CARTA DE UN SOLDADO A OTRO SOLDADO
Señor Coronel, su valor, su serenidad, su sacrificio y su claridad de juicio y razón, puestos de manifiesto en su viacrucis político- jurídico, son las mejores respuestas a quienes, desde los pulpitos políticos y los medios de comunicación, critican el sistema de incorporación de Oficiales, Suboficiales y Soldados, por algunos hechos irresponsables e inhumanos
CARTA DE UN SOLDADO PARA OTRO SOLDADO
05 de noviembre de 2010
Señor Coronel Alfonso Plazas Vega:
Cuando el M19 asaltó a sangre y fuego el Palacio de Justicia, me encontraba prestando mis servicios a la patria en el Batallón Ayacucho, en la ciudad de Manizales, a donde había llegado luego de cuatro años de duros patrullajes en el departamento del Caquetá, enfrentando precisamente a bandoleros de este grupo armado ilegal. Ese día, 5 de noviembre de 1985, al ver la irrupción sangrienta, pensé para mis adentro que pese a los duros enfrentamientos del Caquetá, allá no lo había visto todo. Sabía de lo frenteros y atrevidos que eran los integrantes del M19, pero no conocía su nivel de maldad, su inconmiseración y su sevicia.
Ese día también pensé que la nación había llegado a un nivel de indefensión tal, que vendrían sucesos inexplicables. Lo que no sabía era que lo inexplicable sería su juicio y condena, y la absolución de toda culpa para integrantes del M19. Esos días, los días más negros de la historia de Colombia, lo observé a usted por televisión encabezando las operaciones y sentí admiración y respeto por un hombre, por un Oficial, por un Soldado, que sin nerviosismo ni temor, se enfrentaba a un grupo de locos, irresponsables e insensibles, quienes no midieron el alcance de su acción.
Hoy, después de 25 años de olvido, de sesgo político, de ignominia y de injusticia, siento mucha más admiración y mucho más respeto por un hombre, por un Oficial, por un Soldado, que se ve enfrentado a la misma amenaza de ese entonces, con la diferencia que en el pasado usted contaba para su defensa con las armas de la república, la Constitución Política y las Leyes.
Señor Coronel Plazas Vega, hoy el mismo contubernio de esos días luctuosos lo han despojado hasta de la presunción de inocencia y del derecho a un juicio justo, si justo se puede llamar a un juicio impropio.
Hoy, después de 25 años, la historia vuelve y lo sitúa en unas circunstancias que, como en el pasado, exigen no sólo de heroísmo, sino de clara inteligencia, dedicación intelectual, cordura y paz interior. Señor Coronel, su valor, su serenidad, su sacrificio y su claridad de juicio y razón, puestos de manifiesto en su viacrucis político- jurídico, son las mejores respuestas a quienes, desde los pulpitos políticos y los medios de comunicación, critican el sistema de incorporación de Oficiales, Suboficiales y Soldados, por algunos hechos irresponsables e inhumanos.
Señor Coronel, usted es de los pocos protagonistas de los hechos comentados, quizá el único por su situación, que deberá encontrarse en paz con la historia, con el presente y con el futuro de Colombia. La verdad tiene que ponerse de manifiesto y la justicia deberá aplicarse con verdadera proporción.
Atentamente,
Sargento Mayor (r) Javier Cañón Núñez
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