LOS NEGROS NO VALEN NADA

Mientras Santos le rinde honores militares al principal patrocinador de los asesinos, y mientras se da picos con Lulla da Silva, el instigador maestro del socialismo asesino en Latinoamérica, los negros de Curvaradó van a terminar volados en pedazos o sometidos a la esclavitud de curas guerrilleros

LOS NEGROS NO VALEN NADA

José Obdulio Gaviria se pregunta por qué las autoridades colombianas no les dieron protección. Yo le pregunto al Dr. Gaviria qué esperaba dándole el manejo de los Derechos Humanos a guerrilleros, y el control de la autoridad policial a narcotraficantes

Por Ricardo Puentes Melo

Septiembre 2 de 2010

No se asusten. Esto no lo digo yo, sino que parece ser el lema de la guerrilla de las FARC, de las ONG “defensoras” de Derechos Humanos, de los grandes medios de comunicación y, tristemente, de muchos funcionarios del gobierno.

Durante años, las FARC y sus amigos de la Comisión Intereclesial de Justicia y paz, la ONG del cura Giraldo, han arrebatado las tierras a los negros de Curvaradó obligándolos a desplazarse y amontonarse en sitios infectados de miseria y enfermedades mientras que las buenas tierras son cercadas por la dupla FARC-Jesuitas. El negocio es rentable: las FARC desplazan a los negros del Chocó y la ONG del cura jesuita Giraldo les saca fotos exponiendo la pobreza a que son empujados con el fin de recoger platica de las ONG europeas, en especial de una holandesa; obviamente ese dinero que llega a montones no es usado para aliviar las penurias de la comunidad negra, sino que es desviado para otros menesteres más profarianos.

Manuel Moya y Graciano Blandón, dos patriotas asesinados ante la indiferencia del gobierno

Los negros, que hacia el 2002 hicieron bullir su sangre de guerreros africanos, se rebelaron contra el cura vergajo, contra las ONG y contra las FARC. Pero no empuñaron armas sino que hicieron su lucha por la vía democrática y obtuvieron una primera victoria ganando las elecciones del Consejo Mayor de Curvaradó, que quedó muy bien representado en un par de gladiadores de ébano llamados Manuel Moya y Graciano Blandón.

Moya se presentó ante el Congreso de la República y denunció a la ONG Justicia y Paz, de Giraldo, asegurando que los estaban obligando a vivir en una especie de repúblicas independientes donde ni el ejército ni la Policía podían entrar, pero sí lo hacían libremente los miembros de las FARC. Esas “repúblicas independientes” son conocidas hoy como “Comunidades de Paz”, y ya sabemos que allí las FARC esconden sus armas, se refugian ellos y adoctrinan a los esclavos negros de este cura jesuita que lleva como estandarte la antiquísima costumbre de la Orden de Loyola de someter a los humanos bajo el yugo de la servidumbre para explotarlos de todas las maneras posibles. Los negros de estas Comunidades de Paz son esclavos.. ni más, ni menos.

Moya y Blandón también fueron hasta la OEA, guarida mayor del mamertismo internacional. Ilusamente pensaron que serían escuchados. Pero lo que lo lograron fue que alertaran a los guerrilleros de las pretensiones de este par de valientes de llevar las denuncias internacionalmente. Expusieron sus quejas hasta en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quienes les prometieron darles alguna respuesta en breve.

Manuel Moya y Graciano Blandón en la OEA, pensando ilusamente que los ayudarían

También ilusamente acudieron al Palacio de Nariño donde les palmearon la espalda y los felicitaron por valientes. Pero no les brindaron protección ni tomaron medidas en contra de las atrocidades que estaban denunciando. Es curioso que el manejo de los Derechos Humanos en la Presidencia de Álvaro Uribe lo hayan tenido los guerrilleros del M-19 y algunos amigos milicianos de las FARC. ¡Qué coños iban a proteger a estos hombres…!

¿Por qué quien los recibió en la Casa de Nariño no tomó las medidas necesarias para cuidar a estos hombre que habían recibido amenazas a montón..? Supongo que porque no había plata para cuidar a un par de negros, descendientes de esclavos. Mientras que a Petro o Piedad Córdoba les proveen de pequeños ejércitos para que los acompañen a las casas de lenocinios, a los honestos y patriotas solamente nos regalan una cartillita con instrucciones donde se nos enseña a “desconfiar de los extraños”. Ni para papel de baño sirve la pinche cartilla.

El asunto es que, como era de suponerse, Manuel Moya y Graciano Blandón fueron asesinados finalmente por las FARC. Los destrozaron con una granada. Ahí mismo, quienes no les proveyeron de protección salieron a dar declaraciones, a rasgarse las vestiduras y a llorar sobre los cadáveres de quienes a la vuelta de un par de años serán lo que siempre fueron: Un par de negros incómodos para todo el mundo. Quienes sí acompañaron a los guerreros de Curvaradó, fueron los jóvenes del Movimiento Nacionalista Estudiantil, Vanguardia. Pero ellos sufrieron la ira cuasi divina del cura Giraldo quien se automontó unas amenazas de muerte y acusó a estos muchachos de buscar asesinarlo. El resultado fue que la vida de estos jóvenes cambió drásticamente debido a la persecución de que fueron objeto. Aún hoy se puede ver en los rostros de varios de ellos la inquisidora persecución de que fueron objeto por cuenta del cura infame y su portentoso tinglado judicial y miliciano

José Obdulio Gaviria se pregunta por qué las autoridades colombianas no les dieron protección. Yo le pregunto al Dr. Gaviria qué esperaba dándole el manejo de los Derechos Humanos a guerrilleros, y el control de la autoridad policial a narcotraficantes. Qué esperaba usted, Dr. Gaviria, si el gobierno colombiano no ha tenido el coraje de investigar y enfrentar a estos mal llamados “defensores de Derechos Humanos”, por miedo a los editoriales del New York Times o el Washington Post, o por pavor ante las declaraciones de los congresistas demócratas amigos de las FARC.

¿Qué más se puede pedir si nuestra tabla de salvación, el Ejército Nacional, ha sido atacado desde las mismas entrañas del gobierno, quitándoles el Fuero Militar y entregándolos a la Justicia Ordinaria, en manos de amigos de las FARC, para que les levanten cargos basados en falsos testigos y los hundan en una cárcel para toda su vida…? Y la cosa no va a mejorar porque el principal persecutor de los militares, ya sea por ignorancia o aconsejado por su amigo Fidel Castro y su hermanito Enrique –íntimo de Tirofijo- es hoy presidente de Colombia.

Pero, en fin…. El asunto de Curvaradó no terminó en diciembre de 2009, fecha del asesinato aún impune de estos negros que debieron llevar con honor unos suspensorios enormes; asesinato cometido poco después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos les contestó la petición a Moya y Blandón, mandándolos a comerse un cerro de boñiga y diciéndoles que no fueran embusteros, que los de las FARC ni los de Justicia y Paz los habían amenazado de muerte.

El pasado 31 de agosto, Germán Marmolejo, otro negro corajudo que tomó las banderas de los ilusos Moya y Blandón (hubiera sido un honor conocerlos), fue atacado a bala en la carretera que conduce de Turbo a Apartadó, en Urabá. A duras penas llegó a la estación de Policía en su automóvil agujereado por decenas de proyectiles.

Las FARC y las ONG han empujado a los negros de Curvaradó a vivir como animales

Todo parece indicar que ni las FARC, ni la ONG del cura Giraldo, ni el gobierno, ni la OEA creen que los negros tengan derecho a gobernarse libremente y elegir sus propios representantes. No solamente nuestros ancestros los enviaron al moridero invivible que es el Chocó, sino que una vez que ellos lo convirtieron en algo habitable, y que se encontraron allí minas de oro y platino, ahora todos quieren sacarlos de sus tierras, encerrarlos en corrales y tomarles fotos para pedir dinero a los idiotas útiles de Europa que con sus euros alimentan la pobreza y las masacres en Colombia.

Para consuelo de los negros de Apartadó y Cuvaradó, y de miles de patriotas que se preguntan por qué el gobierno simplemente no envía una brigada del ejército para que ponga orden en ese territorio de matones oenegeros, les confieso que yo tampoco lo entiendo.

Es más, el gobierno hace exactamente lo contrario: saca al ejército de las regiones donde han puesto orden y han traído paz.

Así sucedió en Puerto Berrío, que en otras épocas fue territorio de maleantes, guerrilleros y narcotraficantes. El coronel Alberto Acosta, con su gestión, llevó prosperidad y paz a la región, tanto que la comunidad lo premió agradecida por su invaluable labor.

Pero la dicha se acabó cuando el guerrillero amnistiado Carlos Franco y el general Carlos Suárez Bustamente, alias La Machaca, se inventaron que por allá había Falsos Positivos y envainaron al coronel Acosta y a otros oficiales igualmente dignos y honorables. Redactaron un informe tan mentiroso como insulso y se lo llevaron a Fredy Padilla de León, amigo de La Machaca, y al entonces ministro Juan Manuel Santos.

Ese 29 de octubre, el coronel Acosta fue fulminantemente destituido junto a otros 26 valientes militares. Sin una prueba, sin un juicio justo…  ¿La razón…? Pues que varias ONG profarianas, junto a Piedad Córdoba, Iván Cepeda, los mamertos del Polo y unos senadores demócratas de Estados Unidos, le habían pedido las cabezas de estos hombres a cambio de que siguieran fluyendo los dólares de ayuda que, paradójicamente, se destinan mayormente a pagar la protección de los auxiliadores de las FARC.

El horror y el delito regresaron a Puerto Berrío. Los narcos se ufanan de su amistad con la Machaca y asesinan a la misma entrada del batallón militar. Pero los soldados no pueden hacer nada porque si intervienen, la Fiscalía les cae encima y los acusa de Falsos Positivos. La Machaca sigue en el ejército porque también es amigo de Juan Manuel Santos y, según nuestras fuentes, tiene pruebas que comprometen en mafia y asesinatos a varios miembros del alto gobierno.

Por esa misma razón, porque estamos en manos de las mafias, es que en Curvaradó muy seguramente terminarán asesinando a Marmolejo y a quien se les pare de frente a los oenegeros y a las FARC. Les profetizo otra cosa: El gobierno no intervendrá porque si lo hace se le vienen encima Chávez, Castro, Iván Cepeda, Piedad Córdoba, los hermanos Samper, César Gaviria y los demócratas gringos.

Mientras Juan Manuel Santos le rinde honores militares al principal patrocinador de los asesinos, y mientras se da picos con Lulla da Silva, el instigador maestro del socialismo asesino en Latinoamérica, los negros de Curvaradó van a terminar volados en pedazos o sometidos a la esclavitud de curas guerrilleros.

Así que, mis negros, vayan buscándole cajón a Marmolejo. O hagan lo que me aconsejaron a mí los de una Fundación supuestamente defensora de la libertad de prensa: “Cállense la jeta y no jodan más…”

Aunque tenemos una tercera opción: Defendamos nuestra patria y recuperemos nuestro país que hoy está en manos de guerrilleros y narcotraficantes. Por supuesto, esta última alternativa va de la mano con la primera.

Dios lo proteja, Marmolejo… Porque este gobierno no lo hará.

Para la mafia, ni los negros ni ninguno de nosotros valemos un centavo.

Septiembre 01 de 2010

Comentarios

Loading Disqus Comments ...
Loading Facebook Comments ...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *