LOS SOFISMAS DEL EX PRESIDENTE SAMPER

Más precisamente: lo que propone Ernesto Samper es escoger entre algo que existió y que sigue siendo un patrimonio irrenunciable de los colombianos: la recuperación de la autoridad del Estado (Uribe) y algo que no existe todavía, la paz de Santos

Los sofismas del ex presidente

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie

21 de agosto de 2013

La lógica cojea del lado del ex presidente  Ernesto Samper. Decidido a ayudar al presidente JM Santos en esta coyuntura difícil y de pérdida de popularidad, él le propone a los colombianos escoger entre dos opciones (1): entre “la guerra de Uribe o la paz de Santos”.

Nada es más fácil que escoger entre la “guerra” y la “paz”, a condición de saber qué  es lo que entendemos por “guerra” y por “paz”. Y ese es, precisamente, el problema de la propuesta de Ernesto Samper.

Si examinamos de cerca su fórmula descubrimos que Ernesto Samper trata de comparar dos objetos incomparables: algo que existió con algo que no existe. Y que trata de comparar dos situaciones diferentes, pero retirándoles a cada una su porción de realidad.

La llamada “guerra de Uribe” fue, en realidad, otra cosa. Fue lo contrario de lo que dice Samper: fue la paz de Uribe. La “paz de Santos” es, en realidad, lo contrario: es la guerra de Santos.

Durante los gobierno del ex presidente Álvaro  Uribe, los esfuerzos de las Fuerzas Armadas y de Policía sirvieron para que el país avanzara considerablemente hacia la paz, pues, las Farc fueron combatidas, desarticuladas (recordemos qué hizo posible la Operación Jaque, para mencionar  sólo un célebre episodio de esa gesta heroica) y reducidas a la porción congrua. Cada reducción de las Farc, cada derrota de las Farc, es una victoria de la paz y de la democracia en Colombia. Esa es la realidad, esa es la ley fundamental de la vida política colombiana de los últimos 60 años.

Ernesto Samper, sin embargo, se ve forzado a rechazar esa ley y a inventar otra. El inventa, en realidad, una anti-ley, es decir un sofisma. Su sofisma es: cuando las Farc aumentan sus atrocidades y el gobierno se las retribuye dándoles interlocución, dejando escapar a sus jefes, dificultando el combate de la fuerza pública contra ellas, eso es “la paz”. Cuando un gobierno reprime la violencia de las Farc, encarcela o da de baja a los terroristas, y rechaza negociar con ellos, eso es “la guerra”. Tal es la inversión abyecta que Samper le ofrece a los lectores de Kien&Ke.

Piedad Córdoba, alias "teodora", y el ex presidente Ernesto Samper
Piedad Córdoba, alias “Teodora”, y el ex presidente Ernesto Samper

Las victorias contra las Farc son llamadas por Ernesto Samper “la guerra de Uribe”, dándole a esta expresión una connotación altamente negativa. Para él, ese avance hacia la desarticulación y la capitulación de las Farc fue algo negativo. En cambio, lo que hace Santos hoy, es decir una marcha hacia la articulación de las Farc, es considerado por Ernesto Samper como algo muy positivo: es “la paz de Santos”.

Pero no hay tal “paz de Santos”. Durante los tres años de Santos no hubo paz pues lo que hubo fue un aumento de la capacidad ofensiva de las Farc en todos los campos, en el campo militar y en el campo político-social.

Conclusión: cuando Ernesto Samper le propone a los colombianos escoger entre “la guerra de Uribe” o “la paz de Santos” les pide que se definan ante opciones erróneas.

La opción real es: hay que escoger entre  un sistema de gobierno que le trajo paz al país, que aproximó el país a una situación de paz y de prosperidad (el de Uribe), y otro sistema de gobierno que aleja al país de la paz y de la prosperidad (el de Santos).

Más precisamente: lo que propone Ernesto Samper es escoger entre algo que existió y que sigue siendo un patrimonio irrenunciable de los colombianos: la recuperación de la autoridad del Estado (Uribe) y algo que no existe todavía, la paz de Santos. Bajo Santos no hubo reducción del poder mortífero de las Farc sino aumento del poder mortífero de las Farc.

Ernesto Samper propone que escojamos entre algo le ayudó al país (la  seguridad democrática) y algo que está llevando el país al abismo (la “negociación de paz” de Santos).

Si escuchamos lo que dicen las Farc –lo que dicen realmente y no lo que cierta prensa dice que ellas dicen– las negociaciones de paz de

Enrique Santos a la izquierda. Ernesto Samper al otro extremo
Enrique Santos a la izquierda. Ernesto Samper al otro extremo

La Habana no desembocarán en la paz: desembocarán en un régimen político distinto, muy distinto al que hemos ido construyendo los colombianos desde 1819,  en donde la violencia totalitaria continuará su camino devastador (pues las Farc conservarán sus armas y una parte de sus cuadros y combatientes, los cuales obrarán bajo otro disfraz y con los apoyos internacionales de siempre).

La perspectiva de la paz de Santos es avanzar hacia una paz sin democracia, en lugar de ir hacia donde el gobierno anterior dirigía el país: hacia una democracia en paz. Paz sin democracia es lo que buscan las Farc: paz que facilite la incorporación del programa fariano a las instituciones. Democracia en paz es lo contrario: sanción judicial y política a los jefes narco-terroristas, incorporación de los ex combatientes de las Farc, dentro de un país que preserva su democracia y su sistema económico y rechaza las ideas y el programa totalitario de las Farc.

Ese régimen nuevo que quieren sacar de La Habana estará sometido a una tenaza enorme, no conocida hasta hoy: las Farc legalizadas obrando para imponerle al país un programa antiliberal y anti capitalista y obrando en todos los escenarios del espacio político, social e intelectual de Colombia, y las Farc en armas obrando, al mismo tiempo, en el terreno de la violencia, para la aplicación cabal de ese programa totalitario y tratando de destruir las Fuerzas Armadas y de Policía del nuevo régimen, es decir reducidas y descuadernadas.

Lo que se prepara en La Habana no es “la paz” en Colombia, ni nada que se le parezca, sino un nuevo ciclo de violencias en Colombia y a partir de Colombia (pues nuestro país será únicamente una palanca más de los apetitos hegemonistas de Cuba y sus aliados antioccidentales). Y eso podría durar varias décadas.

(1).  Ver “El país decide, la guerra de Uribe o la paz de Santos”, entrevista de Edgar Artunduaga con Ernesto Samper enKien&Ke, Bogotá, 20 de agosto de 2013.

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