SUPLANTACIÓN…. NO RETRACTACIÓN
El caso de Édgar Villamizar es de suplantación, no de retractación, como tendenciosamente se quiere hacer creer. Esto es, alguien compareció con los datos de Villamizar, tal vez con una cédula falsa, rindió una declaración absolutamente falsa, y estampó una firma falsa
SUPLANTACIÓN…. NO RETRACTACIÓN
Por Jaime Granados Peña
Un medio de comunicación de circulación nacional, que al momento de emitir informaciones respecto del caso del Palacio de Justicia únicamente expone el punto de vista de la Fiscalía y del Colectivo de Abogados JAR, ha asumido como propia la tarea de tratar de desacreditar el testimonio del verdadero Édgar Villamizar Espinel, quien libremente concurrió ante la Procuraduría a manifestar que él nunca había declarado en el proceso contra el Coronel Plazas Vega, y que nunca estuvo en Bogotá en los sucesos del 6 y 7 de noviembre de 1985.
Ante la tergiversación de las informaciones, consistentes en una entrevista con la antigua fiscal instructora del caso, y una columna de un antiguo director del DAS, es menester poner las cosas en su lugar.
Primero, el caso de Édgar Villamizar es de suplantación, no de retractación, como tendenciosamente se quiere hacer creer. Esto es, alguien compareció con los datos de Villamizar, tal vez con una cédula falsa, rindió una declaración absolutamente falsa, y estampó una firma falsa.
Ello se puede comprobar de varias formas: la falta de correspondencia entre las firmas, las flagrantes equivocaciones del impostor respecto de los “generales de ley” del verdadero Villamizar, el haber consignado como su nombre “Villareal” en varias partes del acta, la ausencia de fecha de la diligencia.
Muy extraño, además, el hecho de que siendo el testigo estrella en contra del Coronel Plazas Vega, aparte de su primera y única respuesta, al supuesto Villamizar no se le hiciera una sola pregunta adicional, ni por la Fiscalía ni por el Procurador presente.
De otra parte, hay información de que en la diligencia realizada por la Procuraduría hubo práctica de pruebas que corroboraron la plena identificación e individualización del verdadero Villamizar.
Segundo, no veo coherente atacar al Procurador porque tenga una línea de pensamiento en particular, o porque haya integrado el Consejo de Estado que exoneró de responsabilidad disciplinaria al General Arias Cabrales, cuando la diligencia del verdadero Villamizar se hizo dentro de la órbita de las competencias del Ministerio Público.
Sería equivalente a decir que la exfiscal, por ser egresada de una universidad donde muchos de los magistrados fallecidos habían sido sus maestros, no podía adelantar la instrucción del caso, por no ofrecer la garantía de objetividad e imparcialidad necesarias. Con todo, se tiene conocimiento de que el Procurador Ordóñez no intervino en la diligencia con el verdadero Villamizar.
Tercero, las investigaciones del periodista Ricardo Puentes Melo han comprobado ser sólidas y documentadas, como en el caso de René Guarín, antiguo miembro del M-19, quien convenientemente se guardó durante muchos años ese pequeñísimo detalle de su pasado, que lo hacía testigo dudoso, por abierta parcialidad e interés en el resultado del proceso. Guarín no tuvo alternativa que reconocer su militancia en la banda.
Y no se olvide que Puentes Melo ya anunció que ubicó con vida, en Panamá, a uno de los supuestos desaparecidos. Poner en tela de juicio a un periodista por sostener una determinada línea de pensamiento, es muestra de relativismo moral.
Cuarto, antes de que apareciera el verdadero Villamizar, sin perjuicio de las múltiples inquietudes que ya había elevado esta defensa por el irregular testimonio de quien suplantó a Villamizar, el Juzgado 51 Penal de Bogotá, que lleva el caso del General Arias Cabrales, dijo lo siguiente: “… Dicha prueba resulta ineficaz, toda vez que no se aviene a los postulados del debido proceso, erigidos como derecho fundamental por el artículo 29 de la Constitución Política (…) presenta manifiestas irregularidades como carecer de fecha verificable y haber sido suscrito por el deponente de nombre Édgar Villareal. Tales falencias indiscutiblemente generan incertidumbre respecto de la escrupulosidad del elemento de juicio y más aún, sobre la real identidad del exponente, que en esas condiciones se advierte nebulosa, anomalías que a estas alturas resulta imposible superar como a la postre acaeció a lo largo del proceso…”.
Los hechos confirmaron las inquietudes de ese juzgado respecto de las evidentes irregularidades en el testimonio de quien, ya lo sabemos, suplantó a Villamizar.
Será la justicia la que diga si la antigua fiscal instructora fue víctima de buena fe de un “embuchado” que prepararon otros, o si ella tuvo participación activa en esa suplantación. Y es el Tribunal Superior de Bogotá el que tiene la palabra respecto de la situación jurídica del Coronel Plazas Vega.
Junio 21 de 2011
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