LA EMBARRADA DE SANTOS

Llevamos cinco años en que en nombre del acuerdo de paz con los criminales de lesa humanidad y narcoterroristas de las Farc, la soberanía nacional está en manos del Foro de Sao Paulo, lo que Cuba le ordene a Caracas se haga, Santos lo permite sin ninguna vergüenza

La embarrada de Santos

Llevamos cinco años en que en nombre del acuerdo de paz con los criminales de lesa humanidad y narcoterroristas de las Farc, la soberanía  nacional está en manos del Foro de Sao Paulo, lo que Cuba le ordene a Caracas se haga, Santos lo permite sin ninguna vergüenza

Alberto López Núñez
Alberto López Núñez

Por Alberto López Núñez

Septiembre 4 de 2015

El Presidente Uribe tenía una política exterior firme y coherente, el principio de ésta era la promoción en el exterior de los valores de su política interior: seguridad democrática, promoción de la inversión y cohesión social. Esto hacía que Colombia fuese respetada y admirada en el escenario internacional. Por el contrario JMS no ha tenido política exterior, todo su esfuerzo ha sido presentarse como el hacedor de la paz y presentar una errónea situación del país diciendo que estamos en el postconflicto, en aras de ganarse el Nobel de la Paz.

Días después de inagurado como Presidente,  Santos  inició su política exterior de sumisión a las Farc y al Foro de Sao Paulo, la  puso  a funcionar alrededor de lograr un acuerdo con los criminales de lesa humanidad y mayor cartel narcoterrorista del mundo las Farc.

Así empezó la más vil rendición de soberanía de Colombia al eje del mal La Habana- Caracas. Santos permitió las mayores humillaciones que infligieran al país desde la guerra con Perú, perpetradas por el dúo stalinista Chávez- Maduro.

Llevamos cinco años en que en nombre del acuerdo de paz con los criminales de lesa humanidad y narcoterroristas de las Farc, la soberanía  nacional está en manos del Foro de Sao Paulo, lo que Cuba le ordene a Caracas se haga, Santos lo permite sin ninguna vergüenza.

Darle protección territorial a narcoterroristas, humillar a los colombianos residentes en el país vecino, denuncias de ataques terroristas y supuestos magnicidios, ofensas escabrosas contra el Presidente Uribe, todo esto fue permitido por el camarada Santiago, creyendo que humillándose ante los narcoterroristas apoyados por el eje del mal La Habana-Caracas le concedería su ansiado Nobel de la paz.

Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro
Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro

 Hasta que estalló la más grave violación de derechos humanos ocurrido en el continente perpetrada por un país contra nacionales de otro, es decir, un genuino intento de genocidio. Se trata de la deportación masiva, sin debido proceso, y con la única causal de ser colombiano, de miles de humildes trabajadores  que colaboraban a la supervivencia de Venezuela. El  xenófobp  Maduro  hace a los colombianos  culpables de la crisis económica  de Venezuela, realmente causada por su desastrosa política socialista de devastación del aparato productivo, vía las recetas reconocidamente fracasadas de los regímenes comunistas stalinistas. Olvidando que precisamente el aparato productivo venezolano siempre se ha movido gracias al trabajo de millones de colombianos que hacen las labores de mano de obra no calificada: braceros, peones agrícolas, carpinteros, plomeros, electricistas, mecánicos, choferes, muchachas de trabajo en hogares, meseros, etcétera. La política  stalinista de progroms es lo que quiere hacer Maduro. No se porqué se insiste en comparar a Maduro con Hitler, cuando el verdadero inspirador del dictador venezolano es Stalin, quién hizo tanto o más crímenes que Hitler, y es el modelo de las políticas llamadas precisamente stalinianas que realiza Maduro, quién hasta el bigote de Stalin se copió.

El Presidente Santos y su majadera  Cancillera reaccionaron con su típica conducta, sumisión ante la tiranía venezolana. Holguín expresó que las deportaciones era una decisión soberana de Venezuela, lo cual es una verdad a medias, pues deportar si es una decisión soberana de un país, pero en casos individuales, por causas justas, comprobadas con un debido proceso. No deportaciones masivas, causadas por el sólo hecho de ser colombiano, con violación de los derechos humanos, maltratos y hasta torturas, amén de destrucción de sus viviendas y robo de sus propiedades. Daba pena ajena ver en Cartagena a la Cancillera venezolana insultando a los colombianos y la Cancillera colombiana prácticamente asintiendo esas barbaridades,

Cómo era de esperarse solamente Uribe desde el principio dio pauta de lo que se debía hacer  ir a la frontera a solidarizarse con los deportados  y solicitar de inmediato una seria y firme protesta diplomática de Colombia ante los organismos internacionales  correspondientes.

La espera de dos semanas por parte del gobierno colombiano es inaudita, supongo que hubo dos causas fundamentales en ello, una no seguir las recomendaciones de  Uribe de inmediato, la otra y quizás la más importante negociar con las Farc su permiso para actuar con firmeza en esta crisis.

Esto demuestra que la política exterior colombiana está secuestrada por el interés vanidoso de Santos, que estamos maniatados por el Foro de Sao Paulo y el eje perverso La Habana- Caracas. Ahora que el Presidente muy tardíamente hace lo que ha debido hacer desde el primer momento obvio que merece el total apoyo nacional. Pero este apoyo no debe servir para olvidar esa antipatriótica conducta de sumisión ante el  comunismo continental representado por el Foro de Sao Paulo, no debe ser óbice para  no reclamarle a las Farc y a todo el mamertismo colombiano ( Teodora Bolívar, Cepeda, Avella, etcétera) su defensa de Maduro y sobre todo no castigar al execrable   Samper.

La derrota colombiana en  la OEA demostró el desastre de la política de sumisión al Foro de Sao Paulo, Días antes de estos eventos Santos se vanagloriaba en Cúcuta de su formidable política exterior, la lengua es castigo del cuerpo, hoy el rey está desnudo, Santos se quedó sin el pan y sin el queso, porque lo mal comienza, mal termina.

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