HISTORIA DEL SOCIALISMO V: Educación para élites vrs. educación para pobres
HISTORIA DEL SOCIALISMO V
Educación para élites vrs educación para pobres
Por Ricardo Puentes Melo
Así, pues, tenemos que los colegios jesuitas impregnan las mentes de los niños con este misticismo, con los escapularios, las imágenes, las reliquias, el relato de los milagros y apariciones de la virgen María –Lourdes y Fátima-, la adoración del Sagrado Corazón y otras cosas que nos dan una idea de la manera en que los niños y jóvenes son trabajados durante años. Eso es parte de la manera en que se forman “cristianos elitistas”.
Aunque enseñan filosofía y ciencias, los jesuitas se cuidan para que el sistema de aprendizaje imponga subrepticiamente a sus alumnos la obediencia completa a la iglesia. La “cadena de oraciones” con la que son ‘rodeados’ los alumnos de los jesuitas, no son otra cosa que lo mismo de las oraciones de brujos y espiritistas.
Como dice Boehmer de los jesuitas: “Ellos no creían en la libertad, lo que resultó fatal para la enseñanza”.
Por esta razón es que entendemos que los independentistas, educados por jesuitas, jamás pretendieron aliviar las cargas del pueblo. Los maestros de la Orden los habían educado para sentir profundo desprecio por las “castas inferiores” o por los blancos pobres. Los oligarcas, entonces y ahora, han considerado que quienes no son de su clase no son sus iguales y no merecen los mismos privilegios y derechos. Al respecto, recuerdo que escuché en una reunión social a un ministro de educación que hablaba con sus “iguales” acerca de la educación en Colombia, más exactamente refiriéndose a la Universidad Antonio Nariño, que ha hecho papel importante en permitir el acceso de gente sin recursos a educación de alta calidad. En ese entonces, se estaba ejerciendo una presión enorme por parte de los dueños de otras universidades privadas, para que cerraran la Antonio Nariño. Dijo el ministro a sus amigos, en medio de carcajadas: “Vamos a cerrarla.. Es que esa vaina de que los pobres se eduquen no puede ser… Nos friegan a nosotros, caray…”
En Estados Unidos, donde a comienzos de su vida independiente de la corona británica, los jesuitas no controlaban la educación, las personas tenían igualdad de acceso al sistema educativo y a los cargos públicos. Con los años, esta pretendida libertad se ha perdido y ahora, mediante la educación controlada por los jesuitas, ellos han pervertido esos principios negando el derecho a la igualdad educativa. Universidades como Harvard, Yale, Cornell y Georgetown, entre otras, son controladas por la Orden y es de allí que han emanado los dirigentes del país que se han encargado de seguir las normas elitistas de los jesuitas.
Aprovechándose de la libertad de enseñanza en los países protestantes, como Estados Unidos, donde la educación existe como un derecho real de los ciudadanos, los jesuitas inculcan los principios de obediencia ciega a sus alumnos. Por este motivo, los egresados que llegan a gobernar les dispensan protección a los jesuitas y les ofrecen beneficios a cambio de que la Orden siga inculcando en la juventud la obediencia y el sometimiento a este nuevo tipo de monarcas. Los jesuitas tienen bajo su control a los opresores de los pueblos. Y cabe pensar que si el sistema educativo de los jesuitas es bueno para que los tiranos se beneficien de la obediencia de los desamparados, eso quiere decir que los educados por la Compañía de Jesús no están preparados para ejercer la libertad, ni para respetarla.
Es increíble, sin embargo, que siempre se recomendará a los jesuitas como educadores. Los opresores lo hacen porque les conviene, mientras que los oprimidos aspiran ilusamente a entrar –por medio de la educación de los jesuitas- a formar parte de la clase dirigente. El record de presidentes, ministros, obispos, jueces y empresarios que han pasado por sus aulas es verdaderamente impresionante. Así que esto deslumbra a todos los padres quienes imaginan que el sistema de enseñanza de los jesuitas hace que los alumnos aprendan más y mejor. Eso es falso. Si bien el sistema educativo en Colombia, y en especial en ciudades como Bogotá, está bajo el control de FECODE, el sindicato de maestros, FECODE, a su vez, está bajo el control de los jesuitas. A ellos no les interesa que el pueblo tenga una educación de calidad. Y la prueba está en el bajísimo y vergonzante nivel que demostraron nuestros estudiantes en una reciente prueba en la que se compararon las competencias de los alumnos con las de otros países. En Bogotá, el alcalde Samuel Moreno defiende la tesis de que la educación pública debe ser totalmente controlada y dirigida en pénsum y demás, por FECODE, el sindicato que está en manos de los jesuitas. Y no deja de ser curioso que Samuel Moreno defienda esta tesis a pesar de que él se educó fuera del control de FECODE, en otro colegio elitista de propiedad de curas. Moreno y todos los socialistas saben que debe haber dos tipos de educación: Uno para los futuros gobernantes y otro para los gobernados. Los jesuitas saben que, de cualquier manera, teniendo ellos el control en ambos tipos de establecimientos beneficiarán su causa.
Si echamos una rápida mirada a los países donde la Compañía ejerció predominio en la educación, vemos sus efectos: atraso e ignorancia. Todos los países católicos estuvieron a la cola del progreso y la ciencia: España, Sudamérica, Nápoles, los cantones italianos, Suiza y Francia fueron naciones atrasadas y supersticiosas bajo en control católico. Por otro lado, Holanda, Inglaterra, Alemania, de donde los jesuitas fueron expulsados a finales del siglo XVI, progresaron e impulsaron fuertemente la ciencia.
Mientras las naciones liberales avanzaban, las católicas se sumían en la oscuridad. Pero los jesuitas no pudieron frenar durante mucho tiempo la penetración de las ideas liberales –que no del Partido Liberal- en sus vastos dominios. Mientras los métodos de educación, basados en un concepto de libertad, progresaban, la influencia de los jesuitas mermaba. A pesar de que durante el siglo XVI los jesuitas llevaban la delantera, a partir del siglo XVIII se volvieron anacrónicos.
El dogma de la “infabilidad papal”, inventado por los jesuitas, ya no tenía tanta preeminencia como antes. Sin embargo, en los países católicos, este dogma continúa vigente y es altamente conveniente para los intereses de la Orden. Gracias a los concordatos, y a las representaciones diplomáticas (otro “acierto” de los jesuitas cuando apoyaron que el Vaticano ejerciera como Estado político), en cada país del mundo el Vaticano tiene un representante acreditado que ejerce como líder espiritual, moral y político. Con la excusa de la moral, el dogma de la infabilidad papal es tremendamente conveniente para ellos. Prácticamente el papa ejerce hoy una autoridad ilimitada sobre la conciencia de sus fieles.
Y donde quiera que no tengan preeminencia religiosa, o donde las ideas reformistas hayan penetrado, el Vaticano crea los famosos partidos católicos. Mismos que han llevado al poder a Hitler, Mussolini, Franco, Salvador Allende y varios más. La iglesia Católica, por medio de estos partidos, no ha dudado en apoyar tiranos de la peor clase, siempre que sirvan a sus intereses. Tienen a Fidel Castro controlando la educación y las finanzas de la isla; tienen a Hugo Chávez quien, bajo la mentira de la revolución, ahora controla constitucionalmente todo el sistema educativo de Venezuela, excluyendo cualquier tipo de educación que no se apegue a sus dogmas, controlando lo que la gente debe leer y lo que no.
Aquí, en Colombia, sucede algo parecido –igual que en todos los países con Concordato, pretendidamente ‘democráticos’. Las personas no tienen opciones. Están obligadas a leer lo mismo, no les han enseñado otro idioma –lo que limita sus posibilidades-. Controlan los medios de comunicación, los medios de producción.. están en los partidos políticos y persiguen controlarlos. Por otro lado, los “protestantes” -que no lo son de ninguna manera- prefieren leer libros de Benny Hinn, K. Kuhlman, César Castellanos o cualquier otro de esos timadores, que verificar sus creencias y dogmas. Estos “protestantes” prefieren seguir ignorando que el Vaticano está infiltrado en sus iglesias, que sus pastores repiten como loros preceptos jesuíticos, que la música “cristiana” no es más que otro negocio lucrativo y que la televisión y las editoriales “cristianas” –todo junto- no les deja ver la verdad; ellos quieren seguir ignorando que los jesuitas están asesorando al mismo tiempo al gobierno y la guerrilla, que son dueños de bancos y entidades financieras que cada día –mediante la usura- sumen más y más en la miseria a los colombianos pobres que no ven otra salida que acudir a ellas para obtener una casa paupérrima que terminan pagando hasta once y doce veces su valor, y que, en caso de que no puedan seguir pagando, la vivienda les es expropiada sin importar que ya hayan cancelado el 70% o el 100% del valor original.
No es exagerado afirmar que la raíz de todos los males de Latinoamérica se encuentra en Roma. Tampoco es exagerado afirmar que nuestros países jamás saldrán del atraso, la ignorancia y la pobreza. Estamos bajo el yugo del Vaticano y éste jamás permitirá que los latinoamericanos abran sus ojos y vean que tanto la izquierda socialista como la ultraderecha conservadora y los “liberales” están, igualmente, bajo control de los jesuitas. Esta es la razón, la verdadera razón por la cual no hay escapatoria.
A quien le parezca excedido este deprimente cuadro, lo remito a las palabras del jesuita Bartoli, quien escribió una historia de la Compañía de Jesús: “No tiene la Compañía ningún vestido particular, y donde hay razón para ello, o la costumbre del lugar lo reclama, podemos cambiar el que usemos.” “Habiendo excitado los nuevos herejes, en el norte de Europa, antipatías hacía el hábito religioso, se consideró prudente que los miembros de la Compañía usaran trajes que no les impidieran vivir familiarmente con los que debían convertir. Por esta misma razón nuestros misioneros en la China y en la India, se visten de Mandarines y de Brahmanes, que son los más respetables en aquellos países; y en las naciones heréticas los transformamos en mercaderes, médicos y artistas, y hasta en criados, para poder desempeñar nuestras misiones sin despertar sospechas.”. (El subrayado es mío)
Sí. La Compañía de Jesús es una institución política y religiosa, acaparadora de la riqueza, esclavista y mercantil. Ellos actúan donde pueden obtener lucro económico.
Un japonés que disfruta de visitar continuamente Perú y Colombia, asegura que se siente realmente sorprendido de que nuestros países latinoamericanos –en especial Colombia- tengan tanta miseria. Dice él que, literalmente, estamos muriéndonos de hambre mientras estamos sentados sobre la riqueza.
Eso es cierto y no es casual. Pero es que la Orden, dominando todos los ámbitos de la vida, incluso a los grandes “pensadores” y escritores han impedido que las personas entiendan que una de las causas de nuestra situación son ellos, los jesuitas, “los hijos de Satanás”, como los describieron acertadamente algunos sacerdotes católicos valientes que se retiraron de la Compañía.
Bueno… ellos y nuestra propia ignorancia y terquedad para reconocerlo.
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