PERAFÁN, BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DEL CAPO DEL CARTEL DE BOGOTÁ
Allí en la fiesta, además de los jugadores, estaban Samuel Moreno Rojas, Andrés Pastrana Arango, William Vinasco Ch., Hernán Peláez, varios directivos de la federación
Perafán, biografía no autorizada del Capo del Cartel de Bogotá
Autor: Ricardo Puentes Melo
Tal vez en Colombia jamás se ha vivido un periodo tan oscuro, como el que se empezó a gestar con la llegada de Ernesto Samper Pizano a la presidencia de la República, en julio de 1994, habiendo ganado las elecciones de mayo a su principal contendor Andrés Pastrana Arango.
La década del 80 fue especialmente infausta. El negocio del narcotráfico se tomó de lleno al país y rápidamente penetró todos los estamentos de la nación apoderándose del aparato estatal y controlando los poderes, incluido el llamado cuarto poder: la prensa. Mientras todo esto ocurría, en la escena de esos años ya estaba presente un poderoso narcotraficante mencionado en estas líneas; un bandido que, desde la década del ochenta, ya era considerado uno de los grandes capos de la droga. Justo Pastor Perafán. Fue durante esos años álgidos de enfrentamientos entre los dos grandes carteles que fueron surgiendo otros pequeños pero poderosos capos que, con la atención fija en Cali y Medellín, pudieron hacer negocios menos voluminosos que los de Pablo Escobar o los Rodríguez Orejuela, aunque con unas ganancias fabulosas que les fueron abriendo camino para convertirlos en figuras del Jet Set criollo.
Ya en 1989 Perafán era un personaje que tenía fama de arribista en Popayán.
En 1993, solo tres años después de que las oficinas de inteligencia habían comenzado a seguirle la pista, Justo Pastor Perafán aparece en Buenos Aires Argentina, celebrando el famoso 5 – 0 que la selección colombiana le propinó a los argentinos.
Después de la fiesta del triunfo en el estadio, que hacía crecer la esperanza nacional en que Colombia podría ganar el mundial de Estados Unidos, los jugadores y todo el equipo de técnicos se desplazaron al Hotel Caesar Park, donde la celebración estaba en pleno furor; botellas de los más exquisitos y costosos licores comenzaron a destaparse como si fueran refrescos de gaseosa. Botellas de fino champagne servían para que jugadores, políticos, aficionados y periodistas se bañaran en medio de carcajadas y bailes eufóricos. En solamente botellas de champagne se gastaron más de 20 mil dólares.
Allí en la fiesta, además de los jugadores, estaban Samuel Moreno Rojas, Andrés Pastrana Arango, William Vinasco Ch., Hernán Peláez, varios directivos de la federación… Todos dirían luego que no sabían que esa juerga la había pagado el estrafalario Justo Pastor Perafán. Fue asistente asiduo del Gun Club y el Jockey Club, se daba el lujoso placer de financiar reinas de belleza para el certamen de Cartagena (su última esposa fue candidata por el Vichada en 1993), entregaba generosos aportes a campañas políticas y patrocinaba a varios periodistas que, a cambio, lo fotografiaban y le sacaban notas en revistas y periódicos alabándolo como un próspero hombre de negocios, mecenas de la cultura y benefactor de idearios políticos.
Se recuerdan sus nexos con Juan Guillermo Ríos, los hermanos David y Marco Antonio Cañón, con ‘el bandi’ César Villegas, testaferros a través de los cuales ingresó en el mundo de la televisión. Son célebres sus fotografías con Fernando Carrillo, Alberto Santofimio Botero, Aura Cristina Geithner, Franco de Vita, el torero César Rincón, la cantante Rocío Jurado, el torero José Ortega Cano, Víctor Mosquera, Maruja Iragorri, eso sin hablar de las leyendas urbanas que dan cuenta de cómo patrocinó a una importante cantante colombiana que triunfa en el exterior y cómo se hizo invitar a una gira de negocios para importantes empresarios, organizada por el entonces ministro de Comercio Exterior Juan Manuel Santos.
En estas páginas encontrará cómo se gestó el negocio con el noticiero de Daniel Coronell y de qué manera participó Perafán, según lo narra uno de sus testaferros.
Editorial: Corpoinsa
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