EL ACABOSE
Estos 5 años de gobierno Santos con los tres que le faltan, se caracterizan por la instauración del farcsantismo, el cogobierno entre los narcoterroristas y la claque del presidente, que irónicamente está presidida por el mafioso presidente Samper
El acabose
Estos 5 años de gobierno Santos con los tres que le faltan, se caracterizan por la instauración del farcsantismo, el cogobierno entre los narcoterroristas y la claque del presidente, que irónicamente está presidida por el mafioso presidente Samper
Por Alberto López Núñez
Abril 2 de 2015
Hemos señalado reiteradamente que el Foro de Sao Paulo tiene como misión primordial la aniquilación de la democracia en el continente para sustituirla por regímenes dictatoriales de izquierda. Colombia ha sido eje fundamental en su estrategia, pero el gobierno Uribe significó la piedra de tranca en el cumplimiento de su cometido. Con la llegada al poder de Juan Manuel Santos, producto de un error descomunal del presidente Uribe que él mismo ha reconocido, pues con solamente haberse traído a colación el antipatriótico proyecto de Juhampa en el 97 de llegar al poder vía golpe de estado para instaurar un régimen de facto con los narcoterroristas y los carteles tradicionales, se ha debido bloquear su ascenso político, pues eso tipificaba su verdadero ideario político. Pero en fin, eso es página pasada. Volvemos al argumento principal, con la llegada de Juan Manuel Santos al poder, se revitaliza el proyecto del FSP, pues JMS ha venido actuando como el Kerenski colombiano, para posibilitar la implementación de la cartilla del Foro, que en diversas ocasiones hemos descrito.
En efecto estos 5 años de gobierno Santos con los tres que le faltan, se caracterizan por la instauración del farcsantismo, el cogobierno entre los narcoterroristas y la claque del presidente, que irónicamente está presidida por el mafioso presidente Samper, que Santos quería tumbar. El farcsantismo tiene como objetivo crear las condiciones para la instauración de la dictadura de izquierda que pretende implantar el Foro de Sao Paulo.
Para crear esas condiciones no se requiere sino minar las bases de apoyo popular de la democracia. Para ello se crean situaciones descaradas de deterioro institucional que crean la ansiedad por “ algo distinto” en el electorado, y a partir de allí implementar el consabido método del FSP ya implementado en los países del ALBA, Brasil, Argentina y que se está ya gestionando en nuestra patria. Es el acabose.
Por ello lo que parecen errores inintencionados del gobierno no lo son, en verdad es una estrategia muy bien planificada de creación de un estado de deterioro tal, que facilite el trabajo de zapa de destrucción de la democracia.
Tres fenómenos trabajan en el cumplimento por parte de Santos de ese cometido del Foro de Sao Paulo:
Creación de un estado de irreversibilidad de la entrega del poder a los narcoterroristas de los criminales de lesa humanidad de las Farc. Los tales diálogos de paz de La Habana, no son sino una capitulación incondicional del gobierno a las Farc, avaladas bajo engaño por todos( excepto el uribismo) los factores de poder: partidos políticos, empresariado, gremios, medios de comunicación, sindicatos, ONGs, etcétera.
Politización de la justicia. El estado de putrefacción del poder judicial es máximo, y la utilización de esos jueces venales, desde el promiscuo que da libertad a delincuentes, hasta los Altos Magistrados, que declaran exequibilidad de adefesios jurídicos, como el marco jurídico de la impunidad, para permitir la rendición del gobierno a los narcoterroristas, hasta el montaje de un aparato de persecución judicial al uribismo, desde la Fiscalía dirigida por el miembro de la juco, el Fiscal Montealegre, quien como Santos, se infiltraron en las esferas democráticas, para dar el zarpazo final contra la democracia, son claras manifestaciones de un plan de desestabilización institucional con la finalidad de minar la credibilidad del sistema democrático
La corrupción. Esta es una característica innata de la humanidad, no somos ángeles. Pero el propósito de llevarla a extremos inauditos, sobrepasando la “sabia” instrucción del “maestro” Turbay de mantenerla en sus justas proporciones, es un plan elaborado con el fin estratégico de exacerbar el hastío popular frente a ese fenómeno. Esto se hace con impudicia, como se demuestra en el proyecto de JMS de eliminar la ley de garantías, con el fin de que alcaldes y gobernadores malbaraten sus presupuestos en mermelada para ganar las elecciones. Si, por ejemplo Petro, en 3 años y 8 meses no ha ejecutado sino en promedio el 35% de su presupuesto, y eso sin ninguna obra, ni siquiera de mantenimiento, como tapar los huecos de las calles, ¿por qué es vital que en los 9 meses que le queda haga uso de recursos sin licitaciones, en convenios interadministrativos e inflando una nómina de activistas políticos pagados por nuestros impuestos? Yo diría más bien que las condiciones que exige la ley de garantías para los períodos electorales (licitaciones y no contratación de nómina innecesaria) deberían ser norma de toda administración en todo el tiempo.
Todas estas tácticas y muchas otras que por falta de espacio no narro fueron ejecutadas por el FSP en su primer experimento con Chávez en Venezuela, ya son amplia y profundamente conocidas por los demócratas colombianos. A los dirigentes venezolanos se les puede dar el perdón por desconocimiento del enemigo, pero los colombianos estamos claramente advertidos del peligro que corre la democracia colombiana. Estamos como lo dice el título en el acabose. No me queda sino la esperanza de que a diferencia con Venezuela: 1) el pueblo colombiano no está acostumbrado al facilismo del petroestado y por ello es menos maleable, como lo demuestra el constante más del 80% de rechazo popular a las condiciones de paz impuestas por las Farc. 2) Acá tenemos en Uribe al líder de la defensa del sistema democrático, que no tuvimos en Venezuela. 3) Finalmente los militares colombianos no están ideologizados por la izquierda como una parte de los venezolanos, ni son mercenarios vendidos al mejor postor, como la mayoría de aquellos.
Estamos en el acabose, pero tengo la fe que la democracia colombiana la sacaremos de cuidados intensivos en donde el farcsantismo la ha llevado.
Comentarios