MADURO LLEGÓ PARA QUEDARSE E INSTITUCIONALIZAR LA DICTADURA
Sinceramente, señores de la oposición venezolana, tanto en el exterior como en el interior, dejen de elucubrar y construir imaginarias tramas que solo existen en sus mentes. El régimen castrocomunista es hoy más fuerte que nunca. Maduro ha venido para quedarse
Maduro llegó para quedarse e institucionalizar la dictadura
Aunque alguien quisiera disentir dentro de la FANB por la politización creciente y el actual estado de cosas en que se encuentra el país, los servicios secretos cubanos están atentos a toda forma de disidencia y el control policial es cada vez mayor
Por Ricardo Angoso
Enero 07 de 2014
Mientras la oposición venezolana parece habitar en una suerte de cuento al estilo de Alicia en el país de las maravillas, soñando con que el país vive todavía en una de democracia y que se puede dialogar con esa caverna de acémilas marxistas de la peor especie que son los chavistas, el régimen castrocomunista de Caracas se afianza e incluso se consolida. Los peores augurios se van cumpliendo, como si se tratara de la ley de Murphy, donde si algo puede salir mal, saldrá mal e incluso con tendencia a empeorar. Siento ser pesimista y transmitirles malas noticias para el 2014: Nicolás Maduro ha venido para quedarse y no hay ni el más leve indicio de que próximamente vayamos a asistir a un cambio de régimen en Venezuela. De eso, siendo realistas, no hay ni la más mínima posibilidad.
Pese al caos reinante, la inflación en aumento, la inseguridad creciente, el descontento social e incluso las grescas barriobajeras dentro del régimen, nada induce a pensar que se vayan a producir cambios. Ni siquiera se atisban protestas ni nuevas estrategias por parte de la oposición. Tampoco habrá elecciones este año, en que las dos fuerzas en liza se hubieran medido de nuevo y hubieran mostrado todo su “músculo”. Nada, pierdan toda esperanza, este año todo irá a peor en Venezuela y el viaje hacia ninguna parte comenzado hace ya más de catorce años seguirá su curso.
Maduro tiene todo a su favor para quedarse. El precio del petróleo está por las nubes, con lo cual la caja del Estado venezolano para subsidiar todo y comprar en el exterior está a rebosar. La dependencia cada vez mayor de la población, con casi 16 millones de venezolanos que dependen de una u otra forma de los subsidios y las ayudas sociales del Estado, ha creado un sistema clientelista y que genera una adhesión casi automática de una buena parte de la sociedad al régimen. Uno de cada dos venezolanos vive de la caja de Maduro; el país está anestesiado.
Luego está el ejército, cada vez más ligado al régimen, ya que desde las mismas academias, escuelas y cuarteles se inocula el espíritu revolucionario y la fidelidad exigida al gobierno no se discute. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se ha transformado en un brazo político del régimen y cada vez participa más, al estilo cubano, en la toma de decisiones; se ha transformado en parte de la estructura de la dictadura y la ligazón entre el poder político y militar ya es casi total, se hace indistinguible donde acaba uno y donde comienza el otro. Además, Maduro ha dotado a la institución militar de un gran poder financiero y numerosos generales están al frente de importantes empresas.
El narcotráfico, ¿se ha convertido la FANB en un cartel? Por no hablar del narcotráfico, en donde cada vez que hay una redada en Venezuela caen detenidos agentes de los cuerpos de seguridad y militares. Incluso se ha señalado desde varias fuentes la conexión entre la FANB y el narcotráfico; Venezuela ha pasado de ser un lugar de paso para este lucrativo negocio a un centro de distribución de la droga a nivel continental. Al parecer, hasta generales de la FANB están implicados en el asunto y trabajarían conjuntamente con la organización terrorista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quizá ya el principal cartel de la droga del continente y que sacaría la cocaína a través de aeródromos venezolanos.
Este lucrativo negocio, que genera miles de millones de dólares al año y que sirve para financiar al terrorismo en Colombia directamente, ha permitido de una forma no causal la inquebrantable e indiscutida adhesión de numerosos mandos militares corrompidos hasta la médula.
Pero, aunque alguien quisiera disentir dentro de la FANB por la politización creciente y el actual estado de cosas en que se encuentra el país, los servicios secretos cubanos están atentos a toda forma de disidencia y el control policial es cada vez mayor. El G2 cubano ya supervisa las notarías, los documentos de identidad, tiene agentes en las embajadas venezolanas en el exterior, en el Consejo Nacional Electoral y oficiales de enlace cubanos trabajan entre las filas militares y policiales. El modelo político-policial que sigue Venezuela es el mismo que el de la isla-prisión de Cuba, tal como soñarán ese gran “demócrata” que era Hugo Chávez y su alumno más aventajado, Nicolás Maduro.
Así las cosas, ¿hay razones para ser optimistas y esperar un cambio este año? Sinceramente, señores de la oposición venezolana, tanto en el exterior como en el interior, dejen de elucubrar y construir imaginarias tramas que solo existen en sus mentes. El régimen castrocomunista es hoy más fuerte que nunca. Maduro ha venido para quedarse, para institucionalizar definitivamente el sistema político que Chávez inicialmente bocetó, sentando las bases para la cubanización creciente, pero que no concluyó.
Los próximos años veremos como el intervencionismo económico se acrecienta, dejando cada vez menos espacios para la economía privada, y como el control político-policial se intensifica, ahogando a la sociedad civil y desanimando a la oposición. El control de los medios ya es casi total y como muestra un botón: el antaño liberal y demócrata canal televisivo Globovisión acabó sus días en manos del chavismo y casi nadie dijo nada de nada. En resumen, la sociedad libre venezolana está desapareciendo y el totalitarismo se impone día tras día, los síntomas son palpables y la metástasis se extiende por toda la Nación.
Los hermanos Castro apostaron por Maduro, y así se lo hicieron saber a Chávez, porque sabían que era el más fiel continuador de la obra totalitaria del difunto sátrapa; era su hombre de confianza, el instrumento de La Habana para continuar con el proyecto comunista y con el necesario avituallamiento que necesita el régimen cubano para sobrevivir a sus propios fracasos en los próximos años. Maduro no se va, se queda, para desgracia de todos los demócratas del continente y, sobre todo, para todos los venezolanos de bien.
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