LAS FARC SON PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO: ‘JACOBO ARENAS’
Movimientos como la Unión “patriótica”, Marcha “patriótica”, Junta “patriótica”, el PC3 y el Movimiento Bolivariano son marcas donde se enmascara el PCC-FARC
Las FARC son Partido Comunista Colombiano: ‘Jacobo Arenas’
La responsabilidad del Partido Comunista en la tragedia de miles de hogares colombianos es superlativa. Movimientos como la Unión “patriótica”, Marcha “patriótica”, Junta “patriótica”, el PC3 y el Movimiento Bolivariano son marcas donde se enmascara el PCC-FARC
Por Carlos Romero Sánchez
Julio 02 de 2014
“Nuestra lucha es por la toma del poder, no le hemos puesto fecha ni le pondremos, pero es la toma del poder definitivamente”. (Pedro Antonio Marín Marín, alias ‘Tirofijo’ o ‘Manuel Marulanda Vélez’, miembro del comité central del PCC-FARC).¿Las FARC “nacieron”, como ha decretado dictatorialmente la izquierda y ha repetido machaconamente la derecha, en mayo de 1964? ¿Las FARC han sido una rueda suelta que no se deben a ningún partido y, en consecuencia, han operado a la deriva y sólo se han valido del terrorismo después de la caída del muro de Berlín? Pues ni las FARC nacieron en 1964, ni han sido una rueda suelta y tampoco han recurrido al terrorismo recientemente. El aparato armado que el PCC designará bajo la sigla FARC ha estado aterrorizando a los colombianos desde mediados de los años veinte del siglo pasado. Su conformación no se ha debido a la decisión espontánea y libre de unos campesinos que veían como sus derechos estaban siendo vulnerados por “perversos latifundistas”: ha sido un aparato de terror gestado, nutrido y desarrollado en las entrañas del Partido Comunista Colombiano, PCC, partido subversivo enfeudado voluntariamente a los dictados de sus máximos jefes moscovitas durante la existencia de la URSS, con una ideología intrínsecamente criminal, el marxismo-leninismo, y que en su inseparable doble condición de partido legal y banda armada ha ambicionado imponer por la fuerza o por vías políticas –no ha sido la única secta marxista que ha tenido esa pretensión, por ejemplo, el MOIR- un régimen totalitario: el comunismo.
El PCC-FARC es una de las vertientes –las otras son el Polo “democrático” Alternativo y el ELN- por donde los comunistas, llamados ahora socialistas del siglo XXI, intentan apoderarse de Colombia. Seamos puntuales: no desean incrustarnos el inexistente… “castro-chavismo”. Invitamos a no temer en llamar a ese régimen por su nombre: comunismo o socialismo, sistema carcelario que la izquierda latinoamericana procura instaurar de la manera que sea en nuestro país.
Desde el comienzo de la colaboración con el totalitarismo y terror marxista, es decir, con el PCC-FARC y con el Foro de Sao Paulo,
el gobierno Santos Calderón notificó a los colombianos que no se repetirían los errores del pasado. Sin embargo, varios de aquellos reiterados yerros, que ni la hipótesis del “conflicto armado interno” ni la de la “amenaza terrorista” le conceden la merecida atención, han vuelto a emerger. Algunos de esos equívocos que han salido a flote son: que las FARC no son marxistas, que son una banda que utiliza la lucha armada –un eufemismo para el terrorismo- como única “forma de lucha”, y que no se deben o que no hacen parte de algún partido, y si alguna remota vez lo hicieron fue de manera tangencial. Pues no. Las FARC, además de ser una banda marxista y no “castro-chavista”, hacen parte del PCC. Digámoslo más claro: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, son Partido Comunista Colombiano, PCC. No son el “ejército del pueblo” ni el Partido que vela por los intereses de la “clase explotada” o de “los más pobres” para acabar, como reza la propaganda, “con la explotación, con la miseria, con el hambre, con el terror y con la guerra”.
Aclarar tan importante y sustancial aspecto ayudaría, sin lugar a dudas, a deshacer ideas preconcebidas y mitos dañinos que emborronan el planteamiento del grave peligro que sobrevuela a Colombia y es, además, un urgente cometido que estamos llamados a acometer los defensores de la democracia liberal, del libre mercado, del cristianismo y de las libertades individuales y civiles. Es decir: la derecha liberal.
Cuenta el antiguo miembro del comité central del PCC-FARC Benjamín Isauro Yosa Vanegas, alias ‘capitán Líster’, a Alfredo Molano Bravo en su libro Trochas y Fusiles como el Partido Comunista desde los años veinte y treinta comenzó a organizar las “ligas campesinas” –uno de los eufemismos para designar solapadamente el ya conformado aparato armado- en el sur del Tolima. Aquellas “ligas” o bandas armadas, de las cuáles ‘Líster’ fue el mandamás de las de Irco y El Limón, invadían las fincas y sembraban el terror. Narra Yosa Vanegas que cuando la Policía arribaba para reestablecer el orden no vacilaba en preguntar: “¿De quién es esto?”, los invasores comunistas respondían: “De todos, de todos, aquí no hay dueño”. Es evidente el adoctrinamiento marxista en la respuesta.
Sin entrar en muchos detalles, tampoco Molano Bravo se molestó en pedirlos, ‘Líster’ cuenta su afiliación al PCC. No sólo eso: revela cómo ejecutaban las emboscadas a las patrullas de Ejército, como secuestraban a hacendados, como organizaban las diversas seccionales y células del Partido Comunista y, por si fuera poco, también relata las constantes visitas de sus jefes del comité central del PCC -las que se destacaron las de Raúl Clavijo y Martín Camargo, alias ‘Máximo Leal’- a aquellos rincones tolimenses. Varias “columnas móviles” del naciente brazo de terror comunista fueron bautizadas: una de ellas llevó el nombre de Luis Carlos Prestes, secretario general del Partido Comunista del Brasil. Afirma ‘Líster’ que Prestes varias veces los visitó. Tiempo después una de las manos izquierdas de ‘Tirofijo’ no dudó en utilizar el nombre del célebre marxista brasileño. Nos referimos al jefe de banda armada y militante del PCC-FARC Gratiniano Rocha, alias ‘Avenegra’ o alias ‘Luis Carlos Prestes’.
Como vemos, recurrir a emboscadas, secuestros y al terror no es un “desvío” o algo nuevo en el PCC-FARC. Tampoco es algo que contravenga o “traicione” al marxismo: basta con constatar los genocidios, las hambrunas controladas, los campos de concentración y la violencia sistemática que ejecutaron los diversos dirigentes socialistas en donde han logrado aplicar los “hallazgos científicos” de Marx y Engels: recordemos el Laogai, sistema de campos de concentración de la China comunista que sigue en pie hasta el día de hoy. ¿El cabecilla maoísta Francisco Mosquera se molestó en denunciarlo?
Para la izquierda colombiana -que cree que todo se soluciona con “condenas” a la violencia o a la lucha armada o a la “combinación de todas las formas de lucha” estimando que así se transforman automáticamente en demócratas- someter a crítica su pasado totalitario es algo que no está en su vocabulario ni en sus prácticas como tampoco lo está para los diversos “ex marxistas” que al negarse a someter a crítica el marxismo no han podido romper de manera sincera con la historia sangrienta y antidemocrática de la praxis y teoría marxista. Los izquierdistas jamás han sido los “defensores” de la libertad y la democracia: todo lo contrario: han sido los verdugos y los sepultureros de ellas. Uno de sus habituales resabios revolucionarios es desgañitarse en trance de entrar en indignación permanente cuando no nos tragamos el grosero embuste de que Gilberto Vieira, el “maestro” Gerardo Molina o Francisco Mosquera fueron “grandes demócratas”.
Afortunadamente, las palabras del ‘capitán Líster’ no son la única marca registrada de militantes del PCC que dicen abiertamente que las FARC son Partido Comunista Colombiano.
Gracias a la determinante acción del Ejército colombiano en reabrir las puertas de la libertad a los habitantes de los laogais de “Marquetalia”, El Pato, El Guayabero y Riochiquito y en desarticular a gran parte de las diversas bandas armadas del PCC, llamadas taimadamente por los publicistas izquierdistas como “bandoleros”, la ofensiva del comunismo internacional contra Colombia no se hizo esperar. Entre las “diversas formas de lucha” emprendidas por ellos estuvo la filmación de un “documental” propagandístico intitulado Riochiquito. Urdido por los franceses Jean Pierre Sergent y Bruno Muel en 1965, el film es dedicado a Hernando González Acosta, “revolucionario y dirigente del Partido Comunista de Colombia”. El mito de los 16.000 mil soldados, la tergiversación de la Operación cívico-militar Marquetalia como una “agresión a los campesinos” por parte del gobierno de Guillermo León Valencia Muñoz, la transformación de “autodefensa” a “guerrilleros” de la “resistencia campesina” y, por supuesto, la propaganda negra contra el Ejército colombiano aparecen allí en toda su mentirosa dimensión. Empero, son rescatables algunos datos. Advertimos que las negrillas son nuestras
En el minuto 4:50 el narrador informa: “…miembro del comité central del Partido Comunista de Colombia [PCC], ‘Manuel Marulanda Vélez’, [Pedro Antonio Marín Marín, alias ‘Tirofijo’] se convirtió en el enemigo público número uno del gobierno por su larga resistencia el año pasado [1964] en Marquetalia”. Luego habla ‘Tirofijo’ y persistiendo en una supuesta “resistencia campesina” revela la misteriosamente olvidada batuta del PCC en toda esa patraña propagandística: “La prensa hablada y escrita es un medio que tiene la propaganda para desvirtuar la realidad de la lucha revolucionaria, de los hombres que estamos enfrentados con el gobierno”. En 1962 –prosigue ‘Tirofijo’- el gobierno “agredió” a Marquetalia y gracias a la “resistencia de los campesinos” –otro eufemismo para el terrorismo- y a la “solidaridad promovida por el Partido [Comunista Colombiano, PCC] en las ciudades” dizque lograron que las “fuerzas oficiales desocuparan la región”. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=WmQtWbneY94).
En la segunda parte, en el minuto 7:14, interviene Luis Alberto Morantes Jaimes, alias ‘Jacobo Arenas’, miembro del comité central del PCC-FARC desde 1958. Buen materialista histórico, ‘Jacobo Arenas’ eructa a un pequeño grupo de ¿campesinos? la vulgata marxiana dictada desde Moscú: “Camaradas: todos ustedes habrán leído la última hoja de propaganda que lanzó la aviación del gobierno. Esta propaganda, en síntesis, nos quiere significar que el glorioso comité central de nuestro Partido [Comunista Colombiano, PCC] nos ha abandonado en esta justa lucha en que nosotros estamos empeñados por el derrocamiento del régimen y por la instauración en Colombia de un gobierno popular de liberación nacional. Mas no es así como la propaganda reaccionaria del gobierno, como la propaganda negra de los mandos militares lo dicen en sus hojas. No. El comité central de nuestro Partido [Comunista Colombiano, PCC] nos está acompañando, y no sólo nos acompaña: sino que dirige la acción heroica de los combatientes de la resistencia. Y por eso nosotros nos hacemos matar peleando por la causa justa de nuestro pueblo, porque sabemos que la orientación que encarna la línea política de nuestro Partido [Comunista Colombiano, PCC] es una orientación consecuente, es una orientación justa, es una orientación enderezada a acabar en nuestro país con la explotación, con la miseria, con el hambre, con el terror y con la guerra”. Otro de los miembros del PCC-FARC que aparece farfullando en el film es el jefe de banda armada Ciro Trujillo Castaño. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=T064cs5C3e8). No dejemos de lado que el frente 38 del PCC-FARC se denomina Ciro Trujillo Castaño.
Subrayemos que en el film bendecido por los comunistas afirman la militancia en el organismo máximo del PCC-FARC de ‘Tirofijo’. Además, ‘Jacobo Arenas’ atestigua sin reservas que el “glorioso” comité central de “nuestro” Partido Comunista Colombiano, PCC, dirigió a las bandas armadas de Marquetalia. No sobra reiterar que no sólo a aquellas bandas dirigió el “glorioso” comité central, también a los distintos “bandoleros” diseminados en el Cauca, Valle, Huila, Caquetá, Tolima, Cundinamarca, Llanos orientales, Caldas y Santander. Por otra parte, sobresale en la arenga revolucionaria de Morantes Jaimes el culto a la muerte, culto manifiesto en la consigna “socialismo, patria o muerte” vociferada con ardoroso brío por las dos necrológicas figuras más representativas del presente comunismo latinoamericano: Fidel Alejandro Castro Ruz y Hugo Rafael Chávez Frías. Leamos con atención: en la misma consigna los dos dictadores socialistas nos avisan del sistema totalitario que ambicionan aplicar en Colombia: el socialismo, y no el… “castro-chavismo”. Y si todavía albergan algunas dudas, la portada de la edición del 18 al 24 de julio de 2012 del órgano de propaganda del Partido Comunista Colombiano, Voz, tituló: Unidad, paz y socialismo. Acerca de la “paz” de los movimientos socialistas es nada menos que la dictadura de su correspondiente clan.
Recientemente, durante la última semana de marzo de 2014, los narcoterroristas comunistas divulgaron en una de sus páginas web un escrito titulado “Recordando a [alias] Manuel [Marulanda Vélez] carta al estado mayor central”. Según los marxistas, es una misiva sacada de los archivos de la correspondencia del PCC-FARC en “consideración del sexto aniversario” de la muerte de ‘Tirofijo’. Fechada el 27 de noviembre de 1972, el renombrado cabecilla se dirige al “pleno del estado mayor” con una mal disimulada distancia. Con un “fraternal saludo revolucionario” a sus camaradas, Pedro Antonio Marín envía un plan al “estado mayor” para crear una “guerrilla móvil” y así adelantar “acciones militares”. Para la exposición de dicho plan fue enviado el “camarada Ramírez”. No obstante, ‘Tirofijo’ esperaba que a la explicación del proyecto “hubiera llegado uno del [comité] ejecutivo [central del PCC] y uno del EM [estado mayor] para tal fin, pero como no fue posible, de todas maneras nos vemos urgidos de que uno de los nuestros lo haga, porque de no ser así, este plan corre el riesgo de no ser bien comprendido”.
Prosigue el miembro del comité central del PCC-FARC exponiendo la necesidad de conformar una red clandestina de apoyo -¿será lo que luego se denominará el PC3?- en diversos municipios del país. En el punto siete, plantea la preocupación por la circulación de la revista propagandística “resistencia”. Según don Pedro, los contratiempos en su propalación deben ser discutidos, “pues de no ser así, estamos llamados a quedar sumidos en el silencio ante la opinión pública, y ésta se quedaría sin conocer nuestra orientación política. Creo que esto es bueno tratarlo con el Partido [Comunista Colombiano, PCC] y ver qué posibilidades hay que este trabajo continúe. Pero también los comandos deben continuar sacando su propia propaganda, de acuerdo a una de las conclusiones de la Conferencia”.
El siguiente punto, el número ocho, es bastante ilustrativo acerca de cómo las FARC son Partido Comunista Colombiano. Pronto iba a realizarse la V conferencia del brazo armado del PCC, por tal motivo ‘Tirofijo’ recomienda que “se haga una invitación a varios comités regionales [del PCC] a fin de que participen en ella”. E insiste en que “el camarada Emiliano haga una participación numérica mayor. Esto a fin de que ella [la V conferencia] sea más de Partido [Comunista Colombiano, PCC]” y de esa manera lograr que todos puedan “entender mejor nuestras funciones. Puesto que la gran mayoría de algunos del Partido [Comunista Colombiano, PCC] entienden qué es la línea del Partido [Comunista Colombiano, PCC], pero cuando vamos a la aplicación militar, encontramos problemas porque esta parte no se entiende muy bien, y me imagino que algunos no se dan cuenta que una de estas [aplicaciones militares] es [sic] muy complicada y que esta tiene una misma relación”.
Acto seguido, ‘Tirofijo’ alienta una colaboración más cercana entre las diversas secciones del PCC, entre ellas la armada, para la próxima conferencia: “ojalá que no resulte que ninguno puede ir dizque por no disponer de cuadros. El caso de la IV [conferencia] es un buen ejemplo, ya que solo participó un regional [del PCC] y eso porque tenía cargos contra nosotros. De esta manera aparecemos nosotros, [los del “estado mayor” de las FARC], como una cosa muy separada del Partido [Comunista Colombiano]”. (Ver http://farc-ep.co/?p=3022).
Pasados cinco años, en mayo de 1977, el número 113 de la revista izquierdista totalitaria Alternativa publica una entrevista que
realizó a alias ‘Jacobo Arenas’. El ideólogo y terrorista marxista explica la composición y dirección del aparato armado del PCC, y agrega: “Estos mecanismos de dirección, comenzando por el Estado Mayor General, se guían por la línea general de las FARC, dada en las conferencias nacionales del movimiento para la acción concreta, y como es natural, por los principios marxistas leninistas [no por el inexistente ‘castro-chavismo’] y en política, por el programa y las resoluciones políticas de los congresos comunistas. Me refiero a los Congresos del PCC [Partido Comunista Colombiano]”.
A la par que ‘Jacobo Arenas’ confirmaba por enésima vez que las FARC son PCC y el M-19, el ELN y el EPL seguían vertiendo sangre colombiana en el estanque izquierdista, en Bogotá las diversas pandillas antidemocráticas seguían debatiendo como lograr la anhelada unión de las izquierdas que desembocara en un pretendido “frente amplio”. El debate entre las mafias comunistas del PCC-FARC y el MOIR, que pronto sellaría una alianza más con la ANAPO, era el que más acaparaba la atención en aquellos días. En ese polémico ambiente el histórico secretario general del PCC-FARC ofreció una rueda de prensa en el Círculo de Periodistas de Bogotá en la primera semana de julio de 1977. El número 122 de la revista Alternativa consignó sus palabras. Entre los diferentes temas abordados, Gilberto Vieira White dijo sin sonrojarse que su Partido tiene la peculiaridad de “participar en la lucha armada”, que “combina todas las formas de lucha, [y] que no es un secreto la participación de militantes comunistas en la guerrilla revolucionaria”, es decir: en las FARC y en las otras bandas armadas.
Por esos años militaban en el PCC-FARC, entre otros, Manuel Cepeda Vargas, Teófilo Forero Castro, José Cardona Hoyos, Angelino Garzón y Carlos Romero Jiménez esposo de Clara López, ex candidata presidencial por la Unión “patriótica”-Polo “democrático” Alternativo. Recordemos también al marxista Luis Carlos Pérez que, aunque en aquella época no militaba en el Partido Comunista, fue un orgulloso compañero de viaje vieirista. Mencionemos que una de las “columnas móviles” del brazo armado del partido de Vieira porta el nombre de Teófilo Forero Castro y el “frente” 42 se denomina Manuel Cepeda Vargas, que tiene en su haber el secuestro de los once diputados del Valle del Cauca.
Dos años después, en octubre de 1979, el General Luis Carlos Camacho Leyva, ministro de Defensa del gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982), en una intervención ante la Cámara de Representantes reiteró, ratificando lo afirmado por ‘Jacobo Arenas’ y Vieira White, que las FARC son Partido Comunista Colombiano. El ministro Camacho Leyva citó los artículos dos, diez y once de los “estatutos” del brazo terrorista del PCC. El número dos reza: “Las FARC son parte integrante del Partido [Comunista Colombiano, PCC]. Cada Escuadra o Unidad Básica o mínima es al mismo tiempo célula del Partido [Comunista Colombiano, PCC]. Las conclusiones y planes de las conferencias nacionales de las FARC están a disposición del Comité Central [del PCC]”. El número diez confirma: “La disciplina de las FARC es político-militar y se contempla en los Estatutos del Partido [Comunista Colombiano, PCC]”. Y el número once reafirma: “La máxima autoridad en materia política es el Comité Central del Partido [Comunista Colombiano, PCC] y por tanto, los miembros del Comité Ejecutivo Central [del Partido Comunista Colombiano, PCC] son dignos de honores militares en las FARC”. Hoy en día el “reglamento” de las FARC ha sido debidamente modificado para que el somnífero las “FARC son una cosa y el PCC otra” siga surtiendo efecto
Lo denunciado por el General Camacho Leyva en 1979 es reconfirmado 33 años después por uno de los milicianos del PCC-FARC
en una clarificadora crónica intitulada: “A propósito de los 22 años de su muerte: memoria de una entrevista con Jacobo Arenas”. Escrita por alias ‘Gabriel Ángel’ y publicada la primera semana de septiembre de 2012 en una de las distintas web de los comunistas, el miliciano describe que tras estar un año en las FARC, en el frente 19 bajo las órdenes de Adán Izquierdo, fue enviado por el “secretariado” a Casa Verde. Era el año de 1988. Allí sostuvo una entrevista con ‘Jacobo Arenas’ quien estaba acompañado de Guillermo León Sáenz Vargas, alias ‘Alfonso Cano’. Entre las diversas cuestiones abordadas, alias ‘Gabriel Ángel’ le pregunto en cuál texto podía encontrar una línea política de las FARC. Recuerda nítidamente que ‘Jacobo Arenas’ “se explayó a hablarme del Partido Comunista [Colombiano, PCC], revelándome que las FARC no expresaban su línea en ningún libro especial. Quien quisiera conocerla, debía estudiar las conclusiones de cada uno de los congresos comunistas [los del PCC], pues las FARC no teníamos línea diferente a esa. Otra cosa era la expresión militar de esa línea, que no aparecía en forma tan nítida en los documentos del Partido [Comunista Colombiano, PCC], pero en cambio sí podía conseguirse en las conclusiones de las Conferencias Guerrilleras de las FARC y de los Plenos del Estado Mayor Central. Se mostró muy incisivo al reiterar que los estatutos de las FARC no eran más que una redacción, en términos militares, de los estatutos del Partido Comunista [Colombiano, PCC], que también nos regían a nosotros. Se mostraba orgulloso de su origen y militancia partidarias”. Militancia partidaria, es decir: del PCC.
Enseguida, rememora ‘Gabriel Ángel’, Morantes Jaimes procedió a comparar “las estructuras jerárquicas del Partido [Comunista Colombiano, PCC] y las de las FARC, afirmando que el Estado Mayor Central de las FARC no eran más que el equivalente del Comité Central del Partido [Comunista Colombiano, PCC], que ellos [los del comité central del PCC] habían procedido a crear el Secretariado de las FARC, casi como una copia del Secretariado General del Partido [Comunista Colombiano, PCC], así como en las FARC existía el Ejecutivo del Estado Mayor Central, que era el equivalente al Ejecutivo del Comité Central del Partido Comunista [Colombiano, PCC]”. (Ver http://farc-ep.co/?p=1635). Muy interesante: el comité central del PCC es el creador del “secretariado” de las FARC.
Alias ‘Gabriel Ángel’ en su crónica alude a la fuerte emoción que le produjo conocer a uno de los históricos del PCC. La muerte de ‘Jacobo Arenas, sin duda, fue un golpe sensible para las huestes totalitarias. Corría el mes de agosto de 1990 cuando Luis Alberto Morantes Jaimes falleció en la Uribe, Meta. Para conmemorar tan triste fecha el “núcleo bolivariano Juan de la Cruz Varela” elaboró un “especial” titulado: “El funeral de Jacobo Arenas”. Al final de la tercera parte, durante los funerales de don Luis Alberto, a partir del minuto 8:47 una voz muy similar a la de alias ‘Alfonso Cano’, luego de vocear varios vivas a ‘Jacobo Arenas’ que la “guerrillerada” responde muy disciplinadamente, arenga con devoción: “¡¡¡Viva el Partido Comunista Colombiano!!! […], ¡¡¡vivan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia!!!”. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=iWYHPWOs7Nc).
Siguiendo en la ruta conmemorativa, para el 23 aniversario de la muerte de ‘Jacobo Arenas’ el PCC-FARC divulgó un vídeo propagandístico por la red. En el minuto 3:29, durante el funeral del reputado bandido marxista, con voz trémula, entrecortada y sollozante una hija de ‘Jacobo Arenas’ no dudó en pronunciarse a todos sus camaradas: “Terriblemente dolidos, pero hoy como nunca los guerrilleros farianos poseemos una elevadísima, pura y cristalina moral revolucionaria. El mejor homenaje a mi padre es ser mejores comunistas, guerrilleros, continuadores incansables y honestos de su obra que era hacer una patria digna para nuestro pueblo. Empezaremos, camaradas, por defender proyectos, ideas, planteamientos que no eran otros si no los del Partido [Comunista Colombiano], y nuestro ejército revolucionario, [FARC]”. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=e_YysKphS00). Es pertinente recordar que otra de las “columnas móviles” del PCC-FARC se denomina ‘Jacobo Arenas’.
Gran parte de esas “ideas” y proyectos fueron consignados por el camarada ‘Jacobo’ en el libro Paz, amigos y enemigos. Para el tema que nos concita, en una de sus páginas Morantes Jaimes incluye una entrevista que Ignacio Zaragueta Barrachina, corresponsal de la agencia EFE en Colombia, hizo a varios cabecillas comunistas, entre ellos al “marquetaliano” y mano izquierda de ‘Tirofijo’, Rigoberto Losada Perdomo, alias ‘Joselo’. Acerca de él, escribe Zaragueta: “Cuando se le habla o se le interroga responde directa y secamente. Está siempre atento a todo cuanto ocurre a su alrededor. Es cordial, y tal como [alias Manuel] Marulanda [Vélez] pertenece al Comité Central del PCC”.
Así es: Rigoberto Losada Perdomo, alias ‘Joselo’, fue miembro del comité central del PCC-FARC, dato capital que no es refutado por ‘Jacobo Arenas’, ‘Tirofijo’ o el mismo ‘Joselo’. Losada será abatido en Bogotá en la segunda semana de octubre de 1992. Tras su muerte una de las “columnas móviles” del PCC-FARC, que hace parte del bloque sur, ha llevado el nombre de Rigoberto Losada Perdomo.
¿Alguna duda de que las FARC son Partido Comunista Colombiano? Hace menos de un mes, el 22 de mayo de 2014, el aparato de
terror del Partido publica una necrología de alias ‘Darío 40’. Y allí cuenta que a “este Partido [Comunista Colombiano, PCC] ingresa el joven que más adelante se conocería como Darío 40. Inicia su vida militante en la juventud comunista [JUCO] en Medellín del Ariari [departamento del Meta] de donde es oriundo”. Luego pasa al séptimo frente de las FARC “siendo comandante en ese entonces el camarada Hernán Benítez. Durante su vida partidaria demostró fidelidad a su causa, a la de su partido”. ¿A cuál Partido se están refiriendo? No hay duda: al Partido Comunista Colombiano. (Ver http://pazfarc-ep.org/index.php/noticias-comunicados-documentos-farc-ep/estado-mayor-central-emc/1930-fallece-nuestro-camarada-dario-40.html).
En ese mismo mes Voz publica la noticia del fallecimiento del camarada Alcibiades Paredes Collazos. En la página ocho de la edición del 28 de mayo al 3 de junio de 2014 nos recuerdan que Paredes fue militante ardoroso del PCC-FARC, iniciándose, como ‘Darío 40’, en la JUCO. Según el semanario, su actuación más memorable fue cuando ofició como abogado defensor de Tarcisio Guaracas: “Se le recuerda especialmente [a Alcibiades Paredes] por la defensa que hizo de Tarcisio Guaracas, comandante de las FARC, en 1976, proceso que estuvo a cargo de un tribunal militar”. Lo interesante es que el fenecimiento de su camarada también es reseñado por una web fariana. (Ver http://pazfarc-ep.org/index.php/noticias-comunicados-documentos-farc-ep/delegacion-de-paz-farc-ep/1920-alcibiades-paredes-collazos.html).
Y para que no quede duda sobre que las FARC son PCC podemos leerlo, otra vez, en el mismo órgano de propaganda en el pasquín titulado: “Tanja se queda en Colombia: Que le concedan la doble nacionalidad”. Publicado en la página dos de la edición del 18 al 24 de julio de 2012, los narcomarxistas demandan que a Tanja Nijmeijer, alias ‘Alexandra Nariño’, le sea otorgada la nacionalidad colombiana. Sus méritos, según los liberticidas, son: ser una “luchadora internacional” -es decir, una aniquiladora de colombianos- y ser una “luchadora por la segunda independencia de Colombia” -es decir, una conspiradora para establecer una dictadura comunista en Colombia. Y finalizan proclamando: “¡Démosle la doble nacionalidad a Tanja, para que se quede y eche raíces en esta tierra fecunda! Y además que se case, para que le dé hijos, luchadores como ella, a esta patria de ensueño. Si de casarse se trata, a la menor señal que ella haga, seguramente le van a llover pretendientes. ¡Incluso, desde las orillas del periodismo!”. (Ver también: http://www.semanariovoz.com/2013/05/23/tanja-se-queda-en-colombia-que-le-concedan-la-doble-nacionalidad/).
El actual momento que vive Colombia es apremiante y delicado. El diagnóstico para plantear las posibles salidas –que no son las “soluciones políticas” ni los “procesos de paz”- a la amenaza comunista que desde hace más de 80 años asedia sin compasión a Colombia y al continente americano no pasa por soslayar uno de los aspectos capitales del problema: las FARC son Partido Comunista Colombiano. De manera que no deja de ser una broma ramplona cuando los “expertos” conminan a que las FARC “deban transformarse” en partido político una vez terminado eso que han llamado… el “proceso de paz”. No es necesario. Ya lo tienen: es el Partido Comunista Colombiano. Exigir que las FARC se transformen en partido es una muestra contundente del efecto desastroso que ha producido la propaganda comunista-izquierdista, que la “derechita” colombiana sigue al pie de la letra, de que el PCC es una entidad distinta de las FARC. No es así. Movimientos como la Unión “patriótica”, Marcha “patriótica”, Junta “patriótica”, el PC3 y el Movimiento Bolivariano son marcas donde se enmascara el PCC-FARC.
Por otro lado, muestra lo importante que es la batalla por las ideas, campo que la derecha ha abandonado y que la izquierda ha acaparado con muy buenos resultados. Esa batalla no pasa, como hace cierto sector derechista ademocrático, en explicarlo todo con teorías conspirativas de una oscura empresa “judeomasónica”. Idea y explicación nada cristiana, por cierto.
La responsabilidad del Partido Comunista en la tragedia de miles de hogares colombianos es superlativa. Igual responsabilidad le corresponde a la izquierda colombiana por ocultar, alabar o relativizar la descomunal criminalidad de las diferentes bandas marxistas y por pretender implantar un sistema totalitario.
Ahora bien, así como se exige la desmovilización de criminales como alias ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’, ‘Pablo Catatumbo’, ‘Fabián Ramírez’ o ‘Victoria Sandino’, de igual manera, al ser las FARC Partido Comunista Colombiano, debe exigirse la desmovilización de la plana mayor del PCC y la de sus compañeros de viaje o ex militantes. Y, sumado a esto, que la reaccionaria izquierda colombiana (como anapistas, moiristas y demás grupúsculos marxistas junto con sus ex afiliados) pida perdón a los colombianos por intentar imponer una dictadura socialista y garantizarnos la reparación y no repetición por los constantes intentos en destruir la democracia y la sociedad cristiana en la cual vivimos.
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