ENTONCES, ¿PARA QUÉ EL D.A.S…?

Los escándalos debían haberlos hecho cuando la policía allanaba propiedades sin orden judicial, o los organismos de seguridad estaban infiltrados por los narcotraficantes, o se calumniaba a las personas de bien con fines políticos, o cuando se incursionó y se asesinó la justicia colombiana en el Palacio de Justicia

ENTONCES ¿PARA QUÉ EL DAS?

Carlos Gaviria y Ramiro Bejarano, su abogado y antes director del DAS durante el gobierno Samper

Por Juan Gómez Martínez –Diario El Colombiano, de Medellín

No he podido entender lo que hace la oposición. O mejor, no entiendo la forma de hacer esa oposición los enemigos del gobierno y, sobre todo, los enemigos del gobierno anterior. Critican que el organismo que fue creado para hacer investigaciones, para garantizar la estabilidad del país, para la protección del Presidente de la República y para todo aquello que garantice la tranquilidad de Colombia esté actuando como se lo exigen sus propias normas. No entendería, yo por lo menos, una entidad como el DAS con sus funcionarios sentados leyendo prensa, escuchando noticieros o viendo televisión para enterarse de los hechos y así, con esa información, actuar en defensa del interés de Colombia.

El DAS tiene que investigar, el DAS tiene que proceder de acuerdo con esas investigaciones y sus resultados, el DAS no puede esperar a que las cosas le caigan del cielo o que los particulares hagan las investigaciones que le corresponden a esta entidad creada para tal fin.

Los escándalos que se hacen ahora los debían haber iniciado hace muchos años, cuando también se procedía a las “chuzadas”. Los debían haber hecho cuando la policía allanaba propiedades sin orden judicial, o los organismos de seguridad estaban infiltrados por los narcotraficantes, o se calumniaba a las personas de bien con fines políticos, o cuando se incursionó y se asesinó la justicia colombiana en el Palacio de Justicia. Nada de eso, nada de escándalos o protestas hicieron los petros, las piedades, los robledos, los pardos, los gavirias y tantos otros que ahora se rasgan las vestiduras como los más buenos entre los colombianos. Yo, y lo digo en primera persona por ser testigo en carne propia de muchos de esos hechos, fui víctima de un intento de secuestro por parte de Pablo Escobar durante el gobierno de Barco. Esas personas nunca se hicieron oír en actos de protestas o rechazos. Tal vez Petro no tuvo ni tiempo porque estaba en el monte con las armas en sus manos o en la capital preparando el ataque al Palacio de Justicia. Mis llamadas como Gobernador de Antioquia fueron chuzadas en el gobierno del presidente Gaviria y eso pasó como el rayo de luz por un cristal, sin romperlo ni mancharlo.

Nadie protestó ante esa realidad palpable. La casa de campo del Gobernador de Antioquia fue allanada sin orden judicial y, fuera de la noticia de la radio y la prensa, nadie se preocupó por ese hecho repudiable.

Pero era distinto, estábamos en el gobierno de Gaviria. La prensa bogotana me calumniaba con saña diciendo que yo era un narcotraficante, amigo de Pablo Escobar, y la gente, que ahora protesta contra el gobierno y contra el DAS, no se preocupaba de lo que le pasaba al alcalde de Medellín. El Espectador hasta llegó a publicar una caricatura de Juan Gómez Martínez con el título injurioso y calumnioso de “El alcaloide de Medellín”. Para quienes ahora protestan eso era solamente un chiste. Nadie se molestó por hacer un reclamo ante ese hecho grave para la dignidad de una persona y mucho más para la dignidad de la autoridad de la ciudad capital de Antioquia.

El DAS tiene que investigar y cumplir con su deber. Si unas personas, por importantes que ellas sean, viajan en avión fletado por un sospechoso de narcotráfico y reciben dádivas durante una gran fiesta preparada en su honor, el DAS tiene que actuar, lo contrario sería incumplir con su deber. Si una señora, por importante que ella sea, viaja a los campamentos de los narcoterroristas, el DAS tiene que investigar lo que allí pasó. No actuar tendría que ser motivo de investigación contra el DAS por no cumplir con su deber. Que no siga pasando que quienes atacaron el Palacio de Justicia tengan altos cargos y sean quienes critican las actuaciones del DAS y que el coronel que defendió las instituciones del Estado, quien arriesgó su vida en defensa de la justicia esté pagando largos años de cárcel. “Esto tiene que cambiar”.

21 de octubre de 2010

 

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