LA OPERACIÓN JAQUE Y LA CRUZ ROJA. 10 AÑOS DESPUÉS

La Operación Jaque y la Cruz Roja. 10 años después

Mientras los terroristas han sido premiados con su libertad, dinero y curules en el Congreso, los militares que arriesgaron su vida para liberar a los secuestrados en la Operación Jaque, han sido perseguidos, vilipendiados, amenazados y deshonrados

Por Ricardo Puentes Melo
Julio 7 de 2018
@ricardopuentesm

Álvaro Uribe será recordado por ser el presidente que permitió al glorioso Ejército Nacional perseguir militarmente y vencer a las narcoguerrillas marxistas. Haciendo eso, le regresó la esperanza a Colombia.

Pero también será recordado por ser el autor de las mayores injusticias contra ese mismo Ejército. Les quitó el fuero militar y autorizó la persecución a los más valientes combatientes contra esas narcoguerrillas bajo el invento de los “falsos positivos”, empoderando y financiando con dineros públicos, mediante contratos, a las organizaciones de las bandas comunistas con fachadas de defensores de Derechos Humanos.

La Operación Jaque fue una operación legítima del Ejército colombiano. Eso no hay que dudarlo. Y tan cierto es esto, que no bien culminó con rotundo éxito, el comunismo internacional, usando todos sus medios de comunicación, intelectuales, analistas y demás, salieron a desvirtuar la legitimidad de Jaque inventando historias sobre presuntos sobornos a alias “Gafas” y “César” para que entregaran a los 15 secuestrados.

Tan legítima fue la operación, que de inmediato, se inició una persecución feroz en contra de los militares. Lo primero que usaron fue la acusación de que el Ejército había utilizado indebidamente una insignia de la Cruz Roja Internacional. Los medios del mundo desplegaron titulares denigrantes para las Fuerzas militares de Colombia, y trataron de extraviar la opinión pública por los vericuetos de sus razonamientos, insuflados por la izquierda, acerca de que usar una insignia de la Cruz Roja era mucho peor que lo que habían hecho las FARC teniendo secuestrados y encadenados como animales, durante más de 10 años, a varios de ellos.

En los días posteriores a Jaque, pues, los grandes medios hicieron un esfuerzo monumental para desprestigiar la operación. Las ONG, prensa y analistas del mundo comenzaron a hablar de engaño y señalaron que Colombia era culpable del delito de perfidia. Si bien, la CICR dijo en un principio que el incidente estaba superado, con el transcurso de los días vieron, como cercanos a la subversión que han sido, una excelente oportunidad para apabullar a nuestro Ejército. Cambiaron su postura y amenazaron a Colombia con demandas internacionales por perfidia.

El 16 de julio de ese mismo año, 14 días después del rescate, la prensa reseñó una declaración del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, quien reconocía que se había usado un emblema de la CICR, pero que esto no había sido autorizado por nadie:

“Equivocadamente y contrariando las órdenes dadas, (el militar) reconoció que producto de su nerviosismo, al observar la cantidad de guerrilleros armados alrededor del helicóptero, se puso sobre su chaleco un peto de tela que llevaba el símbolo del Comité Internacional de la Cruz Roja“, dijo Uribe.

Pero eso solo era el comienzo de las desgracias que caerían sobre las Fuerzas Militares. El 14 de junio de 2006, Mario Iguarán, Fiscal General, puesto por el gobierno de Uribe, y el ministro Camilo Ospina, también del gobierno Uribe, firmaron un acto administrativo para colocar a los militares a disposición de la justicia en manos de la izquierda, despojándolos del Fuero Militar. (Leer acá sobre el acuerdo Iguarán-Ospina)

Cuando sucede la Operación Jaque, el entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos, designa al bandido indultado del EPL, Carlos Franco; y al General Carlos Suárez, alias La Machaca, para que elaboren un informe sobre algunas situaciones que se estaban presentando en las guarniciones militares. Ellos hicieron un informe espurio y veloz que culminó el 29 de octubre del 2008, a menos de un mes de Jaque. (Mire acá. Los 27 del 29)

Ese 29 de junio, el presidente Álvaro Uribe Vélez, acompañado de su ministro Juan Manuel Santos y del General Freddy Padilla de León, Comandante de las FF.MM, dio un discurso que fue la piedra angular de la persecución más infame que se haya montado contra las FF.MM. Se le conoce como el proceso de los Falsos Positivos. (lea acá sobre Padilla y el complot contra el Ejército)

Aunque a los militares que lograron el rescate de los secuestrados se les condecoró con la Cruz de Boyacá, el tiempo fue languideciendo la gloria de esta operación. Varios oficiales fueron retirados de la institución sin ser ascendidos, y se les abrieron procesos investigativos a otros.

Uno de los afectados, precisamente, fue un oficial que usó la insignia de la CICR a quien se le castigó y se le negó la condecoración, y quien está en la lista de venganza de las FARC, que ya lograron, en plenos diálogos de paz con el gobierno de Santos, que se expulsara del Ejército a varios de los oficiales de Jaque.

Lo que queremos revelar acá, es lo siguiente:

1. Si bien es cierto que el oficial utilizó inapropiadamente la insignia de la CICR, no es menos cierto que el uso de tal insignia había sido autorizado por los mandos militares. Mi opinión personal es que, aunque sea cierto que su uso, como se produjo, esté prohibido por la regulación internacional, esto no sucedió en tiempos de guerra, entre dos bandos iguales, sino en medio de una lucha contra el crimen organizado. La CICR debió -como lo hizo al principio- protestar por el hecho, pero minimizar el abuso (que lo hubo) teniendo en cuenta los atenuantes de las circunstancias. Una nota de protesta, seguido por las disculpas del presidente, hubiera bastado.

2. No es cierto, por tanto, que el militar hubiera utilizado el emblema por iniciativa propia, y mucho menos por un “nerviosismo” causado por el miedo. Eso es falso.

Prueba de esto es el material fotográfico que publicamos en exclusiva, que da prueba fehaciente de lo afirmado. En la fotografía inédita queda claro que el pleno de participantes de la Operación Jaque conocía de antemano acerca de la utilización del emblema de la Cruz Roja Internacional, siendo entonces discutible y debatible la responsabilidad individual del oficial en este caso, pues en evidencia, los superiores del oficial y el pleno de los integrantes de la operación conocían y aprobaban la utilización de este elemento distintivo.

Es muy claro que el uso del emblema de la CICR obedeció a una estrategia operacional autorizada y planeada desde el alto mando militar que previo al desarrollo de la misma, había enlistado al oficial encargado de vestir esta prenda, como puede comprobarse mediante la fotografía adjunta.

Juan Manuel Santos no estaba enterado de nada de la Operación Jaque. Lo que él cuenta, de participar en el diseño y planeación de la operación, es una mentira. Él fue avisado a último momento, cuando ya los secuestrados habían sido rescatados. Uribe lo llamó para que se presentara ante los medios.

Álvaro Uribe Vélez sí conocía de la Operación Jaque, por supuesto. Pero no sabía nada del uso del emblema. Fue enterado al destaparse el escándalo (nadie imaginaba que las FARC grabarían con sus propias videocámaras) y a raíz de eso decidieron inventarse eso del “nerviosismo” del oficial para quitar toda responsabilidad estatal del caso y obligar al militar a asumir la responsabilidad personal.

Éste, cuando se entera de que va a ser sacrificado como cordero expiatorio, se enfrenta al entonces ministro Juan Manuel Santos y le dice que él no va a cargar sobre sus hombros una responsabilidad que es del gobierno. Santos se asusta y presiona a Uribe para que también le otorguen la Cruz de Boyacá.

Ni el gobierno de Uribe ni el de Santos quisieron ascender a varios de estos militares. Eran una papa caliente. Solamente hasta el 2 de julio de 2018, por presión, Santos ascendió a cuatro de ellos, de manera “honoraria”.

La moraleja de esta historia, es que en Colombia el crimen sigue siendo bien retribuido. Varios bandidos que secuestraron a quienes la Operación Jaque rescató, fueron dejados en libertad por orden de Santos, como exigencia de las FARC, incluido “Gafas”, uno de los carceleros.

Pero, mientras los terroristas han sido premiados con su libertad, dinero y curules en el Congreso, los militares que arriesgaron sus vidas para liberar a los secuestrados, han sido perseguidos, vilipendiados, amenazados y deshonrados.

Esa es la realidad. Y Colombia debe prepararse para otra fase peor de humillación de su Ejército. Iván Duque, quien, como parte de la estrategia marxista de desprestigio de nuestras Fuerzas Militares, escribió profusamente contra los militares, llamando incluso “fascista” y asesino al General Bedoya, es el nuevo presidente de Colombia.

Sí.. Duque es presidente. Y el general Harold Bedoya, su primera víctima, un general valiente, patriota y con honor, que falleció ya, no podrá ver cómo este discípulo de Soros y ficha de los Castro terminará de destruir las gloriosas Fuerzas Militares de Colombia que él tanto amó.