ESPAÑA: PROFECÍAS POLÍTICAS
Las grandes derrotadas en casi todas las elecciones celebradas en España han sido las encuestas
Profecías políticas bastante predecibles para España
Las grandes derrotadas en casi todas las elecciones celebradas en España han sido las encuestas
Por Ricardo Angosto
Abril 9 de 2015
Sin que nadie parezca quererlo remediar, el Partido Popular (PP), liderado por ese maestro de la tibieza y los paños húmedos que es Mariano Rajoy, se encamina a una derrota electoral el próximo mes mayo. Las elecciones municipales y regionales, que se celebran en un clima de incertidumbre, descrédito de la clase política y tímidas señales de que se avecinaría una recuperación económica (¿?), serán el punto de inflexión para el gran cambio político que se está gestando en España.
A la desaparición del bipartidismo reinante por más de tres largas décadas, se le vendrá a unir la irrupción en la escena y la entrada en las instituciones de dos nuevas fuerzas políticas: una a la derecha, que será Ciudadanos, y otra a la izquierda, que personifica ese movimiento contradictorio y radical que es Podemos. Aparte de estas dos fuerzas, en un juego político a cuatro si sumamos a los socialistas y a los populares -el PSOE y el PP, respectivamente- en las instituciones a elegir en mayo es más que predecible que entren otros actores en alza y cada vez con un papel más claro de árbitros en el gran tablero que está por venir.
Me refiero, claro está, a otras que seguramente obtendrán representación parlamentaria, -auguro alrededor de una veintena-, y que convertirán al parlamento en un ente ingobernable y atomizado, donde formar gobierno y construir sólidas mayorías requerirá de pactos y amplios consensos. En cualquier caso, según cuentan los sondeos y estudios de opinión locales, la tendencia mayoritaria parece favorecer a la izquierda y aleja irremediablemente a la derecha liderada por el PP del gobierno, simplemente porque no va tener a nadie con quien pactar.
Los socialistas, pieza clave para la gobernabilidad. Otra de las profecías bastante predecibles es que la gobernabilidad estará en manos de las dos nuevas fuerzas y de otras pequeñas. Socialistas y populares ya no podrán repartirse el país como un cortijo y tendrán, necesariamente, que buscar acuerdos. En este escenario, obviamente, la posición del PSOE es central y podrá jugar con más posibilidades que el PP, dada su ubicación ideológica más hacia el centro. Los socialistas podrían formar gobierno tanto con Podemos como con Ciudadanos.
Pero también es más que seguro que una vez Podemos llegue a las instituciones, lo que ocurrirá previsiblemente tras los próximos comicios regionales y locales, es que moderará su discurso y adoptará una posición más pragmática y alejada de la muchachada tardoestalinista que ahora jalea a sus líderes. Al igual que ha ocurrido en Grecia con la izquierdista Syriza, la cruda realidad económica, unido a que una cosa es predicar y otra dar trigo, llevarán a una toma a tierra a esta formación que siempre se ha mirado en el espejo de la que ahora gobierna a los helenos de la mano de ese vendedor de humo que es Alexis Tsipras.
España no es Grecia. Pero aún hay más: España no es Grecia. En primer lugar, España es una realidad plurinacional donde las fuerzas de carácter nacionalista gozan todavía de una gran potencia en Cataluña, País Vasco, Navarra, Galicia e incluso en la Comunidad Valenciana, por no hablar de las islas Baleares y Canarias, y donde cualquier propuesta de gobernabilidad pasa por esas fuerzas, tal como la historia reciente demuestra. Una mayoría absoluta de Podemos es, simplemente, una tesis de imposible cumplimiento, dada la complejidad social, política y regional del país.
Y, en segundo lugar, existe una España profunda, católica, conservadora e incluso me atrevería a decir que beata que siempre ha votado por las formaciones de derecha y que no va a trasvasar su voto desde esos planteamientos políticos hacia los extremistas de Podemos. Quizá ese votante no se está manifestando ahora en las encuestas, pero seguramente sí lo hará en las urnas. Hay una tendencia, una suerte natural de ese segmento, de perdonar todas las tropelías y desmanes a nuestros dirigentes el día en que llegan a las elecciones.
Por último, pero no menos importante, está otro elemento a tener en cuenta: las grandes derrotadas en casi todas las elecciones celebradas en España han sido las encuestas. Existe un voto oculto, tal como se ha visto en las elecciones generales de 1993, 1996 e incluso en el 2000, que siempre es favorable a los socialistas y actúa en detrimento de la derecha. Y ese voto, no casualmente, se manifiesta con especial fuerza cuando la continuidad de esta fuerza se pone en duda.
Las encuestas señalan tendencias, claro que sí, pero no son el resultado final en las urnas. Al día de hoy tenemos ya dos elecciones -europeas y andaluzas- y en ambas Podemos y Ciudadanos han obtenidos unos resultados relativamente buenos si tenemos en cuenta que partían de cero. Pero que no se olviden de algo ambas formaciones: los éxitos obtenidos tienen más que ver con los deméritos y errores de los dos grandes partidos, PSOE y PP, que con los méritos propios. Tocar la bocina cuando el coche de adelante no arranca es fácil, lo difícil es arrancarlo y ponerlo en marcha. Podemos está en una situación de fuerza porque está tocando la bocina, pero llegará el día de toparse con la cruda realidad económica, como le paso a los “genios” Syriza, y tendrán que tomar medidas impopulares, retratarse y hacer política.
En cualquier caso, y a modo de resumen, la profecía más certera es que la España que salga de las próximas citas electorales será un país bien distinto al que conocíamos hasta ahora. Tendrá un espectro político más plural, complejo y diverso, en donde harán fuerza grandes pactos para gobernar en las instituciones. El futuro ya está aquí. El bipartidismo ha muerto, y eso ya no es una profecía, sino una realidad puesta sobre la mesa con los resultados escrutados en las urnas en las últimas elecciones. Resulta increíble como la torpeza política de algunos, junto con su soberbia infinita y su exhibición de una cleptomanía rayana en lo miserable, puede habernos llevado a este escenario al que nos aventuramos sin realmente saber si será para bien o para mal. Veremos qué pasa.
@ricardoangoso
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