LOS PLANES DE PUTIN PARA UCRANIA
Si Rusia no pudo evitar que una revolución popular desalojara a un presidente pro-ruso corrupto y saqueador y si no pudo evitar el surgimiento de un nuevo poder pro-europeo en Kiev, a Putin no le queda más alternativa que desmembrar a Ucrania y apoderarse al menos de una parte
Los Planes de Putin para Ucrania
Si Rusia no pudo evitar que una revolución popular desalojara a un presidente pro-ruso corrupto y saqueador y si no pudo evitar el surgimiento de un nuevo poder pro-europeo en Kiev, a Putin no le queda más alternativa que desmembrar a Ucrania y apoderarse al menos de una parte
Por Galia Ackerman *
Huffington Post, Paris
traducido del frances por Colombian News
18 de abril de 2014
PARIS.- La última vez que estuve en Kiev, el 28 de febrero pasado, los primeros militares rusos disfrazados de “hombres verdes”, sin signos de distinción, estaban tratando de penetrar en la península de Crimea. Esa noche yo cenaba y discutía con amigos y nadie suponía que la conquista de la península era posible. Sin embargo, sólo dieciséis días después de esa discusión Crimea votó su “adhesión” a Rusia lo que fue aprobado inmediatamente por la Duma de Rusia y por el presidente Putin.
La velocidad vertiginosa del “pitón ruso” presagia días difíciles para Ucrania. Para entender lo que probablemente ocurrirá tenemos que resumir primero la forma como la propaganda oficial rusa presenta lo que pasó en los últimos meses en Ucrania. Resumiré esa posición en cursivas.
A raíz de los “desórdenes” de masas, el poder de Kiev fue tomado por una “junta” dirigida por extremistas que se inspiran en las ideas nazis (¡sic!). Esos extremistas peligrosos cuentan con el apoyo de los Estados Unidos y de Europa, las dos entidades imperialistas (¡sic!). El objetivo de esos poderes es apoderarse de un país sin duda en quiebra pero estratégicamente importante por ser una reserva de mano de obra calificada y de bajo costo y por constituir un nuevo mercado para los productos occidentales. El acercamiento a Europa implica la pertenencia a la OTAN, y los misiles intercontinentales con ojivas nucleares apuntarán a Rusia desde Odesa o Donetsk. Gran parte del pueblo ucraniano, especialmente el del sur y del este, habla el ruso y no aprueba este escenario. El pueblo de Ucrania está iniciando una sublevación. No reconoce la autoridad de la junta y exige la celebración de referendos regionales sobre la independencia de las regiones. Por su parte, la junta está tratando por todos los medios de preservar su poder abusivo utilizando el ejército contra su propio pueblo. En cuando a los occidentales, con su doble moral, castigan a Rusia con sanciones por la anexión perfectamente legítima de la Crimea y la amenazan con sanciones más severas si Rusia interviene militarmente al este de Ucrania. Esas sanciones no tendrán ningún efecto en Rusia, y afectarán al propio Occidente. Por otra parte, Rusia puede reducir a polvo nuclear a los Estados Unidos.
Ese breve resumen no refleja sino una parte de la realidad. Hay que ver los periódicos, los comentarios políticos, los debates y hasta los conciertos en la televisión rusa para entender que la mentira y la propaganda patriótica, anti Estados Unidos, anti- Europa, ferozmente guerrerista, alcanzan los niveles que tuvo durante la Guerra Fría, en la época de Stalin, entre 1947 y 1953. ¿Cómo explicar este auge o, más bien, esta oleada de patriotismo odioso en el que Europa aparece de repente como un enemigo de Rusia y casi más peligroso que el tradicional enemigo número uno, los Estados Unidos?
Por necesidad, voy esquematizar un poco. Durante varios años, la diplomacia rusa se negó a considerar a Europa como un conjunto “serio” en materia política. Para ella, Europa era un mercado común, y era necesario hablar de política por separado con cada país europeo y, en particular, con los “grandes”, como Francia, Alemania, Gran Bretaña. Sólo con la aparición de un proyecto de asociación oriental de la UE con los seis países de la antigua URSS, es decir, Ucrania, Moldavia, Bielorrusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán, las autoridades rusas comenzaron a darse cuenta de la importancia de la UE, a pesar de la debilidad de su coordinación política. De hecho, la UE es la mayor economía del mundo y está poblada por 505 millones de personas y tiene, además, una formidable maquinaria militar, incluyendo el potencial nuclear significativo de Francia y Gran Bretaña. Y por otra parte, los países de la UE ¡son el pilar europeo de la OTAN!
Frente al coloso europeo, Rusia palidece. Sólo es más grande en territorio pero su población es inferior en un 30 % de la población de la UE y su poder económico es insignificante en comparación con el de la UE: su participación en la economía mundial es del orden del 4 % cuando la de la UE es del 23%.
Esta observación, y no sólo la nostalgia por el imperio soviético perdido, motivó a Vladimir Putin a crear la Unión Euroasiática. Pero hasta ahora, sus aliados en este proyecto, Kazajstán y Bielorrusia, países dictatoriales como Rusia, no han contribuido de manera significativa al fortalecimiento del nuevo bloque. Los tres países reúnen sólo 170 millones de personas, y los tres no se han montado en el bus de la modernización. Rusia y Kazajstán viven principalmente de la renta de los hidrocarburos. Bielorrusia vive a costa de Rusia. Armenia, que ha declarado su intención un poco forzada de adherir a la futura Unión Euroasiática está poblada de sólo tres millones de habitantes y su situación económica es desesperada. Es obvio que el único país que podría en última instancia mejorar la situación es Ucrania.
Ucrania es un país altamente industrializado. Tiene casi 45 millones de habitantes y la mitad oriental trabaja, en gran parte, para la
industria militar rusa. Con la adhesión de Ucrania, la Unión Euroasiática sería otra cosa que una Rusia bis con unos pequeños satélites. Y además, en la lógica anacrónica de Vladimir Putin, con la adhesión de una u otra forma, Ucrania mantendría a la “malvada” OTAN alejada de los centros vitales rusos. Esta es exactamente la misma lógica que guió a Stalin en el reparto de la Europa del Este con Hitler en 1939. Fuera de la ampliación territorial, percibida como el único principio del poder zarista, heredado por los comunistas, esa distribución le permitía a Stalin alejar la amenaza hitleriana de Moscú.
¿Cuál es entonces el proyecto de Putin para Ucrania? Está claro que la firma de un acuerdo de asociación con la UE desvía definitivamente a Ucrania de una futura asociación a la Unión Euroasiática en proceso de constitución (por ahora sólo hay una unión aduanera entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán). Si Rusia no pudo evitar que una revolución popular desalojara a un presidente pro-ruso corrupto y saqueador y si no pudo evitar el surgimiento de un nuevo poder pro-europeo en Kiev, a Putin no le queda más alternativa que desmembrar a Ucrania y apoderarse al menos de una parte.
Después de la “adhesión” de la Crimea este es el escenario que se está produciendo. No se puede negar que el este de Ucrania es, en parte, pro-ruso y que su población no comparte quizás los valores europeos de los cuales no sabe nada. Pero cuando Viktor Yanukovich, durante años, se comprometió a firmar el Acuerdo de Asociación con la UE, no hubo protestas ni movimientos de masas en el Este. Nosotros tampoco las vimos cuando surgió Maidán en Kiev y en docenas de otras ciudades de Ucrania. ¿Por qué entonces la repentina revuelta de ahora? Se tienen ahora decenas de pruebas irrefutables de que, en la región de Donetsk, como hizo Crimea un par de semanas antes, son los instructores rusos salidos de las fuerzas especiales del ministerio de Defensa ruso los que suministran armas a los “activistas”, les ayudan a apoderarse de los cuarteles y de los edificios administrativos coordinando las operaciones.
El gobierno de Ucrania parece haber caído en una trampa. Si no envía tropas en cantidad suficiente, ocurrirá el escenario de Crimea: proclamación de una tras otra “república”, en Donetsk primero, enseguida en Lugansk, y finalmente en Kharkiv, etc. Y una vez que algunas pequeñas repúblicas hayan declarado su “independencia” se reunirán en una Federación, como en una especie de Alemania Oriental bis, que adhiere a la Unión Euroasiática cortando de paso el acceso al Mar Negro a Ucrania. Acusado de impotencia, el gobierno pro-occidental de Kiev podría ser destituido o perder las elecciones sumiendo al resto de Ucrania en el caos.
Si el gobierno ucraniano logra rechazar las actividades separatistas, pagando un precio en sangre, ello podría dar a Rusia un pretexto para la intervención militar. El resultado puede ser finalmente el mismo, salvo que siempre es mejor para un país salvar su honor, incluso en la derrota, que aceptar una ocupación sin luchar.
Quisiera que esto no fuera sino una pesadilla y despertar mañana viendo el surgimiento de una Ucrania pro-occidental y democrática. Pero para que este deseo se haga realidad, probablemente tendremos que pasar –por desgracia para nosotros los europeos—por el momento de fuertes sanciones contra Rusia que puedan hacer retroceder a sus élites gobernantes y forzarlas a cambiar de régimen. Mientras Putin se mantenga en el poder debemos temer sus ambiciones imperialistas.
*Periodista, traductora literaria
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