LA ESTRATEGIA DEL CALAMAR
No cabe duda alguna del sesgo político del anuncio del Fiscal, tan cauteloso en cambio para referirse al tándem Rendón-Chica
La estrategia del calamar
No cabe duda alguna del sesgo político del anuncio del Fiscal, tan cauteloso en cambio para referirse al tándem Rendón-Chica
Por Jesús Vallejo Mejía
Mayo 11 de 2014
Santos, como los calamares, arroja tinta para desconcertar a sus atacantes al verse acosado por ellos.
El escándalo de los millones de dólares (¿doce millones y medio o veinte?) que el narcotraficante “Comba” dijo ante la justicia que pagó a J. J. Rendón para que gestionara con Santos un proyecto de desmovilización y entrega de los más poderosos grupos de productores y distribuidores de droga en Colombia, sacó a Santos de sus cabales y, ante la ola de cuestionamientos que esa revelación ha suscitado, resolvió defenderse tratando de enlodar a Óscar Iván Zuluaga y anunciando que querellará a Álvaro Uribe Vélez ante la Fiscalía por los delitos de injuria y calumnia. Sale a decir, además, que rechaza una campaña de odios, rencores y guerra sucia.
Vamos por partes.
El escándalo de marras, que sorprende a Santos a pocos días de las elecciones presidenciales, se desató a raíz de publicaciones que se hicieron en Semana y en El Espectador simultáneamente. Esos medios no son de oposición; por el contrario, son agresivamente santistas, pero por algún motivo decidieron que el asunto ameritaba denunciarlo. De hecho, su gravedad es descomunal y justifica que se abra el debate sobre sus pormenores y las responsabilidades consiguientes.
Como lo dice un opinador en la red, “El Alegre Bengalí”, queda claro en este asunto que nada de él es claro.(http://laotraesquina.co/politica/480/l)
Santos no le ha dado la cara al país, y los enredados en el caso – Rendón, Chica & Cía. – recuerdan con sus dichos y actitudes aquello de que “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga”, que cantaba la inolvidable Celia Cruz. En suma, ¡Burundanga de la buena!
Santos creyó que el escándalo se acallaría prescindiendo de los servicios del tristemente célebre Rendón y dejando en la calle al no menos tristemente célebre Germán Chica, no sin antes agradecerles sus valiosísimos servicios y ponderar la inocencia de todos los involucrados, incluido él mismo. El fiscal Montealegre no se inmutó, Rendón salió a las volandas del país y tanto él como Chica se amenazaron recíprocamente con sendas acciones penales dizque encaminadas a dejar a salvo sus malferidas honras.
Pero los doce millones y medio de dólares, que Natalia Springer dice en Twitter que tal vez fueron veinte, no son una suma chica y, por supuesto, hicieron más ruido que el que Santos estaba dispuesto a tolerar.
Entonces, vino su descarga de tinta. Con inusitadas oportunidad y rapidez, el fiscal Montealegre, que siempre se ha mostrado tan solícito para con el Presidente que lo candidatizó para el puesto que ocupa, convocó una rueda de prensa para anunciar la captura de un tal “hácker” que prestaba servicios a la campaña de Óscar Iván Zuluaga y al que sindicó de graves delitos contra el proceso de diálogos con las Farc en La Habana, comenzando por el de espionaje. Aunque al día siguiente dijo que no había pruebas que involucraran al más fuerte contendor de Santos en la justa presidencial, el modo como presentó el caso dio pie para que la Gran Prensa y la demeritada Mesa de Unidad Nacional salieran a gritar a los cuatro vientos que esos hechos salpicaban severamente al candidato del Centro Democrático.
No cabe duda alguna del sesgo político del anuncio del Fiscal, tan cauteloso en cambio para referirse al tándem Rendón-Chica.
Las turbias fuentes de la Fiscalía filtraron la especie de que el “hácker” había confesado y estaba dispuesto a acogerse a sentencia anticipada, tal como lo anunció con tono triunfalista y retador el despreciable Benedetti esa misma noche en el programa de Hassan Nassar. Al día siguiente se supo que nada de esto era cierto, pues el incriminado negó haber cometido delito alguno y, según comentó Nassar, afirmó que recolectaba información para entregarla habitualmente a los servicios de inteligencia del Estado.
Pero a Santos y sus conmilitones no les importó lo que realmente dijo el “hácker” ante la Fiscalía, ni de qué evidencias se valió esta para capturarlo e involucrarlo en una seguidilla de delitos. No era la verdad lo que les interesaba, sino contar con un punto de apoyo para atacar implacablemente a Óscar Iván Zuluaga, diciendo que debía renunciar a su candidatura presidencial.
Nada más repugnante que ese destemplado coro de urracas parlanchinas de la vergonzosa Mesa de Unidad Nacional.
La tónica la dio, como atrás dije, el tal Benedetti en el programa 360 grados. Lo siguieron, amén de otros que no interesa mencionar, el zoquete Simón Gaviria y el desubicado Carlos Fernando Galán, que anoche se desgañitaron ante las cámaras de televisión atacando a Zuluaga, siguiendo un libreto que lleva la nausaeabunda marca de fábrica de J. J. Rendón.
Sin precisar en qué consistieron los servicios que contrató el tal Sepúlveda con la campaña, e ignorando la aclaración que
solapadamente hizo el Fiscal acerca de que no hay indicios que la vinculen con supuestas actividades delictivas del “hácker”, se rasgaron las vestiduras aullando que cómo era posible que Zuluaga tuviera nexos con tamaño delincuente.
Si algo de cautela los acompañara, por no hablar de una decencia que al parecer no tienen, antes de hacer tal escena tendrían que haberse detenido a pensar en dos cosas elementales, a saber: que Zuluaga no tenía por qué estar enterado de que Sepúlveda, quien trabajó antes al servicio del gobierno, del Senado, de la U y del denostado Rendón, era hombre de malas prácticas en su oficio, pues no registra antecedentes judiciales ni ha sido condenado. Esos injuriadores y tal vez también calumniadores, se apresuraron a calificar como delincuente a quien apenas acaba de ser vinculado a un proceso penal cuya suerte, como es lógico, no sabemos cuál pueda ser.
Galán fue más allá. Valiéndose de un artículo que obviamente publicó María Isabel Rueda por encargo en El Tiempo el sábado último, se dio a la tarea de zaherir a Zuluaga por un tema de Interbolsa que rápidamente ya se había aclarado.
Anoche me permití aconsejarle a Galán a través de Twitter que “en casa de ahorcado no se saca la lengua”, pues si a alguien no le interesa que lo de Interbolsa se convierta en tema de debate de esta campaña es a su patrón Santos.
A Galán quizás le suceda lo mismo que a su colega Simón el Bobito, que no lee. Por lo menos, no ha leído el libro de Alberto Donadio en que concluye que el gran responsable en el descalabro de Interbolsa es nadie menos que Juan Manuel Santos. De pronto, tampoco oye, pues en La Hora de la Verdad varias veces se ha planteado la cuestión de si Santos era un jugoso inversionista en tan malograda empresa y retiró sus haberes oportunamente cuando se hizo cierto que iba barranca abajo. Es cosa que, desde luego, no averiguará Vargas, su compañero de fórmula electoral y jefe de Galán.
A Galán hay que recomendarle lo del montañero:”Leiga, mijo, pa’ que se instruiga”. Para empezar, le sugiero este carnudo artículo de “La Silla Vacía”:http://lasillavacia.com/historia/los-tinieblos-de-santos-47330
Si en algo honra la memoria de su sacrificado padre, tendrá que darse cuenta de que está en el lugar equivocado, andando, como dice un feroz tango de Gorrindo, del brazo con quien no debe pasar.
El senador electo Álvaro Uribe Vélez hizo ayer en público varias preguntas que advirtió que debería investigar la Fiscalía, acerca de los millones de dólares que Songo dijo que recibió Bernabé y Bernabé respondió que fue Muchilanga, plata que no se sabe si se recibió antes o después de la elección de Santos, y que se dice que pudo haber financiado su campaña en 2010.
Uribe no da como ciertos estos hechos. Simplemente, pide que se los investigue, pues los cuestionamientos están en el aire enrarecido de este poco edificante proceso electoral.
“Blasfemado ha”, exclamó el Sanedrín. Entonces, por instrucciones de Santos, se anunció que se procederá a querellarlo penalmente por injuria y calumnia.
Esta inusitada decisión amerita muchos comentarios.
Desde el punto de vista jurídico, por lo que escuché de labios de Uribe, no creo que se haya configurado ninguno de esos delitos, pues tuvo la precaución de pedir que la Fiscalía investigue los hechos imputados, en lo que el Centro Democrático insiste, según comunicado que acabo de escuchar por Cablenoticias.
Por otra parte, en la doctrina penal se habla del delito imposible para referirse a conductas que aparentemente son punibles, pero dejan de serlo por sustracción de materia, como dar muerte a quien ya estaba muerto, corromper a quien ya era un corrompido o deshonrar a quien carece de honra, que creo que es el caso de Santos.
Lo más grave es de orden político.
Comencemos por lo más obvio. Cuando se querella por injuria o calumnia se corre el riesgo de que el incriminado pruebe sus acusaciones, como le sucedió a alguno que montó proceso porque le dijeron “falaz y oportunista”, y el juez de primera instancia lo encontró probado; o un político que se quejó porque lo acusaron de haber sido conservador en sus mocedades y así se probó dentro del juicio.
Lo peor es el antecedente que se está generando con esta rabiosa actitud de Santos, que de este modo sigue el funesto ejemplo de la dictadura venezolana, experta en encartar a sus opositores a través de una justicia que ha perdido toda imparcialidad e independencia.
¿Qué garantías podría esperar Uribe Vélez de parte de un Fiscal que la gente ve que parece ser de bolsillo de Santos y cuyo prestigio, según la última encuesta de Gallup anda por el suelo?
Además, llevar al extremo la judicialización de la política, como lo pretende Santos, significa, simple y llanamente, arruinar la institucionalidad, pues de esa manera inevitablemente se politiza la justicia.
Algo más.
Como lo observaba hace años el profesor Burdeau, la democracia implica cierto grado de abnegación, particularmente acerca del debate público. Las cortapisas al ejercicio de la crítica por parte de la oposición suelen derivar en beneficio de los abusos de los gobernantes. Y, en el caso de Santos, hay graves indicios de que es, en efecto, un gobernante abusivo, como lo dice su primo hermano Francisco Santos en un mensaje que circula en los medios y la red.
Ayer dijo Santos en Vigía del Fuerte que no quiere una campaña de odios, rencores y agua sucia.
Sucede,sin embargo, que es precisamente la que él encabeza una campaña experta en procederes turbios.
Las elecciones del 9 de marzo muestran, como lo señalé en artículos anteriores, los peores vicios de la democracia. Y de esos vicios se ha aprovechado Santos hasta la saciedad.
Denunciarlos no es delito ni odiosidad o rencor aquilatado, sino patriotismo. Así de sencillito.
Leí ayer en Las 2 Orillas un artículo estremecedor sobre Germán Chica, oscuro personaje cercano como pocos a Juan Manuel Santos. Ese artículo, como se decía antaño en los códigos procesales, es ni más ni menos un auto cabeza de proceso, no solo contra Chica, sino contra el mismo Santos, pues muestra la punta del iceberg de lo que parece ser una monstruosa red de corrupción aupada por su gobierno.
Acá les dejo el enlace para que los interesados lo lean y saquen sus propias conclusiones:
http://www.las2orillas.co/la-huella-de-german-chica-en-la-reparticion-de-mermelada-de-palacio/
Cierro con esta inevitable muletilla: la reelección de Juan Manuel Santos sería una catástrofe moral para Colombia.
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