era Procurador Delegado para las Fuerzas Militares, puesto ahí por el mismo Belisario Betancur para contrarrestar las ideas de los altos mandos considerados como de “derecha”. En esa purga se fue el General Landazabal, un fuerte contradictor de las conversaciones de paz con las FARC y el M19, entre otros. Luego vendría la ubicación de las fichas de Betancur para realizar sus diálogos de paz e indultos a los terroristas marxistas:
“(Se buscaba) disminuirle sus apoyos internos (a Matamoros), y por eso fueron dados de baja oficiales que como Jimmy Rocha y Bernardo Lema Henao, nunca se habían preciado de sostener posiciones moderadas. Simultáneamente se comenzó a promover a un grupo de oficiales, sensibilizados con el manejo de la política de paz del gobierno, que algunos denominan el “grupo antioqueño”. Generales como Nelson Mejía Henao (nombrado Procurador Delegado para las Fuerzas Armadas), Daniel García Echeverry (quien pasó de la Dirección de Instrucción y Entrenamiento del Ejército a la Comandancia de la Quinta Brigada) y Oscar Botero Restrepo (trasladado de la jefatura de la Casa Militar a la de Inspector General de las Fuerzas Armadas), comenzaron a ser ubicados estratégicamente, lo cual era indicativo de que se hallaba en curso una “política militar” del gobierno y, además, una profunda renovación generacional y de bloques. Betancur se apoyaba en “un medio de presión eficaz constituido por la manipulación de la tabla de ascensos. La promoción a un puesto de responsabilidad de un oficial que no posee el grado de mayor antigüedad, provoca una crisis que se termina con la dimisión de los oficiales que se sienten lesionados”, afirma un analista.” (ver artículo acá)
Sin duda alguna, de la amistad de Tirofijo con Belisario Betancur, y de Tirofijo con Mejía Henao, surgió la idea de colocar un alfil de las FARC en la Procuraduría delegada para las Fuerzas Armadas.
¿Entró también, siguiendo este lineamiento de las FARC y el gobierno de Betancur, Guillermo Londoño Arango a la Escuela de Cadetes a iniciar su carrera militar con el propósito claro de adoctrinar otros oficiales y, de paso, hacer inteligencia para los delincuentes? ¿Formó parte Londoño Arango de este grupillo de militares izquierdistas conocido como el “grupo antioqueño”, tan ‘antioqueño’ como los mismos Marulanda y Betancur?
Un dato de la mayor importancia hay en la vida militar de Guillermo Londoño Arango. Siendo alférez de Infantería, ascendido en el año 1987, cambió luego al arma de inteligencia. ¿Quién autorizó ese cambio? No se sabe aún, pero cambiar de arma, en esos años y ahora, era una labor impensable, imposible. Cuando alguien tiene el privilegio de que se le considere esa petición (tiene que tener una palanca importante), se le hace un estudio profundísimo de su hija de vida y la de sus familiares, primos, tíos, etc. ¿Por qué nadie objetó su parentesco con Timochenko, miembro del Estado Mayor de las FARC ratificado en ese famoso año 1982, de la Séptima Conferencia de los bandidos?
Durante la trayectoria en Inteligencia de Londoño Arango, ocurrieron los mayores descalabros al Ejército, golpes propinados por las FARC. La toma de Las Delicias (1996), La toma de Patascoy (1997), Masacre de El Billar (1998), Toma de Miraflores (1998), Toma en Mitú (1998), Masacre de Bojayá (2002), El secuestro múltiple en la asamblea del valle del cauca (2002), atentado al Club El Nogal (2003), Derribo de avioneta, y posterior secuestro de tres extranjeros Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell (2003), Toma de Granada (2004), Emboscada en Buenos Aires (Cauca) (2015)
En el año de 1998 ya se encontraba siendo condecorado, durante el gobierno de Ernesto Samper y la comandancia del Ejército siendo transferida de Mario Hugo Galán Rodríguez y Jorge Enrique Mora Rangel, por sus labores de Inteligencia. ¿Premiado pese a que ocurrieron los mayores golpes, precisamente a la Inteligencia del Ejército?
Guillermo Londoño Arango estuvo en los puestos claves en todos esos descalabros. El Ejército Nacional parecía un grupillo de incapaces. Las FARC siempre les “adivinaba” las operaciones al Ejército y les ganaba todo.
Todos recuerdan en Inteligencia la Operación Colombia, también conocida como Operación Casa Verde, en diciembre de 1990. Era una operación que se venía planeando y diseñando durante años. Cuando se produjo, fue un fracaso total. Las FARC los estaban esperando y jamás se sabrá exactamente cuántos soldados murieron masacrados en ese sitio.
Años después, Inteligencia del Ejército supo que las FARC, desde el mismo comienzo del diseño de la operación Casa Verde, tuvo conocimiento de la misma. “Siempre supimos que Álvaro Leyva les filtró esa información a los terroristas de las FARC. Y hoy en día nos preguntamos si el Coronel Londoño se la filtró a Leyva. Esa pregunta hay que responderla”, asegura otro oficial de Inteligencia consultado.
Durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, Londoño Arango ocupó los puestos más privilegiados en Inteligencia y Contrainteligencia. Fue nombrado en el 2003 Subdirector de la Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia militar Brigadier General Ricardo Charry Solano, donde se entrena a todos los hombres de inteligencia y contrainteligencia militar. ¿Con qué méritos? Ninguno, salvo el de haber tenido puestos claves durante los mayores golpes contra la Inteligencia Militar.
En el 2007 fue el 2, es decir, el responsable de inteligencia en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (Ninguna Operación tuvo éxito ahí en ese tiempo) En el 2008, fue Comandante de Contrainteligencia Militar, donde se origina todo el soporte operacional, con sede en Cali, cubriendo todo el sur del país, donde operan los Bloques de las FARC más fuertes en narcotráfico.
Y hay mucho más por hablar de este Coronel. Pero, por ahora, nos quedan muchas preguntas sin contestar.
¿Cómo fue posible que un primo, de nada más y nada menos que del cabecilla máximo de las FARC, haya sido oficial de Ejército y haya dirigido la Inteligencia y Contrainteligencia de la institución?
“Entre tantos y tantos computadores que decomisamos en los golpes a las FARC, nos dábamos cuenta de que tenían acceso a la mayoría de información de inteligencia del Ejército. En ese entonces no teníamos certeza de nada, pero se rumoraba sobre el primo de Timochenko. El gobierno de Uribe tenía conocimiento de estas sospechas, y nadie hizo nada”, apunta un suboficial de Inteligencia que accedió a hablar con nosotros. “Es más, amigo periodista, el Coronel Londoño hizo sus cosas para facilitar toda esa farsa de los Acuerdos de Ralito, entre Uribe y los paramilitares. Pregunte a cualquiera, pregunte al Dr Luis Carlos Restrepo..”
Si la Operación Bastón nació para detectar a quienes pasaban información a las FARC, ¿Por qué ni siquiera se menciona al Coronel Londoño, primo del máximo cabecilla de las FARC?
En el año 2015, durante el gobierno de Juan Manuel Santos, Londoño es enviado como agregado militar a Ecuador, donde el gobierno de Rafael Correa, aliado de las FARC, le rinde homenaje al Coronel Londoño.
En estos días hemos visto cómo se han llamado a calificar servicios a varios oficiales y suboficiales del Ejército, en el marco de los “resultados” de la Operación Bastón. La mayoría de estos militares no han tenido que ver nada con Inteligencia, la mayoría son simples chivos, monigotes usados como cortina de humo para tapar las suciedades que este gobierno está cometiendo contra el glorioso Ejército Nacional.
Los mayores golpes contra esta institución amada por los colombianos, los empezaron a asestar descaradamente Uribe Vélez y su ministro de Defensa Juan Manuel Santos; luego siguieron durante las presidencias de Santos y continúan en este gobierno uribista, seguidor del plan detallado en la Fundación Buen Gobierno y el Foro de Sao Paulo para entregar definitivamente el país en manos del comunismo abierto castrista.
Para ese propósito han contado con la participación de traidores inyectados en las venas del Ejército. Traidores convencidos ideológicamente, y traidores que se vendieron por unos “bonos del silencio”, o que metieron cobardemente el rabo entre las piernas callando y esperando pasar de agache. Cobardes.
Cobardes y traidores. Eso es lo que son.
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