MOVIMIENTO 15 M: ¿”DEMOCRACIA YA”?
El movimiento !5 M es un movimiento de Izquierda y el objetivo a batir no puede ser un integrante de la familia socialista sino “la derecha” caricaturizada en los poderes económicos y la religión
MOVIMIENTO 15 M: ¿”DEMOCRACIA YA”?
Por Miguel Roselló Arrom -Politólogo Universidad Complutense de Madrid
Hace unas noches tuve la oportunidad pasear entre la generación sin futuro que acampaba la madrileña Puerta Sol como resaca de la manifestación promovida por la plataforma “Democracia Real Ya”. Horas después la policía desalojó la perroflautada allí apostada. El movimiento sigue haciendo ruido en las redes sociales y hay protestas convocadas en estos momentos. Llevados por un buenismo de una ingenuidad sobrevenida muchos simpatizan o disimulan las exigencias reales que mueven a estos luchadores por la “democracia”. Dicen que todavía es pronto para extraer conclusiones, que los objetivos parecen difusos y nuestra democracia adolece de males estructurales que han generado un malestar que por fin se ha trasladado de las tertulias de barra de bar a la protesta civil. Se comparan con Nelson Mandela, con los egipcios que ocuparon la plaza Tahrir protagonizando un momento histórico si acaso comparable a la caída del muro de Berlín.
Como bien han señalado Juan Ramón Ralló y “No a todo”, los objetivos de estas protestas están bien claros y las banderas que levantan apuntan en la misma dirección. En la Puerta del Sol había perroflautas junto a jóvenes de arruga y cana que no demandan otra cosa que más socialismo culpando al capitalismo de todos los males del mundo que habitamos. No quieren más democracia, piden más ayudas para seguir parasitando al Estado. El perroflauta del Mac no tiene inconveniente en exigir ayudas o un trabajo digno actualizando en tiempo real desde un ordenador portátil de gama alta, que el Estado le solucione la vida en cuestiones como educación, sanidad o vivienda para poder dilapidar su exigua renta -ya sea como asalariado o por recibir subvenciones por no trabajar – en ocio como si el mañana nunca existiera. Lo contrario al capitalismo, que es ahorrar a largo plazo para invertir y producir mayor riqueza de generación en generación. El problema es que los parásitos necesitan que haya ahorradores para así poder gorronear de sus contribuciones. El sistema es sostenible si no se sobrepasa cierto límite pero la pirámide de vividores a costa de los contribuyentes empieza a invertirse y pronto no habrá maná suficiente para sostener a todos los subvencionados que, directa o indirectamente, viven del Estado.
Tampoco parece casual la cercanía a unas elecciones. ¿Por qué ahora? ¿Por qué la protesta se difumina contra los políticos y no contra el gobierno que ocupa la Moncloa? Hasta el lugar elegido, la Puerta del Sol, es donde se encuentra la sede del gobierno regional de Madrid. La respuesta es clara, es un movimiento de Izquierda y el objetivo a batir no puede ser un integrante de la familia socialista sino “la derecha” caricaturizada en los poderes económicos y la religión; capitalismo e institución tradicional que desafían el monopolio del Estado y la supremacía absoluta de sus leyes positivas. Cuando las turbas se echan a la calle es difícil augurar hasta dónde llegará pero uno se malicia pensando que la debacle del partido socialista en estas elecciones municipales ha puesto en guardia a todas las tendencias colectivistas. Organización pantalla mediante, se está macerando un movimiento de largo recorrido que no terminará el 22M sino en las elecciones generales de 2012 como el “no a la guerra” fue el caldo de cultivo de las hordas que cercaron las sedes del Partido Popular durante la jornada de reflexión de los comicios de 2004. No hubo espontaneidad entonces ni la habrá ahora.
Semejante escenario no sería otra cosa que la culminación de aquel proceso iniciado con el Prestige y que podría poner el broche de oro a una estrategia brillante en el que un hecho fortuito -imaginemos la muerte de Juan Carlos I- “los políticos” (de izquierda, claro) retomarían la iniciativa para escuchar las demandas de los “indignados” haciendo coincidir una reforma constitucional a la venezolana con las generales. El carácter pasional del español y la descomposición de las instituciones harían el resto. Por ello debe observarse con extrema preocupación la dependencia política del Tribunal Constitucional, la docilidad del estamento militar o el partidismo de un cuerpo de policía que calla chivatazos y falsea pruebas del 11M que facilitarían la transición hacia un República democrática que tanto fascina a la Izquierda y que tanto dolor y sufrimiento han traído a los pueblos que la han padecido.
Mayo 21 de 2011
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