ASÍ, POCO A POCO, ¡SE AMORDAZA PRENSA, SR. PRESIDENTE..!

A Santos la oposición de algunos medios y periodistas no le incomoda, ¡le arde! Y su forma de amordazar es ridiculizando lo que él humanamente no es capaz de argumentar

Así, poco a poco, ¡se amordaza prensa, señor presidente..!

A Santos la oposición de algunos medios y periodistas no le incomoda, ¡le arde! Y su forma de amordazar es ridiculizando lo que él humanamente no es capaz de argumentar

Andrés Candela
Andrés Candela

Por Andrés Candela

Abril 19 de 2015

“Es increíble cómo han venido acumulándose todo tipo de versiones totalmente mentirosas, que a la gente por oírlas permanentemente comienza a creerlas. Y voy a darles un ejemplo: esta mañana un columnista de EL TIEMPO, que era santista ciento por ciento y sus columnas me apoyaban con vehemencia. Pero resulta que descubrí que tenía un contrato con el Gobierno y me pareció indebido y se lo quité. Y ese columnista se volvió antisantista visceral (…) esa es su objetividad…”

Las anteriores declaraciones –en mi opinión personal- son una muestra exacta del proselitismo oportunista en su mayor expresión cuando la persuasión brilla por su absoluta ausencia y aflora el político de nuestra bananera comunión: “voto=tamal”. Son también las vociferaciones de un descomunal orgullo herido. Incluso –por la retórica utilizada en el momento- uno puede llegar a creer que eran las declaraciones del desaparecido Hugo Chávez en una de sus eternas y populistas intervenciones de “Aló Presidente”; pero no, lo dijo el Presidente Juan Manuel Santos refiriéndose implícitamente al escritor y columnista Plinio Apuleyo Mendoza en la clausura del Congreso Nacional de Municipios en Cartagena. Luego, el señor Mendoza dijo que él no era un “periodista comprable”. Algo muy fácil de comprobar históricamente tratándose de quien fuera uno de los mejores amigos de Gabriel García Márquez, pero con ideas políticas muy antagónicas.

Las anécdotas entre el Nobel de Literatura y Plinio Apuleyo son incontables, se puede considerar como un excelente relato de amistad entre dos escritores; mas, con todas las diferencias políticas de por medio, el resultado fue muy enriquecedor: “El olor de la guayaba”. Libro que –si aún no lo ha leído- se lo recomiendo totalmente al Presidente Santos para estructurar su empobrecido criterio sobre el señor Mendoza y de paso mejorar el lenguaje de sus intervenciones lleno de redundancias, muletillas, incoherencias y bandazos en la mayoría de sus declaraciones.

Plinio Apuleyo Mendoza
Plinio Apuleyo Mendoza

“…Siempre he pensado que su amistad con Fidel Castro nace en buena parte de una manera de ver la realidad, una forma de inteligencia y un lenguaje que pertenecen a su zona geográfica común, el Caribe. Amigo de Castro, pero no de los gobernantes rusos ni de los sombríos burócratas que dirigen el mundo comunista; mirado con el rigor de muchos intelectuales europeos, García Márquez no es fácil de entender políticamente. Para él una cosa es Breznev y otra muy distinta es Fidel Castro, aunque sea comúnmente aceptado que muchos de los rasgos del régimen cubano se hayan inspirado en el modelo soviético. (Nuestras discusiones sobre el particular hace mucho que llegaron a un punto muerto).”

En Colombia la libertad de prensa y expresión debe ser vigilada y, sobre todo, respetada por el Primer Mandatario. Insinuar que la columna “¿Callejones sin salida?” era una venganza por la terminación de un contrato como lo quiso hacer creer el Presidente Santos es una característica que yo –consideraba- sólo la poseían los dictadores del Realismo Mágico debido a su inocultable falta de educación y preparación para gobernar. Pero así es la “moral” del cínico cuando gobierna; del embustero que se hace elegir con un credo y después lo sataniza; la naturaleza de un incurable mitómano prometedor; la obsesión de un trastornado narcisista cuyo total desvelo no es más que el Nobel de la Paz aunque su capricho lo tenga que pagar un pueblo entero. Así, y sólo así, ¡es el guión de un perfecto cretino hecho presidente!

Muy opuesto a la naturaleza del Presidente Santos, el señor Mendoza a lo largo de su intachable trayectoria como

Juan Manuel Santos y Fidel Castro
Juan Manuel Santos y Fidel Castro

columnista ha sido un hombre de absolutas convicciones: escribe sobre lo socialmente correcto sin detenerse a medir intereses personales, porque para él la autenticidad y la verdad deben estar por encima de miramientos banales –incluso- aunque sus propias finanza lleguen a verse diezmadas. Su conducta es coherente con sus actuaciones: la moral es –sin duda- un indisociable de su cotidiano; es decir, él es totalmente lo que escribe, lo refleja en todo aquello que diariamente hace y vive sin atisbos de una mimetizada doble moral tan común entre muchos columnistas y periodistas vendidos al actual gobierno de Colombia y su proceso de “paz”.

Así –desde que leía sus columnas cuando aún estaba en el bachillerato- me imaginaba siempre la pulcritud del señor Mendoza y otros columnistas más a quienes también admiraba. Por fortuna –aunque no viene al tema-, la vida, como lo he escrito en otras ocasiones, se encargó de ponerlos en el rol de colegas y amigos, pero siempre con el absoluto respeto por la opinión personal.

No obstante lo que verdaderamente pretendo con estas líneas –además de salir en defensa de un respetado colega del mismo periódico-, es también poner bajo la lupa las declaraciones de los evangelistas de la “prometedora paz” encabezados por el Presidente Santos cuyos discursos, arengas y reproches vía Twitter contra todos aquellos que dudamos del proceso se vislumbran como una futura mordaza para la libertad de expresión.

A Santos la oposición de algunos medios y periodistas no le incomoda, ¡le arde! Y su forma de amordazar es ridiculizando lo que él humanamente no es capaz de argumentar. Su oneroso proceso tiene más contradicciones que sensatas soluciones y no por casualidad -pero sí por patrocinio- algunas “vacas sagradas” de la profesión en Colombia (menos mal no son todos) han intentado responder las 45 preguntas del Procurador: se han estrellado intentando justificar lo socialmente injustificable.

Creer o imaginar que el conflicto de Colombia pueda llegar gracias a los acuerdos del actual gobierno y los terroristas de las Farc me parece una hipótesis atroz, el vaticinio de una no muy lejana tiranía –ojalá sea yo el único equivocado-; pero, reitero, me cuesta demasiado imaginar un aceptable “resultado social” del actual proceso de “paz” entre el cinismo de las Farc y el excesivo narcisismo de Juan Manuel Santos.

Presidente Santos: no se trata de ridiculizar, mucho menos de satanizar o amordazar a los periodistas “opositores” al proceso, ¡mejore sus argumentos y memorícelos!

 ¿Qué podría decir el propio García Márquez de la siguiente frase? “Un columnista y sus columnas me apoyaban”. ¡¿Una “pava”?!

@Andrescandlak

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