LOS CUENTOS DE LA REVOLUCIÓN Y EL SOCIALISMO
El avance del neocomunismo en la región en los últimos años, no se debe tanto a la grandeza de los personajes que dirigen ese mejunje, como a la debilidad de los dirigentes de la democracia liberal, quienes todavía en algunas partes le tienen reverencia supersticiosa al marxismo
Los cuentos de la revolución y el socialismo en Latinoamérica
El avance del neocomunismo en la región en los últimos años, no se debe tanto a la grandeza de los personajes que dirigen ese mejunje, como a la debilidad de los dirigentes de la democracia liberal, quienes todavía en algunas partes le tienen reverencia supersticiosa al marxismo
Por Ariel Peña
Julio 30 de 2015
El problema con el presidente de Venezuela, no es que eructe estupideces, sino que haya quien las crea y se las celebre, pues a raíz del rotundo fracaso de la revolución y el socialismo durante 16 años, que acabo con el aparato productivo en ese país y llevo a la ruina a millones de personas, calculándose la pobreza en mas 50%, como buen marxista Nicolás Maduro acusa a USA de propiciar una guerra económica, cuando el país del norte le compra más de 800 mil barriles de petróleo diarios, que es de lo único que vive la patria de Bolívar en la actualidad.
Con el cuento de la revolución y el socialismo, los hermanos castro en Cuba han recibido desde hace 54 años, cerca de 300 mil millones de dólares regalados por la URSS Y Venezuela, pero ahora ni cortos ni perezosos esperan que EEUU los mantenga, por la debacle económica de Venezuela, ya que para eso es la apertura de relaciones diplomáticas con la administración de Obama, quien busca poner un muro de contención al expansionismo ruso y chino en Latinoamérica.
Colombia tampoco se queda atrás, porque el grupo terrorista de las Farc, que lleva 51 años buscando tomarse el poder y que sigue los lineamientos del comunismo totalitarios, también delira con la revolución y el socialismo, y dentro de su patología burocrática, sigue esbozando ciegamente los planteamientos de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, quienes tomaban la revolución como un ajuste de cuentas o vendetta, diciendo que “la revolución es la que dispara y que debe matar lo que existe, la revolución no admite regla, extermina y ya, en la revolución no hay lugar para lo humanitario, el objetivo es tomarse el poder lo demás sobra” así que con los actuales auspiciadores de semejante practicas salvajes, negocia el gobierno de Santos en La Habana.
También en Ecuador, Bolivia y Nicaragua los gobiernos de esos países hacen apología de la revolución y el socialismo, tratando de reeditar el lastre del marxismo leninismo repudiado tras la caída del muro de Berlín en el viejo continente, pero ante la crisis económica que se avecina, por la disminución del precio en las materias primas, la van a pasar muy mal las economías de los países que han caída bajo la férula del socialismo del siglo XXl, de la misma forma el gobierno de Dilma Rousseff en Brasil tiene un desprestigio gigantesco de más del 90% pues la corrupción del partido de los trabajadores, fundado por Lula da Silva es monumental.
Pegado a los cuentos de la revolución y el socialismo en Latinoamérica, se encuentran los llamados gobiernos progresistas o alternativos, que son el alter ego del neocomunismo, tomando como excusa el rechazo al neoliberalismo, cuyo padre fue el partido comunista chino en matrimonio con el capital financiero internacional hace 38 años, para desarrollar en el país asiático una economía de mercado, que termino en un capitalismo salvaje.
Dentro de los tales gobiernos alternativos está el de Argentina, que se esconde en el peronismo, para aparecer con un ropaje democrático, cuando también se encuentra incurso en el socialismo del siglo XXl, subrayando que Juan Domingo Perón le tenía una inmensa animadversión al marxismo y por eso afirmo antes de morir “no cambio la bandera del justicialismo, por el sucio trapo rojo del comunismo”
El avance del neocomunismo en la región en los últimos años, no se debe tanto a la grandeza de los personajes que dirigen ese mejunje, como a la debilidad de los dirigentes de la democracia liberal, quienes todavía en algunas partes le tienen reverencia supersticiosa al marxismo, resaltando que el liberalismo clásico es el verdadero defensor de los derechos civiles y políticos de los ciudadanos y por ello le corresponde fortalecer la democracia ante la acechanza de fuerzas totalitarias, como las que encontramos hoy en el continente.
Hitler y Mussolini también echaban el cuento de la revolución y el socialismo y, decían luchar a favor de los pobres como lo hacen las Farc en Colombia y los partidos demagogos del socialismo del siglo XX en América Latina, entonces en nuestros países que han sido víctimas de la trampa histórica marxista, debe de impulsarse un fortalecimiento ideológico y político a favor de la democracia liberal, que es la única alternativa real y posible para solucionar los múltiples problemas que aquejan a la región, rechazando el hatajo del foro de Sao Pablo que en 25 años, ha conspirado en contra de la libertad y la democracia de nuestros pueblos.
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