DIÁLOGOS ETERNOS Y PERVERSA MANIPULACIÓN SEMÁNTICA
De acuerdo a la tergiversación semántica que hacen de las palabras los terroristas comunista de las Farc, es muy difícil que hagan entrega de las armas ya que lo considerarían como una rendición
Diálogos eternos y perversa manipulación semántica
De acuerdo a la tergiversación semántica que hacen de las palabras los terroristas comunista de las Farc, es muy difícil que hagan entrega de las armas ya que lo considerarían como una rendición
Por Ariel Peña
Marzo 25 de 2015
Un par de baldados de agua fría recibió en los últimos días el gobierno del presidente Santos de parte de las Farc, con respecto a los diálogos de La Habana, cuando sus voceros manifestaron sin ninguna pena que las negociaciones no son “irreversibles” o sea que se pueden acabar y, no como dicen algunos optimistas que estamos en la recta final, pues para los cabecillas de las Farc falta mucha tela que cortar y con las 28 salvedades llevaran al proceso hasta el infinito, además como propina la narcoguerrilla dijo desde Cuba que el desminado será “humanitario” y por etapas y se escogerán los territorios que se le antojen en 3 o 4 sitios, siguiendo minados cientos de kilómetros, lo cual continuara provocando más víctimas por ese crimen de lesa humanidad.
En las negociaciones que se están llevando a cabo entre el gobierno y la guerrilla de las Farc desde hace 3 años en La Habana, se observa la tergiversación de los términos por parte del grupo terrorista, siendo ello una consabida maniobra marxista leninista, desde que ese esperpento hizo su aparición en la tierra como una de las peores desgracias humanas; por esa razón era que el dictador soviético Stalin decía “que de todos los monopolios ejercidos por el estado, ninguno seria más crucial, como el monopolio de la definición de las palabras”. Pues como lo acostumbran los totalitarios, con las palabras gobiernan, manipulan, engañan y usan indebidamente los términos para ocultar la verdadera naturaleza de un acontecimiento, con lo cual se desinforma a la opinión; por lo tanto hay que analizar como la monserga guerrillera, acomoda las palabras a sus mezquinos intereses.
Términos como pueblo, democracia, verdad y paz para los marxistas y por ende para los cabecillas guerrilleros tienen significado diferente al que conocemos, ya que el comunismo totalitario posee su propio diccionario, como método perverso de pisotear a los pueblos mediante el engaño y la violencia, de ahí que es de superlativa importancia la conformación que hizo el presidente Santos de una Comisión Asesora de Paz, para que voceros de la sociedad civil, le puedan decir claramente al ejecutivo que las Farc, no representan al pueblo, ni a organización social o popular alguna, además es bueno que el gobierno pueda discernir de una vez por todas sobre el componente ideológico del conflicto, porque al ser las Farc marxistas leninistas manejan dos principios fundamentales para la toma del poder, que son el de la violencia partera de la historia y el de la lucha de clases como ajuste de cuentas o vendetta al mejor estilo mafioso.
En Colombia no se puede tomar la palabra paz de manera genérica pensando en ella como una panacea que nos llevara al paraíso, por los diálogos de La Habana, ya que allí únicamente se puede negociar el fin del conflicto político militar, nada más, porque también existen otros conflictos por comportamientos individuales que afectan variados entornos, por lo tanto un acuerdo de paz política entre la guerrilla y el gobierno no tendría ninguna incidencia en la problemática referida, además se ha demostrado que con su absolutismo la guerrilla busca crear embelecos, al hablar de paz con justicia social, cuyo significado nos trasladaría a Hitler y Mussolini, quienes también proclamaban la emancipación de los pobres, de ello se deduce que la tal paz con justicia social, no es más que un truco dilatorio de parte de la guerrilla, para no desmovilizarse.
Por otra parte dentro de la manipulación semántica, la guerrilla comunista habla de conflicto social y armado, para no referirse al conflicto político militar, que es su verdadero nombre, ya que las Farc hace más de 50 años buscan tomarse el poder mediante la violencia, usando como estrategia la combinación de todas las formas de lucha, por eso la manipulación del término social, se engrana dentro de la patraña, para dividir a la sociedad de forma maquiavélica, entre quienes están con el estado y quienes están con la subversión, o sea el falso dilema entre la oligarquía y el pueblo, tomándose la guerrilla abusivamente el derecho que nadie le ha otorgado para suplantar a organizaciones sociales, populares y sindicales, eso quiere decir en buen romance que los representantes de la guerrilla solamente pueden negociar a nombre de su tropa y sus colaboradores, porque las Farc no representan a la sociedad civil y los encuentros en Cuba deberían de enfocarse únicamente a la terminación del conflicto.
De acuerdo a la tergiversación semántica que hacen de las palabras los terroristas comunista de las Farc, es muy difícil que hagan entrega de las armas ya que lo considerarían como una rendición, pero dicen que en un eventual acuerdo no las van a usar para hacer política, o sea que las conservaran con la estratagema de la dejación, pretendiendo lograr del gobierno una revolución por decreto y/o un contrato en donde les entreguen a las buenas el poder, ya que de lo contrario seguirán intimidando a la sociedad con actos terroristas, así las Farc buscan dilatar al máximo las conversaciones, usando también a algunos voceros de organizaciones políticas, porque a la guerrilla lo que le interesa es dialogar para fortalecerse militarmente, como ya se ha visto en los últimos días con el decomiso de armas provenientes de otros países cuyo destino era la banda armada, esto para tener un mejor poder intimidatorio, utilizando los diálogos de publicidad. Entonces la paz política seguirá embolatada y la guerrilla con su jerga continuara torciendo los términos, para prolongar las negociaciones, hasta lograr sus objetivos.
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