EL DICTADORCILLO DE LA MONTAÑA
Petro ha mostrado lo más bajo de la calaña política y politiquera, usando las atribuciones de su función para reclamar manifestaciones a su nombre, oponiéndose abiertamente a decisiones judiciales, y haciendo uso de su sequito de servidores para abusar del sistema legal colombiano e internacional
El dictadorcillo de la montaña
De las decisiones de los amigos de Petro, podemos decir que son a su altura, caóticas, procurando crear desorganización institucional, y sobretodo desconoces las verdaderas necesidades del país y de la capital
Por Jaime Prieto – Luxemburgo
Febrero 27 de 2014
Quien con éxito se ha levantado contra la democracia y ha logrado oponer sus ideas, por fuerza de lógica no conoce los límites de la ley y se cree superior a toda norma… En los casos más dramáticos, superior a la lógica misma.
Contra toda lógica y legalidad, el destituido alcalde de Bogotá continua reinando la ciudad del caos y continua –por inverosímil que esto sea- teniendo sectores que lo apoyan.
Los gobiernos en el palacio de Liévano han venido transformando la capital colombiana en una ciudad de tercera – si no, de quinta-, que ajena a la realidad del país, sucumbe entre corrupción, a los abusos de poder y al reino de la ilegalidad, la capital ha retrocedido a puntos, que me recuerdan la cruel infancia que vivimos muchos colombianos en finales de los 80s y hasta bien entrados los 90s.
Por obscuras razones que aún lo logro comprende (siendo abogado), la aplicación las normas en materia disciplinaria y administrativa están sujetas en Colombia a la aprobación popular-aun después de su instauración votación y promulgación parlamentaria y sanción presidencial-, y con ello, los naricitas gobernantes de izquierda continúan la fiesta con la que fuera la capital del reino de nueva granada.
En otras latitudes, cuando un gobernador desconoce la ley y es sancionado por hacerlo de manera fragrante en detrimento de las arcas públicas, hordas de manifestantes se unen para enterrar no solo su carrera política, sino su mal gobierno, y procurar, a todo costa sustraerlo de la posibilidad de seguir causando daño.
En Bogotá, este no es el caso, en nuestra capitalita, no nos oponemos a los bandidos, los dejamos abusar de nuestro patrimonio, de nuestra ciudad y de nuestra imagen, como les permitimos que abusen de las mujeres capitalinas en el Transmilenio, sin tregua, y sin castigo a la altura de la ofensa.
El burgo maestre ha mostrado lo más bajo de la calaña política y politiquera, usando las atribuciones de su función para reclamar manifestaciones a su nombre, oponiéndose abiertamente a decisiones judiciales, y haciendo uso de su sequito de servidores para abusar del sistema legal colombiano e internacional.
Mientras la justicia sufre en su esfuerzo por dictar medidas y realizar su función constitucional sin los medios ni los recursos necesarios para tan importante labor, el destituido funcionario crea una crisis institucional promoviendo un ejercicio de encarnizamiento judicial y buscando crear un desorden estructural mientras encuentra una respuesta que le acomode.
Busca en instancias internacionales – de las que sinceramente espero una respuesta jurídica que entierre finalmente al pataletoso exguerrillero-, busca en las instancias internas, haciendo uso de mecanismos que son creados para proteger derechos, no para imponer ideas, y, como si fuera poco ahora se dedica a utilizar las atribuciones de sus funciones para preparar campanas en su favor, y así imponer nuevamente su forma de pensar, desconociendo la legalidad.
Sobre la decisión del procurador, solo resta por decir la verdad, es objetiva, es normativamente adecuada y a mi juicio laxa considerando las sanciones aplicables para cada una de las conductas cometidas.
De las decisiones de los amigos de Petro, podemos decir que son a su altura, caóticas, procurando crear desorganización institucional, y sobretodo desconoces las verdaderas necesidades del país y de la capital.
Cómo es posible que una persona del común debe esperar años para resolver su situación jurídica mientras otras se toman el sistema (como le gustan las tomas a este señor) y lo abusan para crear nuevamente un pánico en el cual el único beneficiado es él mismo (como cuando generó un pánico económico en el pasado), y luego, esos mismos que siguen en la fila de espera de la gente de bien, apoyan a ese mismo que una vez más les pasa por encima y viola sus derechos sin otro efecto que satisfacer sus ansias de poder.
En conclusión, creo que llego el momento de dejar de culpar al que se cree rey y de culpar a quien tiene la responsabilidad primera, los votantes.
Bogotanos, si no dejan de votar por este grupo de amarillos descoloridos, luego no se quejen si el D.C. se muda a donde gente que quiera progresar.
Comentarios