FARC-SA AGRARIA EN EL PROCESO DE PAZ
Hay un plan orquestado por el Secretariado de las FARC; en el cual a través de una carta de ocho páginas de octubre de 1995, ordenaba a todos sus bloques y frentes combinar varias acciones (secuestro, extorsión, boleteo, entre otras), con el propósito de expulsar a finqueros de sus propiedades, en especial ganaderos, para de esta manera ocupar los predios con milicianos populares
Farc-sa agraria en el proceso de paz
Por Pedro Javier Rojas Guevara.Analista político y militar
Desde 1964 año de origen de las FARC en el sur del Tolima, y también en los departamentos del Huila y Cauca desde sus inicios; este grupo terrorista viene hablando de su “Programa agrario guerrillero”, que no es más ni menos, que una burda e ilegal estrategia que busca despojar a los campesinos de sus tierras, ejercer el co-gobierno, entendido como la presión armada a los gobernantes locales a fin de intervenir los presupuestos municipales y regalías; e implantar y afianzar las Zonas de Reserva Campesina (en adelante ZRC), que la Ley 160/94 (sistema nacional de reforma agraria) creó de buena fe y que han sido sagazmente utilizadas por las FARC, para ejercer su influencia criminal en vastas zonas rurales del país donde la presencia del Estado ha sido escasa o nula. En consecuencia, no será tarea fácil continuar en el 2013 abordando el primero de los cinco puntos pactados por ambas partes, -Gobierno-guerrilla-, en este proceso de paz; toda vez, que el grupo guerrillero no se aparta de su “plan estratégico”, redactado en 1982 durante la séptima conferencia. Marulanda en carta fechada del 26 de diciembre de 2002, emitió algunas directrices en torno al utópico plan, y en uno de sus apartes refiriéndose al tema agrario dijo: “el plan señala que todas las autoridades son reemplazadas por las nuestras en inspecciones, municipios y departamentos, en consecuencia darán comienzo a la aplicación de la plataforma conjunta de las fuerzas aliadas y el programa agrario de los guerrilleros en todo el territorio bajo su control… “.
Precisamente, por eso Iván Márquezdesde La Habana en su nueva zona de distensión cinco estrellas al lado de sus
compinches, afirma de manera vehemente y desafiante: “Las FARC no están en proceso de negociación, pues nada tenemos que entregar, si mucho que exigir”. Por otra parte, el número dos del grupo criminal enfatiza que el cese unilateral al fuego “lo hemos cumplido de manera rigurosa…”, sin embargo, desde el 19 de noviembre en por lo menos quince oportunidades, la Fuerza Pública ha sido atacada u hostigada, lo cual contradice las palabras del cabecilla. Sin duda, la ausencia de cohesión y unidad de mando en las FARC es evidente, el hecho que varios de sus bloques no acaten la orden impartida desde la isla es preocupante, pues pareciera que algunos integrantes del secretariado radicales e intransigentes como Pastor Alape, Catatumbo y Joaquín Gómez, cabecillas de los bloques del Magdalena Medio, Central y Sur respectivamente, quienes representan por lo menos el 40% de la estructura armada ilegal, estuviesen en franco desacuerdo con el proceso.
En tal sentido y siguiendo con el tema agrario, bien vale la pena recordar que a mediados de la década de los 90, se conoció por parte de las autoridades un plan orquestado por el Secretariado de entonces con “Tirofijo” a la cabeza; en el cual a través de una carta de ocho páginas de octubre de 1995, ordenaba a todos sus bloques y frentes combinar varias acciones (secuestro, extorsión, boleteo, entre otras), con el propósito de expulsar a finqueros de sus propiedades, en especial ganaderos, para de esta manera ocupar los predios con milicianos populares (1). y así tomar posesión ilegal de estas tierras; “la política agraria revolucionaria confiscará las tierras ocupadas por compañías imperialistas norteamericanas a cualquier título y cualesquiera que sean las actividades a las que estén dedicadas”, instruía Marulanda en uno de los puntos del documento.
Así las cosas, el equipo negociador del Gobierno debe tener plena claridad, en el sentido que están sentados frente a un grupo criminal que por décadas ha perfeccionado todo un engranaje clandestino para apoderarse de extensos predios rurales y para tal tarea cuentan con una de sus estrategias más efectivas: la “organización de masas”, es decir, la forma como penetran sindicatos, movimientos estudiantiles y universitarios, juntas de acción comunal, cabildos indígenas, gobiernos municipales y cualquier forma de organización pública o privada que les permita materializar e impulsar sus planes. Para tal efecto, las FARC viene empleando una “táctica audaz y acertada”, en sus propias palabras, a través de sus dos apéndices político-organizativos: el Partido Comunista Clandestino Colombiano (PC3) y el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia (MB); ambos articulados para desprestigiar y atacar jurídicamente a la Fuerza Pública buscando su salida de las ZRC, y garantizando de esta forma, el aumento de terrenos que aseguren la producción de hoja de coca, pues le entregan a los campesinos algunas hectáreas y los obligan a cultivarla. Es una realidad incuestionable, que los principales cabecillas en los Santanderes, el Magdalena Medio, el sur del Tolima, Caquetá, Vichada y Putumayo, principalmente, son verdaderos terratenientes, que difícilmente renunciarán a las miles de hectáreas que les han arrebatado a los colombianos de bien que habitan en la Colombia rural que poco conocemos.
En síntesis, observamos a un grupo guerrillero sentado en una mesa de negociación con el Gobierno, cuya incoherencia y soberbia no tiene límite; pues son conscientes, que cada vez que pronuncian frases contrarias a los hechos reales, la confianza del pueblo colombiano y las instituciones se deteriora, y el corazón Patrio se inunda de más escepticismo y desesperanza; sin embargo, su discurso desgastado no cambia.
(1) Este grupo de milicianos en las FARC cumple tareas logísticas y de inteligencia especialmente, lo constituyen las mujeres mayores de 40 años, los ancianos y los niños.
Comentarios