FRANCIA: EL PS EN FASE DE LIQUIDACIÓN
El Partido Socialista sale despedazado de los cinco años del catastrófico gobierno de François Hollande
Francia: el PS en fase de liquidación
El Partido Socialista sale despedazado de los cinco años del catastrófico gobierno de François Hollande
Por Eduardo Mackenzie
Febrero 2 de 2017
En las primarias abiertas del Partido Socialista francés, cuya segunda vuelta fue realizada antier, se impuso Benoît Hamon (49 años). Este obtuvo 1.196.253 votos (58,72%) mientras que el vencido, el ex primer ministro Manuel Valls (54 años), obtuvo 841 310 votos (41,28%). Sin embargo, el nuevo candidato oficial del Partido Socialista, un efímero ex ministro de Educación (duró en el cargo 147 días), tiene pocas posibilidades de ser elegido presidente de la República en abril-mayo próximo. Un sondeo realizado el mismo domingo muestra que Hamon solo recogería entre el 13 y 15% de las intenciones de voto durante la primera vuelta de la elección presidencial, es decir que ocuparía la cuarta o quinta posición, detrás de los otros candidatos.
El Partido Socialista sale despedazado de los cinco años del catastrófico gobierno de François Hollande. Cuatro fracciones se disputan esa misma bandera. Hamon, un aparatchik socialista desde que tenía 26 años, era el vocero del primer grupo parlamentario que rompió con las políticas de Hollande por considerarlas “de derecha”. Lo que hizo Hamon tras ganar la candidatura socialista fue invitar a la convergencia de las fracciones dispersas de ese partido y de los grupos ecologistas, comunistas y de extrema izquierda. Pero eso no será fácil: otros candidatos de la izquierda radicalizada buscan lo mismo. Jean-Luc Mélenchon, candidato del grupo Francia Insumisa (10% de las intenciones de voto), admirador como Hamon del castro-chavismo, también aspira a captar en abril los votos de los socialistas, de los verdes y de los comunistas.
Los candidatos más opcionados para ganar la elección presidencial están en el campo opuesto: son Marine Le Pen, extrema derecha (25%), y François Fillon (22%), del partido Los Republicanos (LR, ex UMP), vencedor de la primaria de la derecha y el centro, hace dos meses. En la primaria de LR participaron más de cuatro millones de electores.
El bajo número de participantes en la consulta socialista refleja, por un lado, la crisis del izquierdismo y, por la otra, indica que un amplio sector de ese electorado se inclina hacia otro ex ministro de Hollande, Emmanuel Macron, candidato que no quiso someterse a la primaria del PS. Macron (21%, según las encuestas) pretende encarnar un ala social-reformista aunque haya sido él, precisamente, la eminencia gris de la desastrosa política fiscal de François Hollande. Si los seguidores de Valls, de orientación vagamente socialdemócrata, se suman a Macron, las posibilidades de Benoît Hamon se debilitan aún más. Eso no le impide a éste creer que será el hombre del “renacimiento de la izquierda francesa”.
En la primera vuelta de la primaria socialista, una semana antes, hubo irregularidades. Solo dos días después del conteo de los votos el PS pudo dar unas cifras precisas: un millón 600 mil electores habían votado. Mélenchon acusó al PS de haber realizado un « fraude masivo» en la primera vuelta. En la segunda, hubo menos incidentes y el caudal subió, según el PS, a los dos millones. Lo que sigue siendo una cifra muy baja habida cuenta de que en octubre de 2011, en su primera elección interna abierta, el PS había obtenido 2 millones 660 votos. El cuerpo electoral total de Francia es de 44,8 millones y todos ellos (teóricamente) podían votar en la consulta abierta del domingo pasado. Le PS ha perdido 40 000 adherentes desde 2012. La prensa informa que el PS solo tenía 135.833 militantes a comienzos de enero de 2017. De los cuales 86.171 estarían al día con sus cotizaciones.
Benoît Hamon es el vocero del ala más izquierdista del PS. El reconoce que sus inspiradores son el marxista norteamericano Bernie Sanders, el británico Jeremy Corbyn y el partido español pro chavista Podemos. Punto central y casi único del programa de Hamon es el « ingreso universal »: un subsidio de 600 euros que toda persona podría recibir cada mes, lo que le costaría a Francia la cifra astronómica de 300 mil millones de euros. La idea subliminal de esa propuesta es: “no trabaje y gane dinero de todas maneras”. Muchos consideran eso como una propuesta demagógica e irresponsable que pretende hacer de los franceses no unos trabajadores felices sino unos asistidos deprimidos. Esa propuesta podría, además, colapsar el presupuesto nacional. Un país de solo seis millones de habitantes experimenta, en una localidad, ese modelo: Finlandia. Francia tiene 67 millones de habitantes. La otra medida que muestra quien es Hamon es la legalización de la marihuana, punto que es rechazado por millones de personas.
El sistema de las primarias abiertas demostró una vez más ser una maquinaria para descabezar a los jefes de las formaciones políticas. La consulta del domingo pasado fue un desastre para Valls, quien era el favorito del PS cuando renunció al cargo de primer ministro para ser candidato a la candidatura. Otro tanto les ocurrió, dos meses atrás, a dos dirigentes de la derecha. El ex presidente Nicolas Sarkozy y el ex primer ministro Alain Juppé, ambos líderes del partido LR, eran los favoritos de la primaria de la derecha y el centro. Fueron barridos por el ex primer ministro François Fillon (62 años) quien figuraba como tercero en los sondeos. El mismo Hollande fue víctima al renunciar a la participación en la primaria de izquierda, y a su eventual reelección, en vista de su bajísimo índice de popularidad.
Así como el “todos contra Sarkozy” descartó al ex presidente francés en noviembre de 2016, el “todos contra Valls” sacó del juego interno al líder socialista. Las malas lenguas dicen que fuerzas opuestas al socialismo votaron en la primaria socialista, como votaron en la primaria de la derecha, para defenestrar al candidato más temible para ellas, robando así la decisión de los socialistas y de los republicanos.
Entre la primera y la segunda vuelta, en efecto, la candidatura de Hamon recibió el apoyo de un polemista de extrema derecha Alain Soral. Al día siguiente, un discípulo de éste, conocido por sus prédicas antisemitas, Dieudonné, reforzó el campo de los que invitaron a “sacar a Valls de la presidencial”. Esa misma gente había jugado al “todo salvo Sarkozy”. ¿Eso explica la victoria de Hamon? Este, desde luego, repudió tal apoyo: “Esta postura no engaña a nadie”, dijo. “Lejos de ser un apoyo, se trata de una manipulación mediocre que busca dividir a aquellos que son adversarios del racismo y del antisemitismo”. El campo de Valls también vió la maniobra y muchos socialistas de base pidieron a sus amigos de la derecha que votaran este domingo por Valls para impedir el triunfo de Hamon.
Christian Balboa, un militante del LR, había explicado esto en su portal web: « Durante la primaria de la derecha y del centro, un 15% de los votantes eran electores de izquierda, cerca de 650 000 votantes, quienes renegando de sus convicciones profundas firmaron la carta de valores de la derecha, y se movilizaron para derrotar a Nicolas Sarkozy ». En vista de eso, Balboa propuso antes de la segunda vuelta socialista intervenir para evitar el refuerzo de la candidatura de Macron: « ¡Hay que salvar al soldado Valls! El pueblo de derecha debe ir a votar masivamente por Valls, pues la eliminación de éste abre una avenida a Emmanuel Macron quien podría ver afluir hacia él una parte del electoral del ala social demócrata del PS”.
Pero la militancia del PR, sin consigna oficial precisa, no se movilizó para ayudar a Valls, quien es recordado por su sectarismo anticatólico. Ahora el candidato de LR, Fillon, se encuentra, en los sondeos, en igual posición que Macron, y los dos son desafiados a su vez por un Frente Nacional crecido. Como el FN rechaza el sistema de primarias, su candidata, Marina Le Pen, ha podido dirigirse, en estos meses de campaña, al país en general, mientras que las otras formaciones, a causa de las primarias, se han dirigido sobre todo a sus bases y electores.
Ello muestra, en parte, las ventajas e inconvenientes de las primarias, un sistema nuevo en Francia. Se ha visto cómo la primaria fragiliza a quienes han ejercito el poder y favorece la radicalización de los candidatos, consolidando las fracturas latentes de los partidos. En la consulta abierta aparece otro elemento negativo: permite la intromisión, en la escogencia del candidato, de fuerzas hostiles que sólo aspiran a eliminar los candidatos y programas que le son más adversos. En esas condiciones, el partido que practica ese tipo de escogencia de sus líderes y candidatos pone en manos de otros su propio destino. Tal sistema comienza a ser, en Francia, un objeto de reflexión.
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