SER O NO SER GAY, ESA NO ES LA CUESTIÓN
Se reabre el debate acerca de los derechos que reclaman las parejas del mismo sexo, que a través de su robusta comunidad clama a gritos igualdad
¿Ser o no ser gay?
Esa no es la cuestión
Por Federico Arellano
Julio 01 de 2013
En algunos de mis escritos me he ocupado del tema de los LGBTI, su posición social, sus reclamos y sus intenciones. Soy un convencido del respeto de los derechos de los demás como principio básico de la convivencia y de la no alteración del orden público y de la preservación al bien común- también lo soy de la naturaleza humana-. En ese mismo sentido pido que mi opinión frente al tema de las uniones homosexuales y sus pretensiones, sea respetada, porque ya veo venir los insultos y agravios de ciertos personajes que se dedican a eso cuando no están de acuerdo con algún pensamiento.
Se reabre pues el debate acerca de los derechos que reclaman las parejas del mismo sexo, que a través de su robusta comunidad clama a gritos igualdad. Para analizar este sensible asunto, lo haré desde las bases axiológicas y del derecho natural, que como es sabido, deberían ser el sustento del derecho positivo. Esto para no pasar de lo sensible a lo espinoso.
Escribo estas líneas para eclesiásticos, laicos y hasta ateos. En un comienzo Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Es por eso que el Libro del Génesis dispone: Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creo, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: Sed fecundos y multiplicaos y henchid, la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra… (Negrilla fuera de texto). No se requiere de demasiada agudeza intelectual para entender este mandato divino de contenido heterosexual.
Quise comenzar con ese pasaje bíblico para desencadenar en las declaraciones del pasado 18 de junio del Cardenal Rubén Salazar, quien se ha mostrado preocupado en grado sumo por el atropello que proponen los hombres y las leyes en contra de la naturaleza. Dijo el presidente de la Conferencia Episcopal acerca del asunto que hoy me ocupa, que los jueces y notarios tienen derecho a la objeción de conciencia en esta materia y sostiene que otorgarle a la comunidad gay el derecho a la familia y a la figura matrimonial contradice la naturaleza humana. Esta más que una postura personal desde la perspectiva eclesiástica, considero que es una posición que rechaza conductas que moralmente son inaceptables. Esta no es una discusión menor. Se trata de una confrontación en la cual hay que hilar muy delgado pero hablar con toda firmeza. No se trata de discriminar, porque ahora salen con eso reclamando igualdad, lo cual en estricto derecho es inentendible. Mejor dicho es todo lo contrario. La voluntad de Dios es inmutable, no da para interpretaciones y mucho menos es objeto de modificaciones sociales y legales. Dice Salazar que no es que rechacemos al pecador o a quien está violando una norma fundamental en este campo. Ellos no pueden pretender derechos a los cuales no tienen ningún derecho. Es evidentemente claro y creo que a la luz de la naturaleza del ser, pues sencillamente es así y punto.
Todo este asunto, que considero que no debería dar ni siquiera para debate, por lo que ya se ha dicho, se desató gracias a que el plazo
para que el Congreso legislara sobre el matrimonio gay, venció ayer y ahora las parejas igualitarias –como las llaman sus activistas-, están demandando sus uniones matrimoniales a jueces y notarios, que en el mejor de los casos para los intereses homosexuales, las concretarían el uniones solemnes y no los casarían a través del matrimonio civil. Acá también juega un papel importante la Corte Constitucional, quien se ha lavado las manos y asumiendo una actitud laxa y desconociendo la Palabra, los valores y la institución familiar como núcleo de la sociedad, en una sentencia señalable, le reconoció a los homosexuales el derecho a conformar familia. Esto abre la puerta para que ahora las parejas homosexuales inunden de acciones de tutela el ya estancado sistema judicial colombiano, aduciendo la violación a su derecho fundamental a la familia. Qué horror ¡! Vuelve y juega: y el Derecho Natural?
Por esto la comunidad LGBTI hoy enardecida no acepta la objeción de conciencia de jueces y notarios, porque no quieren formalizar sus relaciones entre sí con la “unión solemne” –que ya es demasiado- sino que quieren a toda costa que se les confiera la sagrada institución sacramental del matrimonio y el concepto de familia. Protagonista de este show mediático es la Concejal Angélica Lozano, quien apareció en los medios televisivos sosteniendo una pancarta con la leyenda la igualdad es imparable, durante las protestas gay. Es que no se trata de igualdad se trata de la naturaleza del ser humano. No se podía quedar por fuera de este episodio de sodomía el señor Fiscal General quien ya advirtió que la Procuraduría no podrá investigar disciplinariamente a los notarios que decidan llamar matrimonio a las uniones de las parejas del mismo sexo. También dijo que la sanción disciplinaria sería una extralimitación de poder y un abuso de autoridad; una conducta de esa naturaleza por parte de la Procuraduría General estaría ingresando en los campos del derecho penal y allí tendría que actuar la Fiscalía General de la Nación. Esta amenaza no asombra viniendo de Montealegre, quien recurrentemente esa estrangulando los valores morales y jurídicos.
Ay Dios ¡! Cada vez más cerca del despeñadero y la descomposición social. Ser gay o no serlo, esa no es la cuestión. Hagan lo que quieran pero sin atentar contra la naturaleza y los valores familiares. Eso es una infamia; es deshonroso. Cuál igualdad? Es una insensatez. #nomasmentiras Abrazo cálido. Seguimos trabajando.
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