OTRO CARCELAZO INDIGNO
No es el detenido más famoso. Tal vez lo sean más Andrés Felipe Arias, Bernardo Moreno, Nancy Patricia Gutiérrez, Plazas Vega o el general Uscátegui. Todos son ejemplos de la manera abusiva, arbitraria y no pocas veces politizada en que los jueces deciden arrebatarle su libertad a los ciudadanos
Otro carcelazo indigno
Por Rafael Nieto Loaiza
Junio 10 de 2012
Tenía enmochilada esta columna, con la esperanza de que los superiores enmendaran los errores de sus subalternos. Pero la administración de justicia es la frustración nuestra de cada día. No ha sido distinto en este caso. Ahí sigue, privado de su libertad, Sigifredo López.
No es el detenido más famoso. Tal vez lo sean más Andrés Felipe Arias, Bernardo Moreno, Nancy Patricia Gutiérrez, Plazas Vega o el general Uscátegui. Todos son ejemplos de la manera abusiva, arbitraria y no pocas veces politizada en que los jueces deciden arrebatarle su libertad a los ciudadanos.
Uscátegui está en prisión por los crímenes de Mapiripán, aunque ni él los cometió, ni fue cómplice, ni tenía jurisdicción en el área donde ocurrieron. Mientras tanto, un tal coronel Orozco, confeso responsable, goza de una vida placentera en las playas de Miami. Plazas está condenado aunque él tampoco haya desaparecido a nadie ni lo hubiera ordenado, todo con base en una teoría que sostiene que las fuerzas militares son una estructura criminal y un presunto testimonio de un suboficial que ha asegurado que nunca estuvo en el Palacio de Justicia, ni en la Escuela de Caballería ni en realidad testificó contra Plazas. El ex ministro Arias está privado de la libertad no por los famosos subsidios de riego que recibieron algunos latifundistas, sino por haber firmado un convenio con el IICA, un órgano de la OEA, similar al que firmaron decenas de ministros de agricultura en el pasado. Mientras que Arias apenas puede ver de cuando en cuando a sus dos pequeños hijos, uno recién nacido, aquellos que subdividieron los predios y recibieron la plata de los subsidios siguen gozando sin restricciones de sus fortunas. Nancy Patricia Gutiérrez, ex presidente del Congreso, está detenida por solicitar de manera oficial y pública, con miras a un debate en el parlamento, información sobre los viajes al exterior de Piedad Córdoba. Mientras tanto, doña Teodora… Y Bernardo Moreno, ¿alguien tiene idea de porqué está detenido?
¡Y ahora Sigifredo! Como todos los colombianos, cuando lo detuvieron estaba convencido de que la Fiscalía tenía pruebas contundentes sobre su responsabilidad en el secuestro de sus compañeros en la Asamblea del Valle. En mi se mezclaron la sorpresa, la indignación, la ira por la traición cometida. Fue inevitable recordar la entrevista en que el Fiscal General anunciaba que el país se estremecería con noticias sobre políticos vinculados con las Farc. Y sí, la nación asolada por la corrupción y azotada por los violentos, que no se asombra ni con el mayor de los escándalos, casi anestesiada, se conmovió. ¡Y de qué manera!
Y de repente, acosada por los medios, la Fiscalía, en abierta violación a la reserva del sumario, filtra la “prueba reina”, un video en el que alguien que se ve de costado describe el recinto de la Asamblea y como podría realizarse el secuestro. La voz y el perfil de quien instruye podrían coincidir con los de López, sugieren. Pero no están seguros y hay testimonios de que el responsable sería un tal JJ, guerrillero de las Farc, con fisonomía parecida a la de Sigifredo. Y están los mensajes entre los comandantes del grupo criminal después del asesinato de los diputados, de los cuales se deduce que López sería inocente.
El Tribunal Superior de Bogotá acaba de confirmar la privación de libertad del ex Diputado. Lleva ya 21 días en la cárcel. Debe sumarlos a los 2.124, algo menos de seis años, que duró en la manigua secuestrado. No se si el dictamen pericial solicitado al FBI confirmará las sospechas de la Fiscalía o las echará por tierra. Ruego a Dios porque sea lo último. Semejante infamia sería un golpe descomunal para la moral ciudadana. Pero de lo que sí estoy seguro es de que López no debería haber sido capturado sino con la certeza inequívoca de su responsabilidad. Sólo así, sin duda alguna, podría haberse justificado semejante carcelazo. Quizás sea el momento de pensar de nuevo los motivos por los que en Colombia fiscales y jueces pueden arrebatarle la libertad a los ciudadanos.
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