EL PROCESO DE LOS CRÍMENES COMUNISTAS DE LOS KHMER ROJOS

Vietnam es un país expansionista cuya doctrina es dominar a los países más débiles y más pequeños. Vietnam aplica una doctrina de invasión, expansión, apropiación de tierras y de exterminio

El proceso de los crímenes comunistas de los Khmer Rojos

 

Kaing Guek Eav, jefe de los Jemeres Rojos, condenado a 35 años de prisión

Por JG Malliarakis

L’Insolent, Paris

http://www.insolent.fr/2011/12/le-proces-des-crimes-communistes-khmers-rouges-en-phase-terminale.html

Traducido del francés por Colombian News

Enero de 2012

Hemos informado aquí en varias ocasiones las numerosas dificultades que aparecen en los procesos de los jefes Khmer Rojos. Estas comenzaron en 1979 por razones jurídicas y por las intenciones evidentes del actual hombre fuerte del país.

Primer ministro desde 1985, Hun Sen es un vasallo de los vietnamitas y trabaja constantemente para sabotear cualquier exploración de esa terrible experiencia en la que él participó antes de unirse a los comunistas rivales de Hanói.

Se supone que las familias de las víctimas del régimen marxista en Camboya participarán en el proceso, como demandantes. Uno de ellos señaló el 20 de noviembre pasado esto: “Ieng Sary no quiere hablar. Sólo Khieu Samphan dice que va a hablar. Yo digo que aquellos que saben no hablan y los que hablan dirán que no saben nada. Así que no espero mucho de este proceso”.

Sin embargo, este otoño el proceso entró, 32 años después de la caída del régimen, en la fase decisiva.

En efecto, las audiencias del proceso número 2 de los líderes del régimen, comenzaron el 22 de noviembre de 2011. De eso no se oye hablar en los grandes medios. En consecuencia, la mayoría de las personas que creen saber utilizar el Internet para pasar la voz y comentar o criticar las mentiras oficiales, no lo han repercutido en sus blogs, redes sociales y otras transferencias de correo electrónico.

Debemos rendir homenaje a Anne-Claude Porée, periodista francesa en Camboya, que cuenta día a día las audiencias. (1)

El personaje más importante que emergió hace varios días parece ser el ex “hermano número 2”, Nun Chea, el principal sobreviviente de ese partido y de ese gobierno, por haber sido vice-secretario general, pues Pol Pot, el secretario general, está asándose en el infierno desde 1996.

El proceso anterior, el del verdugo “Duch”, también había dejado una sensación de inquietud. Los crímenes y el papel de ese personaje no pueden ser minimizados. Kaing Guek Eav, más conocido como “Duch”, estaba a la cabeza de un centro particularmente abominable de la represión comunista en Phomh Penh. El viejo liceo  Tuol Sleng había sido transformado bajo su dirección en la prisión S-21. Allí fueron torturadas y asesinadas 15.000 personas. Ese lugar es hoy un memorial del genocidio camboyano. Al momento de redactar este artículo, el veredicto de su apelación aún no se conoce. Desde el año 2010, ese acusado es pasible de una condena de 35 años de prisión, sentencia pronunciada más de 30 años después de los hechos. “Duch” podría figurar si no como un “cargaladrillos” si como un ejecutante.

Además, convertido al cristianismo en la década de 1990, él ha pedido perdón varias veces a los pocos sobrevivientes y a las familias de las víctimas, e incluso ha pedido ser condenado “a la pena más estricta”. De esa manera, el ha creado la imagen “de un hombre prisionero de una doctrina, incapaz de decir no. Y, sobre todo, [él] se ha negado a admitir que jugó un papel político en el régimen de Pol Pot (1975 – 1979), refugiándose en el cuento de que temía que lo asesinaran por justificar su celo”. (2).

Nun Chea, en cambio, no puede invocar, por su parte, ni la obediencia a las órdenes, ni lanzar lágrimas de cocodrilo. Simplemente, el  finge que ignoraba algunas de las decisiones burocráticas. Como buen militante, él se dedica ahora a reescribir la Historia en favor de su utopía asesina, explotando las debilidades del proceso y del tribunal.

Nun Chea aparece hoy, es verdad, como un viejo. Él sabe jugar perfectamente al ser debilitado, al momento de las preguntas. Su “Estoy cansado”, “me duele la cabeza” son vistos como signos de agotamiento.

Pero mientras que los otros acusados, como Ieng Sary, están claramente fuera de circulación, y si la “primera dama del régimen”, Ieng Thirith, fue reconocida oficialmente como loca, el ex vice secretario general demuestra ser todavía un temible maniobrero y un propagandista. El se muestra, en realidad, incansable.

Su dialéctica demoníaca vale la pena el viaje. El se presenta hoy como una especie de soberanista  camboyano. Todo el mal viene y no ha dejado de venir, dice,  de los vietnamitas. Y tan pronto ve a los monjes en la audiencia se pone a hacer hincapié en la relación entre el marxismo y el budismo, sobre un telón de  compasión, por supuesto.

¡Olvidado queda así el tratamiento dado a los monjes seguidores del Buda en ese periodo! Piensa uno aquí en el increíble esfuerzo de “recuperación” de la religión ortodoxa que hacen los ex agentes del KGB ruso, corriente de “nostalgia estalinista” contra la cual el Patriarcado de Moscú se vio obligado a llamar la atención, lo que demuestra que esa manipulación existe (3).

¿Cuáles son los daños que Nun Chea le imputa a los vietnamitas?

El vietnamita Ho Chi Minh instauró en 1930 un partido comunista indochino según el modelo del partido comunista chino. Ese PCI quería realizar una federación con Laos y Camboya, protectorados franceses en esa época. Sin embargo, hasta la década de 1950, afirma Nun Chea, el partido no tenía camboyanos en sus filas. Su explicación no carece de radicalismo: “La principal razón era que los camboyanos no quieren a los vietnamitas”. ¿En qué queda el llamado internacionalismo proletario y la amistad entre los pueblos?

Nun Chea, prosigue así su reescritura de la historia:

“Durante el período 1960 a 1979, Vietnam utilizó en secreto todos los medios posibles para destruir la revolución camboyana e impedir el desarrollo de Camboya y de su democracia, y desorganizar el partido, y dirigió, desde el nivel más alto al más bajo, una oposición al partido comunista camboyano,  e instauró una red secreta dentro del PCK para el futuro.

“Vietnam es un país expansionista cuya doctrina es dominar a los países más débiles y más pequeños. Vietnam aplica una doctrina de invasión, expansión, apropiación de tierras y de exterminio. Vietnam estaba ávido de poder en defensa de sus propios intereses sobre todo económicos”.

Conclusión de la ex mano derecha de Pol Pot: Vietnam es el principal factor que ha sembrado  la confusión en Camboya entre 1975 y 1979.

A finales de 1950, el partido comunista camboyano (llamado entonces partido revolucionario del pueblo khmer), se propuso entonces definir su línea estratégica y política para poder ser independiente.

“Yo, Nun Chea, y Pol Pot  habíamos aceptado las recomendaciones de [el fundador] Tou Samouth”. El asesinato de éste en 1962 fue un duro golpe para el partido de los trabajadores de Camboya (el PRPK cambió de nombre en 1960) y fue entonces cuando Pol Pot se convirtió en el número 1. Nun Chea, siguió siendo el número 2 del PCK,  nombre que adoptó el partido comunista de Camboya en 1966. En 1967, fundó el Ejército Revolucionario de Camboya y éste pasó a la ofensiva con el ataque al cuartel de Bay Ram el  17 de enero de 1968.

Sin embargo, esa lucha armada había sido concebida como un medio de supervivencia, para protegerse. Pol Pot, Nun Chea y sus hombres estaban convencidos de que sin eso ellos mismos serían eliminados.

Ellos viven en la paranoia sectaria clásica de los revolucionarios. Nadie ha descrito mejor ese fenómeno que Dostoievski en “Los endemoniados”. El título ruso es “Los demonios”. Esa novela fundamental se basa en dos hechos reales: el caso del asesinato del estudiante Ivanov por el grupo de Netchayev en 1869 y el espectáculo de los crímenes cometidos en nombre de la Comuna de París de 1871. El genio maléfico de Lenin, y Stalin en la Unión Soviética, no hicieron sino continuar y expandir una forma demencial de dictadura que había sido inaugurada en Europa, en siglo XVI, por los anabaptistas de Münzer (4).

También hay que señalar en primer lugar que la entrada a la clandestinidad de los khmeres rojos en 1967-1968 ocurrió antes del golpe de Estado de los mariscales Lon Nol y Sirik Matak en 1970, presentado a menudo como la razón por la cual los khumer rojos adoptaron la táctica de la guerrilla. Por otro lado, esa estrategia contrariaba claramente la orden lanzada por Khrushchev en 1956 de hacer la lucha parlamentaria.

Cuando Nun Chea toma la palabra afirma todavía una línea política. Su proceso se convirtió en una tribuna perversa que es patrocinada por algunos jueces. El planta la bandera de una increíble operación de lavado y de impunidad moral, una vez más en favor de la empresa de Lenin. (5)

Anne-Claude Porée, en su informe del 6 de diciembre de 2011, se dice preocupada por lo que ella llama “el efecto Nun Chea”, pues el ex “hermano número 2” se expresa como un jefe. “El impresiona al público pues no tiene miedo de responder”, dice. Marca de fanatismo, esa actitud es posible y eficaz en gran parte gracias a la actitud de la juez inglesa Silvia Cartwright, quien por razones oscuras le ha dejado desarrollar toda su retórica sin hacerle las preguntas que debería hacerle.

No se puede dejar pasar en silencio esa lamentable complacencia.

Apostillas

1. Su columna está disponible en línea. Se puede recibir actualizaciones gratuitas en: http://proceskhmersrouges.net/

2. Leer al respecto el artículo “L’inaudible repentance de Douch”, publicado por Nord Eclair el 29 de marzo de 2011.

3. Ver el cable de Interfax del 29 de octubre de 2011: “¿Se puede seguir siendo un admirador de Stalin?”: “El Metropolitano Hilarión de Volokholamsk, presidente de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, condenó enérgicamente a los ortodoxos que se dedican a defender el stalinismo, calificando eso de blasfemia”. 4.“Fueron en los anabaptistas del siglo XVI, y no en otros donde el comunismo y el socialismo encontraron sus verdaderos antecedentes prácticos. Ha llegado el momento de mostrar la trágica historia de esos fanáticos”. Ver Alfred Sudre “L’Histoire du communisme avant Marx”, éditions du Trident, Paris, 2010, página 99.

5. Ver acerca de la permanencia de la empresa leninista la obra de Jules Monnerot.

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