ZONAS DE RESERVA CAMPESINA: LA SINIESTRA REALIDAD

Zonas de Reserva Campesina: La siniestra realidad

En la Séptima Conferencia, celebrada en mayo de 1982, las FARC y el Partido Comunista plantearon la necesidad de realizar una Asamblea Nacional Constituyente y “establecer una reforma agraria completa” que incluyera las zonas que conocemos hoy como “Zonas de Reserva Campesina” (ZRC).

Por Ricardo Puentes Melo

Agosto 7 de 2013

Todos los analistas de geoestrategia saben que sin control territorial no hay poder y que para conseguirlo no basta solamente con ganar territorio sino que es más importante seducir el corazón, la simpatía y la lealtad de quienes ocupan esos territorios, si es que se quiere triunfar en la lucha. Las narcoguerrillas terroristas tienen esto muy presente.

Como también saben que en su guerra criminal es necesario implementar una serie de estrategias que son:

Estrategia ideológica, para imponer un sistema de ideas con un programa de acción con el fin de lograr el control estatal.

Estrategia psicológica, que se hace usando la propaganda para influenciar sobre la población civil, buscando su apoyo al mismo tiempo que se denigra de las instituciones militares usando toda clase de mentiras y artimañas. Acá en Colombia tenemos ejemplos claros: la prensa al servicio del proyecto comunista que ataca sistemáticamente a la institución militar, o la Comisión de Memoria Histórica que tuerce la realidad culpando a los defensores de la patria de ser los verdugos de ella.

Estrategia de masas, busca que cada individuo influenciado se convierta en participante directo o indirecto de la defensa de los principios y dogmas del narcoterrorismo mediante una actitud abiertamente beligerante o como difusor gratuito de esos dogmas.

Estrategia de organizaciones, es la creación de organizaciones “legales” de fachada, protegidas muchas veces por el mismo Estado al que se ataca. Tienen forma de ONG de Derechos Humanos, organizaciones campesinas, colectivos de abogados, agrupaciones de indígenas, maestros, sindicatos, etc. Su fin es ir reemplazando poco a poco a las organizaciones estatales con el propósito de derrumbar totalmente el sistema imperante.

Estrategia militar, es la formación de un elemento armado que sustente y ampare el aparato político subversivo. Se entrena un ejército que combata a la institución militar del Estado con el fin de derrotarla en el campo de batalla. Si no se logra hacerlo en franca lid, se utilizan las organizaciones subversivas de fachada para atacar al Ejército legal. En Colombia lo hemos visto. Gracias al indulto que se le dio al M-19 y otros grupos terroristas, los bandidos fueron infiltrados en el Estado, en el aparato judicial y en la Fiscalía con el propósito de destruir al Ejército de Colombia. Hoy, las FARC, gracias a que han neutralizado a los mejores combatientes y han arrodillado a sus altos mandos, exigen disminuir el tamaño de las Fuerzas Militares e incorporar bandidos entre los oficiales y suboficiales. Se apoderarán de las FF.MM.

Estrategia de inteligencia, busca conseguir información de los opositores para conocer sus debilidades y, de esta manera, doblegarlos o destruirlos asesinándolos. En Colombia lo hemos visto. Los bandidos de las FARC y del M-19, creación de las FARC y del Partido Comunista, fueron introducidos en la Fiscalía, el órgano de investigación, y en el DAS, el aparato de inteligencia del Estado. De igual manera, se nombraron en las directivas de las empresas de teléfonos de Bogotá y otras ciudades (con el fin de chuzar las comunicaciones o controlar semáforos para su actos terroristas), y hasta en bancos y la Superintendencia de Notariado y Registro, con el fin de recaudar información financiera de sus víctimas.

Todo esto, estimados lectores, es para poder explicar lo referente a las Zonas de Reserva Campesina, un proyecto político y militar de las FARC, EPL, ELN, que busca imponer un plan de desarrollo con el fin de restringir derechos y libertades. El ex ministro Fernando Londoño lo denuncia casi a diario desde su programa radial La Hora de la Verdad, pero el país no ha podido entenderlo. Ignoran que esto es un viejo sueño que las FARC viven amasando desde 1964.

En la Séptima Conferencia, celebrada en mayo de 1982, las FARC y el Partido Comunista plantearon la necesidad de realizar una Asamblea Nacional Constituyente y “establecer una reforma agraria completa” que incluyera las zonas que conocemos hoy como “Zonas de Reserva Campesina” (ZRC).

Prácticamente desde la fundación del grupo terrorista, las FARC las han pedido. En la proclama del 20 de julio de 1964, ampliada el abril de 1993, en la Octava Conferencia de las FARC- EP, dicen: “Primero: A la política agraria de mentiras de la oligarquía oponemos una efectiva política agraria revolucionaria que cambie de raíz la estructura social del campo colombiano, entregando de forma totalmente gratuita la tierra a los campesinos que la quieran trabajar (…) sobre la base de la confiscación de la propiedad latifundista en beneficio de todo el pueblo trabajador. SEXTO: (…) Las comunidades indígenas gozarán de todos los beneficios de la política agraria revolucionaria.. (..) estabilizará la organización autónoma de las comunidades respetando sus Cabildos, su vida, su cultura y su organización interna”

Lo primero que logran las FARC en ese sentido, es la Asamblea Nacional Constituyente. Allí, gracias a los buenos oficios de César

Gaviria Trujillo, aliado incondicional de terroristas y narcotraficantes, las FARC y sus aliados y hermanos del M-19 consiguen crear los entes judiciales que infiltrarían,  dando el primer paso para lograr control territorial que les permitiría desarrollar su negocio de cultivos ilícitos, y tener un espacio libre de la intervención estatal para poder refugiarse lejos del acoso militar.

Así, César Gaviria concreta el indulto a los terroristas, les diseña una Asamblea Nacional Constituyente y expide las leyes para crear las Entidades Territoriales Indígenas y, mediante la Ley 70 de 1993, la “Ley de Negritudes” donde se les reconoce propiedad colectiva sobre extensísimos territorios del occidente del país. Territorios y legislaciones que serían luego utilizados por el sacerdote Jesuita Javier Giraldo para establecer allí sus “comunidades de paz” que no son otra cosa que republiquetas independientes para proteger y esconder terroristas.

Con el camino despejado, poco antes de que se posesione Ernesto Samper, otro aliado de narcoterroristas, César Gaviria Trujillo firma la Ley 160 de 1994, diseñada conjuntamente con los bandidos y aprobada por el Congreso de la época, lleno de dineros de la droga. Esta Ley reglamente las áreas que conocemos como Zonas de Reserva Campesina, y los Resguardos Indígenas.. Todo listo para el control territorial del narcoterrorismo de las guerrillas.

Samper, en 1996, mediante el Decreto 1777, Samper reglamenta parcialmente las ZRC y, en ese mismo año, mediante el acuerdo 024, fija los criterios generales y el procedimiento para seleccionarlas y delimitarlas.

En el año de 1997, el precandidato liberal Juan Manuel Santos, con instrucciones de Fidel Castro, lanza la propuesta de las “Zonas de despeje” solicitadas por la guerrilla de las FARC. Aunque no gana las elecciones, Santos se convierte en ministro de Andrés Pastrana y, en 1998 se cumple el primer paso que quieren las FARC: el despeje territorial para asumir ellos el control de una inmensa zona de Colombia. Las Zonas de Despeje, tanto del Caguán como la del Sur de Bolívar (adelantada por Humberto de la Calle) sirvieron como centros del hampa donde se secuestraban ciudadanos con el aval del gobierno nacional.

Así, entre Samper y Pastrana autorizaron la constitución de seis Zonas de Reserva Campesina: Cuenca de Rio Pato – Valle de Balsillas y  Calamar Guaviare (1997), Sur de Bolívar (1999), Cabrera Cundinamarca, Bajo Cuembí y Comandante en el Putumayo (2000) y Valle del Cimitarra (2002).

Pese a las recomendaciones de varios juristas y académicos acerca de la improcedencia en la constitución de las mismas, se dio vía libre hacia su puesta en marcha en zonas de influencia y ascendencia guerrillera, como el área del denominado Bloque Oriental de las FARC  a través del frente 1 en el Guaviare que para la fecha ejercía el control del narcotráfico en asocio con mafiosos extranjeros coordinados por alias Negro Acacio;  la región del Pato y Balsillas considerada un área histórica para las FARC desde su creación en el año de  1964 y donde ejercía una fuerte presión la columna móvil Teófilo Forero  responsable de los más atroces crímenes en Colombia; la región del bajo putumayo con influencia del narcotráfico y cordón umbilical del bloque sur para sus abastecimientos; Cabrera, Cundinamarca, zona que desde finales de la década de los sesenta había servido para el desarrollo de las guerrillas. Es en esta área donde las FARC fijan parte de su proyección estratégica para lo que los estrategas denominan La toma de Bogotá o consolidación de la toma del poder

Las FARC han aprovechado estas zonas, gracias a su amparo legal, para planear y ejecutar un extenso trabajo de organización de sus actos delincuenciales, haciendo de las zonas de Reserva Campesina una importante retaguardia de apoyo social y político-militar.

Por estas razones es que los grupos guerrilleros apoyan estos proyectos que están focalizados en áreas de interés estratégico, en unos por aspectos puramente económicos surgidos a través de las actividades del narcotráfico como es el caso del Catatumbo, y en otros por interés de orden político y estrategia de manejo de masas.

Las Zonas de Reserva Campesina  solicitadas y de hecho (Sabana de Torres – Arauca – Plan Cauca – Inzá – Totoro y La Vega  en el Cuaca) obedecen a intereses de orden estratégico en procura de la  consolidación de planes ya conocidos a las FARC, articulando el trabajo de organización de masas en la búsqueda de ejercer control de territorios y comunidades.

Como veíamos antes, desde la década de los sesentas las FARC proyectaron las denominadas colonias agrícolas en áreas de importancia que revestían una proyección para el sostenimiento, ubicación estratégica y de expansión del grupo, en ellas cimentaron áreas delimitadas y con un control de la población que les ha permitido hasta el día de hoy mantenerse con el respaldo de las comunidades, que se han transformado en “familias farianas”: Región de Marquetalia y El Davis (Tolima), Región del Pato y Coreguaje (Caquetá), Región del Guayabero y Lozada (Meta – Caquetá) y Cabrera en (Cundinamarca)

La estrategia de las FARC sobre estas áreas consistió en organizar a los colonos y desarrollar con ellos proyectos agrícolas. Luego, se dedicaron a repoblar las zonas haciendo de ellas una fortaleza  estratégica que ha permitido importantes avances en los planes generales de la organización terrorista. Es por ello que en eventos de dirección colegiada de las FARC dieron vital importancia al tema de la “organización de las masas”, se crearon las denominadas uniones “solidarias” y las “milicias populares” que, ubicadas estratégicamente y con una correcta orientación política, le permitieron a las FARC mantener y avanzar en sus propósitos.

En el desarrollo de las discusiones en la mesa de negociaciones de La Habana,  este tema tiene inmersa importancia estratégica para las FARC. Las ZRC serán el apoyo de base social de las aspiraciones políticas de los terroristas.

El primer enfoque que las  FARC dieron a la cuestión agraria y la organización del sector campesino se plasmó en el denominado “programa agrario de los guerrilleros de las FARC” (1964, mencionado arriba), que para los actuales diálogos las FARC fue presentado en el desarrollo del primer punto de la agenda de negociación “Política de desarrollo agrario integral”, haciendo una actualización de las pretensiones con el argumento de que el desarrollo agrario integral es determinante para impulsar la integración de las regiones, trabajando por el progreso social y económico del país en forma equitativa.

Estas ideas son compartidas por el gobierno de Juan Manuel Santos, precursor del despeje para las FARC.

Correos interceptados a las FARC sobre las ZRC. En las computadoras encontradas en la Operación Fénix se encontró un correo de Tirofijo, fechado en 2005, donde ya tienen muy definido qué es lo que buscan con las ZRC. En el documento (enviado a alias Timoleón Jiménez) dice que “Analizando el nuevo fenómeno de hoy en condiciones diferentes a los anteriores hechos, conviene ver  que condiciones tiene los bloques para que preparen zonas de reserva en el país”. Estas instrucciones se repartieron en todos los bloques y frentes, que desde entonces han implementado y presionado las ZRC en los departamentos de Cauca y Meta, y Catatumbo en el Norte de Santander.

En el año 2010, Pablo Catatumbo (Robledo) le envía un mensaje a Alfonso Cano (Medina), donde se evidencia la gran importancia que tienen las Zonas de Reserva Campesina para las FARC:

En el año 2011, Cano habla de las acciones que deben intensificar las FARC alrededor de las ZRC, haciendo énfasis en las estrategias de trabajo de masas:

Como instrumento privilegiado en las estrategias farianas para desarrollar y adoctrinar a las comunidades sobre la importancia de las ZRC, crean la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC) y el Comité de Impulso de las zonas de Reserva Campesina (CNI), para impulsar este proyecto terrorista.

El encuentro nacional de las Zonas de Reserva Campesina (29 al 31de agosto/10), en la ciudad de Barrancabermeja, Santander, fue convocado con la finalidad de concretar una propuesta para ser presentada al gobierno de Santos sobre el real significado de las ZRC, haciendo especial énfasis en que estas zonas deben ser proyectadas como territorios inembargables, inalienables e imprescriptibles tal como lo son los resguardos indígenas y los consejos territoriales de comunidades negras.

Ubicación estratégica de las Zonas de Reserva Campesina. Las áreas geográficas donde actualmente se localizan las Zonas de Reserva Campesina poseen una inmensa riqueza natural. Y en cada zona establecida o proyectada actúa una organización de fachada, asociada al tema agrario, con el fin de ayudar con las pretensiones de los terroristas.

Todo el mundo debe enterarse de que las FARC aprovechan las ZRC legalmente constituidas como centros del hampa para delinquir desde allí ya que en esas zonas no hay acción estatal ni control legal sobre ellas. La Fuerza Pública no tiene control en estas zonas, tal y como puede comprobarse en algunas comunidades de paz y resguardos indígenas.

Las propuestas de creación de nuevas ZRC están acorde con el planteamiento estratégico de las FARC, que no buscan el mejoramiento de vida de los campesinos. El real objetivo es organizar  estas zonas estratégicas para hacer de ellas parte de una estrategia de  organización agraria.

La búsqueda por construir las zonas de reserva campesina se incorpora a la de los resguardos indígenas y comunidades de paz  ya establecidos y al proyecto de “campamentos”,“refugios  humanitarios” o “laboratorios de paz” propuestos en el Catatumbo por congresistas aliados con los narcoterroristas. Es muy claro que trabajan para conseguir más territorio para establecer un para-Estado, sin control estatal.

Basta mirar los mapas donde se ubican las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) declaradas y en proceso, y compararlo con el mapa de influencia de las FARC donde vienen afianzando el trabajo de organización de la población civil denominado por ellos como “manejo de masas”- orientado a valerse del poder de las juntas de acción comunal (JAC), las organizaciones sindicales, los movimientos sociales y de derechos humanos, organizaciones que ejercen una influencia poderosa sobre los organismos internacionales y del Estado. Allí se establecen las FARC con todo su político, armado, social y económico sobre dichas zonas.

De igual manera, si observamos el siguiente mapa, comprenderemos la ventaja que las Zonas de Reserva Campesina tienen para los terroristas ya que éstas les permiten obtener autosuficiencia de personal, milicias, logística, y corredores de movilidad.

Por ello es que las FARC y sus aliados y cuadros con apariencia de legalidad, insisten tenazmente por el establecimiento de nuevas Zonas de Reserva Campesina. Estas ZRC tienen una importancia grandísima en el proyecto de los narcoterroristas para la toma completa del poder. El PC3 cuenta allí con redes clandestinas que han desarrollado un importante trabajo de adoctrinamientos de masas, contando con la ayuda de los grandes medios de comunicación que hacen eco a estas pretensiones de los bandidos.

Aquí podemos ver otro de los correos de las FARC donde Márquez propuso impulsar y constituir zonas de reserva Campesino, mediante la participación de los Cabildos y las comnunidades.

Según informes de inteligencia, las FARC coordinan el asunto de la siguiente manera:

El encargado máximo de las ZRC es Timochenko. Él tiene a su cargo a tres comandantes:

1. Alias Pastor Alape, comandante del Bloque del Magdalena Medio, y orientador ideológico de la ACVC y de AMCASCAT
2. Alias Jairo Mechas, ideólogo del Bloque del Magdalena Medio y orientador de ACVC
3. Alias Alberto Cancharina, es el político del Bloque del MM, y orientador de CAHUCOPANA.

En los últimos años las FARC buscaron una reforma agraria valiéndose del apoyo de sus organizaciones afines y de fachada. El PC3, enfiló recursos hacia esas organizaciones para consolidar este objetivo, que también incluía la legalización  de las ZRC y la creación de otras dándoles una connotación especial, elevando a nivel constitucional la figura del territorio campesino, incluidos los territorios de las (ZRC) o Zona de Producción Campesina de Alimentos (ZPCA) con capacidad de autogobierno, autogestión y autodeterminación de las comunidades localizadas en las áreas de interés de los grupos guerrilleros.

En las diez propuestas mínimas para el reconocimiento político y de todos los derechos del campesino, presentada por los delegados de las FARC en La Habana, Cuba, en relación a las ZRC señalan:

“(…) 7. Se reconocerán y afianzarán las Zonas de Reserva Campesina como espacios de

protección socio-ambiental, de producción de alimentos, forma de organización territorial y expresión histórica, organizada, de las luchas campesinas por la transformación agraria, que merecen el respeto por parte del Estado, el cual debe saldar su deuda histórica con la población rural.  Para responder a las expectativas de acceso a la tierra de las comunidades campesinas que las habitan, se destinará una extensión no inferior a 9 millones de hectáreas sobre las cuales se fundamentarán formas de propiedad individual, asociativa y comunitaria, cuya titularidad estará en cabeza de la respectiva organización campesina, única facultada para solicitar su reconocimiento y creación; es decir, su formalización, mediante simple manifestación de voluntad.

Reconocimiento y afianzamiento de Zonas de Reserva Campesina. La Zonas de Reserva Campesina son una expresión histórica organizada de las luchas campesinas por la reforma agraria que merece el respeto y reconocimiento por parte del Estado para contribuir a saldar la deuda histórica del Estado con el campesinado. En la actualidad son un importante baluarte de la defensa del derecho al territorio, de la protección socio-ambiental y de la producción de alimentos, de cierre de la frontera agrícola, contra la concentración de la propiedad sobre la tierra y las presiones de cambio en su uso por proyectos minero energéticos, infraestructurales y de agro-combustibles. Son la mejor expresión existente de una sociedad rural organizada, basada en la cultura, el modo de vida y de producción campesinos, de apropiación social colectiva del territorio.

En atención a ello, serán reconocidas como una de las formas de territorio campesino. Se destinará una extensión no inferior a 9 millones de hectáreas, para responder a las expectativas de acceso a la tierra de las comunidades campesinas que las habitan. Las Zonas de Reserva se fundamentan en la propiedad individual sobre la tierra, así como en formas asociativas, comunitarias o colectivas de propiedad. Su titularidad estará en cabeza de la respectiva organización campesina, única facultada para solicitar su reconocimiento y creación, es decir, su formalización, mediante simple manifestación de voluntad.

Las zonas ya existentes serán refrendadas; lo procesos que se encuentran en trámite y los que aún no se han iniciado formalmente, merecerán reconocimiento inmediato mediante el perfeccionamiento del correspondiente acto administrativo. Los requisitos de creación y puesta en marcha se simplificarán en formas y tiempo. Una vez reconocidas formalmente las Zonas de Reserva Campesina se activarán todos los dispositivos estatales para su fortalecimiento.

Sin perjuicio de relacionamientos directos con el gobierno central, la personería del conjunto de comunidades campesinas y de organizaciones que hacen parte del proceso de Zonas de reserva campesina se encontrará en cabeza de su organización de segundo piso.

Las zonas se crearán con tierras baldías, tierras sustraídas de zonas de reserva forestal, tierras redistribuidas de latifundios improductivos, ociosos o inadecuadamente explotados, expropiadas al narcotráfico, obtenidas ilícitamente mediante el ejercicio de la violencia. (09-Feb. 2013  página web http:/pazFARC-ep.blogspot.com/  – “Diez propuestas mínimas para el reconocimiento político y de todos los derechos del campesino”).”

Y el asunto no queda ahí. La delegación de las FARC en la mesa de diálogos de la Habana, en comunicado fechado el 12 marzo de 2013, con ocasión del desarrollo del Tercer Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC), indican “… formalizar el total de las 9.5 millones de hectáreas de tierra que hoy comprenden sus procesos organizativos a nivel nacional, comenzando por el cumplimiento sin más dilaciones del proceso administrativo de constitución e impulso de las Zonas de Reserva Campesina del Catatumbo, el Lozada- Guayabero, las cuencas de los ríos Güejar y Cafre en San Juan de Sumapaz, los Montes de María y el Cesar, entre otros acuerdos y compromisos gubernamentales que en el presente y de manera ilegal, tienen el veto inquisidor del Ministerio de Defensa”.

Por ello es que podemos ir entendiendo las protestas del Catatumbo, zona de influencia narcoguerrillera desde hace décadas, a donde acudieron a apoyar el levantamiento enviados del cura jesuita Francisco de Roux, como César Jerez; por eso es que el antiguo terrorista del M-19, y hoy alcalde de Bogotá, ha salido a declarar a la prensa que apoyaría una Zona de Reserva Campesina en el Sumapaz, región de tradicional accionar de las FARC, cuyo hijo urbano es el M-19.

Por eso es que Juan Manuel Santos, siguiendo el proyecto castrocomunista, alienta las exigencias de las FARC al respecto, exigencias que él mismo impulsó desde 1997.

Por eso es que yo, a diferencia de muchos, poco creo en el arrepentimiento de antiguos terroristas indultados que siguen empecinados en callar verdades y en negarse a enfrentar las ideologías que una vez trataron de imponer a ciudadanos inermes mediante las armas y el terrorismo.

@ricardopuentesm