¿PETRO ATACA A ISRAEL, Y SUS CIUDADANOS LO FINANCIAN?

Petro, como encargado del secuestro y las negociaciones, entró en contacto con Jaime Gilinski, quien se había casado recientemente con Raquel Kardonski, sobrina de Sam. Gilinski, mediante el matrimonio, entró al negocio de los bancos, y allí empezó el extraño idilio con Petro. Desde entonces son íntimos amigos. Igual que han sido íntimos con Iván Duque y el uribismo

Jaime Gilinski y Gustavo Petro (fotoedición tomada de Internet)

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Mayo 17 de 2021
@ricardopuentesm
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com

Memoria flaca la de los “empresarios judíos” colombianos y del embajador de Israel en Colombia, el señor Christian Cantor. ¿Es que no recuerdan que en el año de 1982, cuando Gustavo Petro era ya un asesino famoso, con mando en las filas de bandidos, ellos hicieron un ataque terrorista contra la embajada de Israel con la arenga de respaldar a la OLP?

Así lo narró la prensa de la época:

Mientras la sede diplomática recibía el recio impacto del ataque, que derribó una pesada y gigante puerta metálica, a prueba de balas, y destruyó la sala y otros enseres de la residencia diplomática, aparecieron dos agentes de la policía y uno del DAS, de la escolta personal del Ministro de Gobierno, Rodrigo Escobar Navia, quien vive diagonal a la casa del Embajador Arón, y se enfrentaron a los autores del atentado. El abaleo prosiguió con caractéres cinematográficos y obligó a la retirada de los autores del atentado, mientras vecinos y transeúntes se lanzaban desesperadamente al suelo, huyéndole al tiroteo. Afortunadamente dentro de la sede diplomática no hubo víctimas que lamentar.
El atentado fue rápidamente reivindicado por el M-19, que invocaba así su solidaridad con la causa palestina. A su vez el señor Arón, quien se encontraba ausente en el momento del atentado, responsabilizó del mismo a “terroristas inspirados por la OLP, que desde hace veinte años nos han hecho vivir así dentro y fuera de Israel”. El acto terrorista causó consternación en diversos estamentos por tratarse del primer acto violento contra la comunidad judía desde la polémica guerra del Líbano.
(revista Semana, octubre 1982)

Facsimil de una exclusiva publicación con fotos de los terroristas del M19 y sus secuestrados en la Embajada de la República Dominicana. El rabino y el embajador de Israel, dichosos. En el extremo está "El Tupa", compañero y amigo cercano de Petro

¿Tampoco recuerdan que la banda del M19 mantuvo en cautiverio al embajador de Israel en el asalto a la embajada de la República Dominicana?

Es como si los sobrevivientes del Holocausto judío, o cualquiera de sus familiares, salieran a hacer negocios con sus secuestradores y asesinos de sus padres.

Entiendo que a Bessudo o a Kattan les importe un bledo el tema, no por nada un miembro del clan Bessudo siempre les decía a sus amigos que “Hitler no fue un hombre tan malo, estaba un poco equivocado pero tenía buenas ideas e intenciones”; pero ¿qué hay de Abraham Korn, Donald Kirschberg, Marcos Peckel y el mismísimo embajador Cantor? ¿Piensan ellos lo mismo, es decir, que los nazis y cualquiera que pretenda borrarlos de la faz de la tierra “tienen buenas intenciones”?

Si esto es así, que acaben de tajo con los monumentos y Museos del Holocausto y que levanten en cambio estatuas a los genocidas. Tal vez unas de Petro o de “carroloco” Pizarro. ¿No?

Gustavo Petro, reunido con Jean Claude Bessudo, Saúl Kattan Cohen y el cuerpo diplomático de la Embajada de Israel

Tampoco nadie parece recordar que hace poco tiempo Gustavo Petro, un genocida indultado, calificó al pueblo de Israel como nazis. ¿No lo recuerda usted, señor embajador Cantor?

¿Será que los “empresarios” de la comunidad judía en Colombia sufren todos el mismo síndrome de Gilinski con Petro?

Si tampoco lo recuerdan, según cuenta Fanny Kertzman, Gilinski hizo muy estrecha amistad con Petro cuando éste, siendo parte de los secuestradores, raptaron a Sam Kardonski, poderoso banquero judío en Panamá. El narco Manuel Noriega, socio de Escobar (igual que el M19), y presidente de Panamá usó funcionarios estatales para el secuestro, y luego entregó a Kardonski al M19, que se repartiría el botín con el MIR (Chile) y la ETA (España). Eso fue en 1984, dos años después del ataque terrorista a la Embajada de Israel en Bogotá, y un año antes del asalto al Palacio de Justicia, también en Bogotá.

Extracto del libro "Aquel 19 será", del bandido Darío Villamizar. Pg 270

El asunto es que Kardonski dirigía el banco Tower Bank, donde Bateman tenía las cuentas del grupo narco terrorista. Bateman había desaparecido con un dinero en efectivo en una avioneta hacia Panamá, se accidentó y se murió llevándose el secreto de las claves de la cuenta bancaria. Entonces el M19 secuestró a Sam Kardonski y éste pagó 30 millones de dólares. Se supone que también entregaría las claves de las cuentas del M19.

Petro, como encargado del secuestro y las negociaciones, entró en contacto con Jaime Gilinski, quien se había casado recientemente con Raquel Kardonski, sobrina de Sam. Gilinski, mediante el matrimonio, entró al negocio de los bancos, y allí empezó el extraño idilio con Petro. Desde entonces son íntimos amigos.

Igual que han sido íntimos con Iván Duque y el uribismo.

Y el otro lazo que une al uribismo con Petro, es George Soros, socio de Gilinski, financiador de ambos.

Extracto de uno de los documentos de inteligencia que se salvaron, luego de que Petro y Navarro gestionaron su destrucción.

Por otro lado, ¿tampoco nadie se pregunta por qué Vera Grabe Loewenherz, otra bandida del M19, indultada, siendo hija de alemanes que “huyeron del conflicto en 1950 en Alemania”, apoyó también el ataque contra israelitas y apoyó, en cambio, a los terroristas palestinos que buscaban, al igual que los nazis, arrasar con esa raza?

En el año 1950, cuando ya Hitler y los nazis estaban derrotados, los perseguidos no eran los judíos sino los nazis y sus apoyadores. ¿Los padres de Vera huyeron de Alemania temiéndole a qué?

Yo sigo pensando que esas reuniones de víctimas y genocidas no son sanas. Nada las justifica. Aunque esas son cosas entre ellos, que involucren en sus sucios negocios la dignidad de verdaderas víctimas del antisemitismo, y el futuro de Colombia, es aberrante.

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