EFECTOS DE LAS NEGOCIACIONES CON LAS FARC
Por la afinidad ideológica de vieja data, de nuestro Presidente y su hermano Enrique, con los movimientos de extrema izquierda, no podemos descartar la posibilidad que al firmar el acuerdo, termine el país en manos de esta Alianza perversa
Efectos de las negociaciones con las FARC
Señor Director:
El Gobierno Nacional y las FARC vienen adelantando en La Habana las negociaciones mal llamadas de paz, con el apoyo de Cuba y Venezuela. Es importante recordar, que este grupo armado ha sido el principal generador de violencia del país; que desde hace mucho tiempo dejó de lado su fundamento ideológico y hoy actúa más como una banda criminal que como un grupo insurgente. Se presenta como defensor del pueblo; cuando en realidad no es más que un grupo de bandidos que en medio siglo de existencia no ha realizado un solo hecho concreto que haya beneficiado en lo más mínimo al pueblo colombiano, por el contrario, lo que ha hecho es secuestrar, masacrar y aterrorizar colombianos, sembrar minas, destruir nuestros recursos naturales, desarrollar todo tipo de actividades ilícitas.
Cada vez que el gobierno ha intentado dialogar para buscar una salida negociada a este grave problema de inseguridad que aqueja al país, este y otros grupos armados, han aprovechado las negociaciones para fortalecerse política y militarmente; el caso más patético de este proceder, es el de las negociaciones del Caguán, donde el Gobierno del momento despejó y desmilitarizó cinco municipios, con la idea de adelantar allí las negociaciones, pero muy rápidamente este grupo empezó a ejercer el control en todo este territorio; aumentó y robusteció sus frentes, incrementó de manera significativa sus actividades de narcotráfico y lo más grave, mientras dialogaban, concibieron y pusieron en marcha un plan con el objetivo de cercar la ciudad de Bogotá y derrocar el Gobierno con el cual estaban dialogando.
El Presidente decidió dialogar con las FARC, conociendo ampliamente su condición de grupo narcoterrorista y la nefasta experiencia tenida en el último intento de negociación. Por ello, la negociación ha debido reducirse solamente a: cuándo, dónde y cómo se van a desmovilizar y a entregar las armas, la rebaja de penas, los programas de apoyo económico y de capacitación para los desmovilizados; desafortunadamente no fue así, el gobierno permitió que los narcoinsurgentes, llevaran la iniciativa desde el comienzo de las reuniones, por supuesto el grupo armado se percató de la debilidad del Gobierno y aprovecho para imponer sus condiciones.
Por lo poco que se ha podido conocer, los requerimientos del grupo armado en términos generales fueron aceptados, según el Gobierno solo algunos han sido negociados; sin embargo los voceros del mencionado grupo, aseguran por los diferentes medios de comunicación que no entregarán las armas, que no pagarán un solo día de cárcel ni siquiera por delitos de lesa humanidad; y además, siguen hablando de: la aprobación de zonas de reserva campesina con plena autonomía para conformar una especie de territorios independientes y controlar la población que los habita; la entrega automática de curules en el Congreso, Asambleas departamentales y Concejos municipales; la creación de zonas de circunscripción electoral en territorios controlados por ellos; reducción y desmantelamiento de las Fuerzas Militares para convertirlas en un organismo débil e ineficiente, la legalización de la droga para continuar ejerciendo como uno de los principales carteles del narcotráfico y para rematar, están exigiendo la realización de una Asamblea Constituyente para hacer una Constitución a su medida, como lo que hizo Chávez en Venezuela.
Estas exigencias analizadas en contexto, demuestran claramente que las FARC no están buscando la paz, están buscando es el poder. Es muy diciente que por un lado exigen reducir las Fuerzas Militares y por otro se niegan a entregar las armas; esto indica que lo pretenden es debilitar la capacidad de defensa del Estado por la vía política y ellos mantener intacta su estructura armada, para posteriormente con cualquier pretexto reiniciar a sus anchas sus actividades criminales; pese a lo anterior, el gobierno pretende hacer creer al pueblo colombiano, que con la firma del acuerdo, desaparecerá la violencia y volverá la seguridad y tranquilidad a Colombia, además, busca polarizar a los colombianos, con el argumento de que quienes no apoyan las negociaciones de paz es porque quieren la guerra.
Durante las negociaciones, los narcoterroristas no han dado una sola señal que permita pensar que esta vez no están engañando al pueblo colombiano; por el contrario, han incrementado sus actividades delictivas de narcotráfico, minería ilegal, secuestros y permanentemente vienen efectuando actos terroristas como el cometido en plena tregua navideña contra la población de Pradera, que dejó un muerto y decenas de heridos; o el asesinato salvaje de dos policías en Tumaco que después de apalearlos, a uno le dieron un tiro de gracia y el otro fue degollado; pese a ello, el Gobierno no ha tenido la firmeza para suspender las conversaciones hasta cuando cesen los actos criminales.
En el trascurso de los diálogos, se ha podido develar que las FARC no están solas, que tienen una alianza secreta con Cuba y Venezuela, con la intención que imponer en Colombia el socialismo Latinoamericano del siglo XXI, modelo promovido por Hugo Chávez. El cual, no tiene otro mérito diferente al de empobrecer los países donde se ha instaurado; con solo observar la dramática situación que vive el pueblo venezolano, podemos hacernos una idea de los desastrosos resultados que genera de este modelo.
Por la afinidad ideológica de vieja data, de nuestro Presidente y su hermano Enrique, con los movimientos de extrema izquierda, no podemos descartar la posibilidad que al firmar el acuerdo, termine el país en manos de esta Alianza perversa, lo que sería funesto para los colombianos, sería seguir el mismo camino de Venezuela; pero es más grave, para las Fuerzas Armadas, pues pretenden reorganizarlas y reducirlas de acuerdo a su conveniencia; el Presidente asegura que la Fuerza Pública no será negociada, pero no se puede tener seguridad que esté diciendo la verdad, pues cuando se supo que el Gobierno adelantaba las conversaciones clandestinas con los narco guerrilleros de las FARC, el presidente negó rotundamente este hecho y posteriormente se vino a saber que llevaban cerca de un año de negociaciones.
Se ha sabido que para ganar el respaldo de los militares y policías al proceso, vienen ofreciendo beneficios jurídicos similares a los que se concedan a los desmovilizados, para los involucrados en procesos judiciales. Ofrecimiento que no se puede aceptar, porque sería ponernos en el mismo nivel de los narcoterroristas y además a la larga no lo van a cumplir, porque lo que busca la extrema izquierda es invertir la ecuación, en lugar de estar el Estado con sus Fuerzas Armadas contra la narcoguerrilla, quieren poner al Estado y la narcoguerrilla en contra las Fuerzas Armadas; por ello , el aspecto que consideran el más importante del posconflicto, es la investigación y revisión de las operaciones realizadas por la Fuerza Pública, responsabilizar a sus integrantes mediante testigos falsos y presentar la Institución Armada como la principal violadora de los derechos humanos en Colombia y una vez desprestigiada, suprimir o reducir los derechos adquiridos por sus miembros. Ojalá no caigamos en la trampa de aceptar dicha propuesta, para no tener que arrepentirnos hasta el final de nuestros días.
Por lo anteriormente expuesto, me permito invitar a que actuemos para impedir que se materialice el aludido acuerdo. La forma más democrática de hacerlo es votando, en contra del Presidente Santos o cualquier otro candidato que no haya manifestado abiertamente su desacuerdo a las negociaciones de la manera que se vienen adelantando. Teniendo en cuenta que Unasur es uno de los veedores internacionales, el mismo que avaló la elección de Maduro en Venezuela, debemos permanecer vigilantes para evitar que suceda lo mismo que nos aconteció en las anteriores elecciones al Congreso.
Por Néstor Castro Teniente Coronel R
Mayo 16 de 2014
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