LUCHA SOCIAL Y LUCHA DE CLASES
El comunismo en Latinoamérica amenaza la democracia, usando diferentes máscaras para descrestar ingenuos, principalmente porque las viejas oligarquías que han parasitado con el manejo del estado durante largas décadas tienen un complejo de inferioridad frente al marxismo
Lucha social y lucha de clases
El comunismo en Latinoamérica amenaza la democracia, usando diferentes máscaras para descrestar ingenuos, principalmente porque las viejas oligarquías que han parasitado con el manejo del estado durante largas décadas tienen un complejo de inferioridad frente al marxismo
Por Ariel Peña
Abril 9 de 2016
La lucha social es inherente a los mortales, porque durante toda la existencia tenemos necesidades tanto materiales como espirituales, lo que significa que las personas nacemos con necesidades, trascurre la vida en medio de necesidades y hasta la muerte de una u otra forma necesitamos de los demás, por lo cual la vida es una lucha permanente, entonces como diría Eduardo Bernstein en su libro Las Premisas del Socialismo y las Tareas de la Social Democracia “ el movimiento lo es todo el objetivo final, no es nada” esa afirmación la hizo a finales del siglo XlX con ocasión de la Segunda Internacional de los Trabajadores, en donde se terminaron de desenmascarar los dogmas totalitarios de Karl Marx.
La lucha de clases planteada en el Manifiesto Comunista en 1848, promueve un ajuste de cuentas o vendetta al mejor estilo mafioso, en donde supuestamente se pretenden vengar las injusticias cometidas en toda la historia de la humanidad. Para ello los seguidores de la cáfila marxista en sus diferentes denominaciones por la concepción mágica de ese engendro se creen predestinados para dominar a sus semejantes, creando dictaduras a perpetuidad con ejemplos claros en Cuba, Norcorea, China y Vietnam, y en Latinoamérica quieren imponer la misma fórmula con el socialismo del siglo XXl y el foro de Sao Pablo; desde luego Colombia hace parte del proyecto absolutista y de ahí la combinación de todas las formas de lucha en donde las bandas narcoterroristas de las Farc y el Eln hacen parte del entramado.
Así que una cosa es la lucha social movida por nobles ideales para el bienestar de las gentes y, otra muy distinta es la lucha de clases que utiliza medios perversos para instaurar una esclavitud permanente en contra de los pueblos. Porque las clases existen en los animales y las plantas, pero los seres humanos somos únicos e irrepetibles, y a las diferencias sociales y económicas hay que darles el título de estrato o nivel, pero nunca de clases, porque la terminología marxista no solo es odiosa, sino que busca con la violencia llevar a confrontaciones crueles e inhumanas, igual al caso colombiano en donde el comunismo totalitario le declaro hace 51 años la guerra al estado y la sociedad para tomarse el poder, con sus bandas armadas de las Farc y el Eln.
La fábula de la lucha de clases se basa en el fetiche del materialismo histórico, en donde hasta el sátrapa de Mao Zedong decía que esa era una ley objetiva independiente de la voluntad del hombre; semejante exabrupto es propio de la fantasía enfermiza y burocrática producida por el marxismo, en donde el oscurantismo del comunismo totalitario no tiene en cuenta el pensamiento ni el querer de las personas, sino que como cualquier secta religiosa cree de manera cerril en la superstición, cuando menciona al materialismo histórico y la inevitabilidad como leyes determinantes.
De la misma manera que el marxismo leninismo en una forma mendaz dice luchar a favor de los pobres y en contra del capitalismo (que tiene diferentes acepciones) el nazismo y el fascismo también manejaban esa predica falaz, ya que tanto Hitler como Mussolini hablaban a favor de las masas necesitadas antes de llegar al poder, lo que significa que desde la visión del marxismo leninismo este par de personajes siniestros podrían aparecer también como “padres del proletariado”.
El comunismo en Latinoamérica amenaza la democracia, usando diferentes máscaras para descrestar ingenuos, principalmente porque las viejas oligarquías que han parasitado con el manejo del estado durante largas décadas tienen un complejo de inferioridad frente al marxismo, de pronto asustadas con la perorata comunista del materialismo histórico y la inevitabilidad, creyendo el cuento tonto de que el futuro de la humanidad es del socialismo basado en el marxismo, por ello dichas oligarquías más preocupadas en sus privilegios que en el futuro de sus países, no le han dado la lucha ideológica al comunismo totalitario, entonces esa tarea le corresponde hoy por hoy a las capas medias de la sociedad unidas con los sectores populares y los estamentos nacionales e internacionales interesados en defender la libertad, porque si hay algo que asusta a los marxistas es el debate ideológico, ya que unas veces los paraliza y otras los pone a temblar.
Al marxismo leninismo hay que marginarlo de la lucha social que es diametralmente opuesta a la tal lucha de clases, pues las reivindicaciones inmediatas e históricas de los pueblos no pueden ser usurpadas por el totalitarismo, cuyos miembros buscan conquistar el poder político para montar monarquías como sucede con Cuba y Norcorea, envileciendo a las masas y echando para atrás la rueda de la historia; de ahí que hay que destacar que en Colombia se empieza a sentir la movilización social de una manera destacada, como ocurrió con el Paro Nacional del 17 de marzo impulsado por las centrales sindicales y las marchas en contra del gobierno de Santos del 2 de abril, que independientemente de la agrupación política que las haya convocada se circunscriben dentro de la lucha social, que es un patrimonio antropológico e histórico de la humanidad desde que esta existe sobre la faz de la tierra.
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