EL BOLÍVAR DE MARX: HISTORIA DE UN GRAN FRAUDE
Cobrando para sí el legado bolivariano, los marxistas latinoamericanos salieron a la palestra con varios ensayos: Gilberto Vieira, Secretario del Partido Comunista de Colombia; Carlos Irazábal, de Venezuela; Julio Antonio Mella, de Cuba y José Carlos Mariátegui, de Perú reivindicaron el acento en la lucha anticolonialista bolivariana
El Bolívar de Marx, historia de un gran fraude
Por José Obdulio Gaviria (Escrito en Octubre de 2006)
Carlos Marx escribió: “Bolívar fue el canalla más cobarde, brutal y miserable”. Los marxistas, durante muchos años, creyeron a pie juntillas ese disparate.
A principios del siglo XX, el marxismo enfrentaba encarnizadamente a la democracia norteamericana como a su principal enemigo. Otro motivo para incrementar la repulsión fue la evidente admiración de Bolívar por el pueblo, las instituciones y la memoria de los fundadores de Norteamérica.
La Revolución Soviética y el desmoronamiento de algunas metrópolis imperialistas europeas, dispararon procesos de liberación nacional en las colonias. La geopolítica que, como se sabe, es la madre del oportunismo y de la hipocresía política, aconsejó a los comunistas latinoamericanos un cambio redondo de opinión y de acción.
He ahí el origen de ciertas redefiniciones hechas en los años treinta del siglo XX: a) el lema principal de los comunistas latinoamericanos pasó a ser la lucha contra el imperialismo norteamericano (o neocolonialismo, “fase superior y última del capitalismo”, al decir de Lenin) y b) se entronizó a Bolívar en el santoral de ese antiimperialismo (siempre referido a Estados Unidos, no a la hoy defenestrada Unión Soviética que en el período de la Guerra Fría fue también una superpotencia).
Llegar a semejantes consignas supuso torcer el pescuezo al pensamiento de Bolívar: se extractó una cita aislada de una carta aislada, (1829, Bolívar a Urdaneta), y pusieron el retrato del Libertador al lado de las fotos de Lenin, Ho Chi Min y el Che. Por arte de birlibirloque, Bolívar, como un Cid Campeador, regresó para sentarse a la diestra de Ernesto Guevara y guiar a Latinoamérica en la nueva independencia, ahora contra el neocolonialismo. La estratagema fue eficaz: hoy, bolivarianismo es casi sinónimo de antinorteamericanismo.
1.¿Por qué el hirsuto antibolivarianismo de Marx?Contrario a lo que se esperaría de Marx, su veneno no respondía a causas de fondo, diferencias ideológicas o políticas. Fue un odio gratuito y casual. Marx siempre malvivió de vender sus escritos y con la ayuda de Engels. En 1858, la Nueva Enciclopedia Americana le encargó un ensayo biográfico sobre Bolívar. Él, investigador juicioso y fecundo, optó esa vez por la ley del menor esfuerzo: fue a la Biblioteca, tomó los libros que encontró y, ni corto ni perezoso, los condensó en ocho páginas. Tuvo la honradez, sí, de citar las fuentes: Bolívar, por el general Ducoudray-Holstein (1831); y las Notas de su viaje por el Orinoco (Londres, 1819) de Hippisley.
Holstein quiso ingresar al ejército libertador, pero exigió se le reconociera un presunto grado de general que alegaba haber obtenido en los ejércitos de Napoleón. Bolívar no le creyó. Holstein, furioso, regresó a Europa y pasó los años rumiando rencor y envidia contra Bolívar. Su libro recoge las habladurías que oyó personalmente en 1818, más las referencias vagas que le llegaron a Europa. La obra de Hippisley, sólo injuria hasta 1818. Marx, en su estudio sobre Bolívar, es un espíritu acrítico convertido en publicista de los dos pobres panfletos anodinos que encontró en los anaqueles de la biblioteca de Londres.
2. ¿Cómo lograron los marxistas hacer creíble y justificar su conversión tardía al bolivarianismo (desde 1930)? La bella metáfora de Choquehuanca fue también profecía. Él dijo que la gloria de Bolívar crecería como la sombra cuando el sol declina. Su vida, con las de Alejandro, Napoleón y Lincoln, son de las más biografiadas de la historia. En cambio, los insultos de Marx son hoy una simple curiosidad deforme, expuesta para el desprecio en el museo de la historia universal de la infamia.
Cobrando para sí el legado bolivariano, los marxistas latinoamericanos salieron a la palestra con varios ensayos: Gilberto Vieira, Secretario del Partido Comunista de Colombia; Carlos Irazábal, de Venezuela; Julio Antonio Mella, de Cuba y José Carlos Mariátegui, de Perú reivindicaron el acento en la lucha anticolonialista bolivariana. Pero aplicaron el mismo método de Marx: falsificaron a Bolívar. Citaron un sólo documento aislado y particularmente rebatible: la página escrita por un héroe trágico que veía impotente, casi moribundo, como se desmoronaba su obra.
Ellos no adhirieron al pensamiento bolivariano, a su obra íntegra. ¡No! Tomaron una frase, una sola frase aislada; y con ella disfrazaron a Bolívar como revolucionario marxista y antinorteamericano. Se trata de tres renglones de una carta del Libertador al general Urdaneta (1829).
En ella, Bolívar medita, desordenadamente, sobre varios temas graves: a) unas palabras del embajador inglés residente en los Estados Unidos que demuestran gran admiración por Bolívar. b) su existencia física y política (la del Libertador) que se halla muy debilitada y pronta a caducar. c) el dolor que le producen las críticas de los liberales americanos, que piensan que quiere instaurar una monarquía. d) su rechazo a una posible sucesión por un príncipe europeo, idea que se le propone desde muchos lados. Leamos completa la famosa frase:”¿Quién podrá mitigar la ambición de nuestros jefes y el temor de la desigualdad en el bajo pueblo? ¿No cree Vd. que la Inglaterra sentiría celos por la elección que se hiciera en un Borbón? ¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos estados americanos, y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad? Me parece que ya veo una conjuración general contra esta pobre Colombia, ya demasiado envidiada de cuantas repúblicas tiene la América”.
3. ¿Por qué es un imposible lógico e histórico que Bolívar hubiese sido enemigo de Norteamérica? La prodigiosa historia de los últimos treinta años del siglo XVIII nos enseña algunas cosas que parecen paradójicas para el grueso público.
Por ejemplo: La declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano son un aporte histórico norteamericano, no francés. En 1776, Franklin y Jefferson, redactaron el Acta de la Independencia, la mejor y más bella síntesis de la filosofía liberal y democrática.
En la declaración francesa (1789) está la mano de Jefferson y Payne. Jellinek (1895) llevó a Europa ese debate y dijo que las declaraciones americanas introdujeron leyes que están por encima del legislador ordinario; que no son sólo leyes formales de naturaleza superior, sino la obra de un legislador superior.
El movimiento democrático liberal tuvo hitos históricos: la Declaración de Derechos inglesa (1688), la Revolución y Acta de Independencia (1776) y la Constitución americana (1787); la Revolución Francesa (1789) y la Revolución bolivariana (Angostura, 1819). Bolívar representó ese pensamiento liberal y conoció los textos norteamericanos a los que se refirió amplia y elogiosamente. Renegar él de la nación norteamericana, hubiera sido renegar de su propio pensamiento.
Y, ¿cómo podía él repudiar, en 1829, las agresiones norteamericanas a México y el zarpazo a su territorio, ocurrido en 1846? La Doctrina Monroe (1823), no fue declaración agresiva que mortificara a Bolívar. Al contrario, contenía tres principios solidarios: las potencias europeas no tienen derecho de intervenir en los asuntos interiores de los Estados americanos; toda intervención será considerada como amenaza hostil y un peligro para los Estados Unidos; la fundación de colonias en América es inadmisible, por hallarse ya repartido todo el Continente americano entre Estados civilizados. El aforismo “América para los americanos”, fue convertido por una propaganda fecunda en “América para los americanos del Norte”.
4. ¿Qué muestras hay de la existencia de opiniones de Bolívar en las que se declare amigo y admirador de Estados Unidos? Dicen que Bolívar excluyó a Estados Unidos del Congreso Anfictiónico. ¡Falso! En carta a Santander dijo: “Hasta ahora no he tenido noticia ni he recibido gacetas. Una que me ha remitido el señor Armero contiene la noticia de que los Estados Unidos van a remitir un enviado al Istmo a asistir a nuestras conferencias, exceptuando las que puedan ser beligerantes. Esto es bastante importante”. Y a Revenga le expresó: “También me alegro que los Estados Unidos manden un enviado al Istmo, sea como fuese”.
Hay muchas frases amables de Bolívar sobre el pueblo y al gobierno de los Estados Unidos: “(…) ¿Quién puede resistir al amor que inspira un gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo los derechos particulares a los derechos generales; que forma de la voluntad común la Ley Suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al imperio de un gobierno bienhechor, que con una mano hábil, activa y poderosa, dirige siempre y en todas partes todos sus resortes hacia la perfección social, que es el fin único de las instituciones humanas?”.
“(…) la hermosa lección que nos ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran república americana, no debe ser inútil para nosotros (…) El Héroe fue oído, el pueblo fue dócil; la república americana en el día es el ejemplo de la gloria, de la libertad y de la dicha de la virtud. Tan grande, tan sublime lección, me dice lo que debo hacer; también Colombia sabrá seguir noblemente a su hermana mayor”.
Y rematemos con esta bella referencia a Washington: “(…) he sabido con un gozo inexplicable que habéis tenido la bondad de honrarme con un tesoro procedente de Mont Vernon. El retrato de Washington, alguno de sus restos venerables y uno de los monumentos de su gloria deben presentárseme por vuestras manos en nombre de los hermanos del gran ciudadano, del hijo primogénito del Nuevo Mundo: no hay palabras con qué explicar todo el valor que tiene en mi corazón este presente y sus consideraciones tan gloriosas para mí. La familia Washington me honra más allá de mis esperanzas aún las más imaginarias, porque Washington presentado por Él fue el noble protector de las reformas sociales y vos el héroe ciudadano…”
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