“SE ESTÁ NEGOCIANDO CON LAS FARC EN VENEZUELA”
Canal Capital, de la mano de Hollman Morris, que es un periodista ligado a la izquierda radical, de la que es militante, divulgó estos correos para confundir a la opinión pública. Hay pruebas evidentes de la ligazón de este personaje que estaba conectado a grupos terroristas, tal como se comprobó en los computadores de Raúl Reyes
“Se está negociando con las FARC en Venezuela”
Por Ricardo Angoso
Junio 06 de 2012
Para el general Jaime Ruiz Barrera, las Fuerzas Armadas de Colombia tienen la suficiente capacidad para derrotar a los terroristas, siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas y no sea demasiado tarde. Ya que, como decía el general Douglas MacArthur, “La historia de los fracasos en las guerras se resume en dos palabras…demasiado tarde”. Ahora, cuando parece que el ruido de sables aturde al presidente Juan Manuel Santos, este general en retiro, presidente de ACORE, piensa que el también comandante en jefe debe rectificar y cambiar sus políticas, sobre todo las relativas a la seguridad y la defensa.
Ricardo Angoso: ¿Qué hay de esos rumores, de esas noticias, de un supuesto Golpe de Estado en Colombia?
Jaime Ruiz: Se creó un estado de alarma por unos correos electrónicos que se cruzaron algunos oficiales de la reserva sobre algunos aspectos que atañen a la realidad nacional, y en uno de estos correos un oficial le decía a otro que el presidente Santos cuando estaba en campaña había prometido solucionar los grandes problemas que en estos momentos enfrenta la institución militar, no solo los relativos a las reservas, sino a los que están en servicio activo. No hablamos de cuestiones de tipo salarial, sino de aspectos que atañen al bienestar y a la salud, junto a otras cosas. Aparte de estos aspectos, se trataba del asunto más importante, como la inseguridad jurídica que afecta a los militares, y este militar le decía al otro que si el presidente no cumple, lógicamente, hay que removerlo del cargo y el procedimiento es sencillo: se le remueve del cargo y se convocan nuevas elecciones. Se nombra una junta provisional de gobierno, se elige un nuevo presidente y se espera a que el mandatario atienda las demandas que tenemos en la institución militar. Pero a ese correo algunos le añadieron otras cosas y se creó un estado de confusión de algo que no era más que una conversación personal. Se hizo pública una conversación privada.
Ese correo cayó en manos de alguien que, malintencionadamente, se lo entregó a un medio de comunicación muy
concreto. Y así fue posible que Canal Capital, de la mano de Hollman Morris, que es un periodista ligado a la izquierda radical, de la que es militante, divulgó estos correos para confundir a la opinión pública. Hay pruebas evidentes de la ligazón de este personaje a la izquierda radical, también de que estaba conectado a grupos terroristas incluso, tal como se comprobó en los computadores de Raúl Reyes. Ese fue el escándalo. Más tarde, la agencia de noticias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -Anncol-, reprodujo, en los mismos términos, esa información, lo cual revela la ligazón entre la información y la manipulación de la misma por la izquierda más radical. De forma simultánea, se comenzaron a lanzar mensajes de que las reservas militares de este país, coordinadamente con la extrema derecha colombiana, eran responsables del reciente atentado contra el ex ministro del Interior Fernando Londoño ocurrido en Bogotá. Algo inadmisible y falso.
Por otro lado, la ex senadora Piedad Córdoba públicamente dijo, a través de los medios de comunicación, que las reservas militares junto con la extrema derecha están tratando de asesinarla. La intención era generar una intranquilidad pública, una situación de malestar en el ambiente, propiciar, en definitiva, inestabilidad. Se quería provocar una situación crítica en el país en un momento en que la seguridad pública, con respecto a la anterior administración, ha decaído.
¿A quién convenía ese estado de cosas? No se requiere ser un analista para deducir a quien convenía, ya que en este momento se está negociando por debajo de la mesa con las FARC y el ELN, como todo el mundo sabe y nadie dice. Estas negociaciones se están haciendo en condiciones inexplicables, de una forma secreta, y en donde aparentemente se quiere entregar todo sin saber a cambio de qué. Entonces, en una mesa de negociaciones, cuando se necesitan cartas para utilizar en ese proceso, la mejor carta para mostrar al gobierno era que hay un estado de zozobra, de inestabilidad y de inquietud pública. Así se pretende mostrar que esa fortaleza que se quiere exhibir por parte del Estado frente a la amenaza subversiva no es tal, sino que estamos pasando una crisis. Esa era la idea de todo este “ruido” generado. Surge también, paralelamente, las denominadas “marchas patrióticas” en favor del diálogo político con los terroristas y hacen una demostración impresionante de fuerza, aparte de costosa, ya que se movió gente de todo el país a la que se le pagaba transporte, alojamiento y comidas.
R.A.:¿Parece, sin embargo, que sí estaban un poco inconformes con el actual estado de cosas?
J.R.: Entonces viene la segunda parte. Hay inconformidad por parte de las reservas, está claro, como ocurre en todo el país, como es constatable en la opinión pública. Las reservas no sólo están inconformes con sus propios asuntos, como la cuestión jurídica y sus asuntos salariales. Hay otras cosas que se están dando en el Congreso de la República que nos preocupan, como el denominado marco jurídico para la paz, que no es otra cosa, claramente, que entregar sin garantías ni beneficios una negociación a los terroristas a cambio de nada. Militarmente, estamos en capacidad de derrotar a los terroristas, pues tenemos a las Fuerzas Armadas más capacitadas y preparadas, también mejor entrenadas, del continente para hacer frente a la amenaza terrorista. Pero para poder derrotarlas necesitamos un estatuto jurídico militar, es decir, el fuero militar. Este es el único país del mundo que sufre un conflicto armado, como ya reconoce nuestro presidente de la República, pero que no tiene fuero militar. Entonces, la justicia ordinaria, que está totalmente politizada como se ha demostrado muchas veces, enemiga acérrima de los militares, es la que juzga a las Fuerzas Armadas. Nos juzga, por tanto, el enemigo.
Hay una cifra sorprendente: en este momento hay 15.000 hombres fuera de combate por decisiones judiciales. Estos jueces y fiscales, cuando investigan algunos hechos relativos al “conflicto”, tratan como homicidios a bajas en combate. Se utilizan testigos y pruebas falsas para militares sospechosos, se juzgan a unidades enteras y no a los mandos que están al frente de las mismas. Este sistema judicial nos persigue y procesa de esta manera dejando a los militares fuera de combate, haciéndoles un gran favor a los terroristas. Los terroristas nunca llegaran a producirnos a nosotros 15.000 hombres fuera de combate, pero los jueces y los fiscales sí han podido. Este asunto es muy preocupante y nos llena de zozobra. Nosotros ahora somos reserva activa y hacemos valer nuestra opinión en la sociedad, en todos los foros, desde las universidades hasta los ámbitos de decisión económica. Ya no nos callamos, explicamos nuestras posiciones en la sociedad civil, buscando soluciones a los problemas y no adoptando una actitud huidiza. Hemos conseguido el apoyo de muchos periodistas independientes, quizá no en los medios de comunicación, que están mayoritariamente en manos del gobierno. Mostramos y explicamos nuestra inconformidad porque este asunto de la inseguridad se ha convertido en un problema nacional que nos atañe a todos. Necesitamos tener a las tropas protegidas por un fuero militar porque, si no es así, no podemos combatir al terrorismo. Se imponen penas humillantes y desproporcionadas a soldados que solo cumplen órdenes. Nosotros tenemos el mismo mandato que todos los militares del mundo: cumplir órdenes y punto. Si no hay el fuero militar, como ocurre, se resquebraja la seguridad y ya la gente se está dando cuenta del problema.
R.A.:¿A qué se debe esta merma en la percepción de la seguridad pública en Colombia?
J.R.: Una de las causas es el fuero militar del que hablaba en la cuestión anterior. Hay un crecimiento inusitado de las acciones terroristas, lo que revela que algo está fallando. Nuestro ministro de Defensa es un hombre inteligente, íntegro, y lo apreciamos mucho, es un hombre joven, capaz, hijo de militares y criado en los cuarteles; un hombre que defiende nuestros intereses y lucha por los mismos. Se ha enfrentado con otros ministros que le han querido torpedear. Creemos en él, pero está amarrado por nuestro comandante en jefe que es el presidente de la República. Pero los intereses del presidente Santos no son los mismos, eso está claro, pues él tiene otros intereses supremos. El ministro no puede hacer lo que quiere y desea, pues tiene estas limitaciones de mando, que no le dejan hacer. Quien tiene el poder real no le apoya y no comparte sus decisiones.
¿Y por qué no le apoya nuestro presidente? Esa es la gran pregunta. No olvidemos que, al principio, hubo un proyecto de fuero militar que generó una gran controversia y donde nosotros hicimos lobby. El presidente, entonces, de golpe, anunció el retiro del proyecto. ¿Cómo así? Fueron presiones internacionales y nacionales, como después se supo, procedentes de la izquierda radical de este país que aconsejó al presidente Santos en esta dirección, para nosotros errónea. Los mismos liberales y el izquierdista Polo Democrático presionaron al presidente para que retirase el proyecto; fue una iniciativa de la izquierda radical que tuvo éxito ante el presidente. Fue una victoria los sectores más izquierdosos, tanto a nivel nacional como internacional. Incluso algunos sectores del Departamento de Estado norteamericano, dominados por los funcionarios más izquierdistas, presionaron para que se retirara el proyecto del fuero militar. La opinión pública y los militares no entendieron ese cambio, pero así fue. El ministro, sin embargo, ha dicho que intentará ayudarnos, pero esperemos que no se nos interponga en este camino nuestro comandante en jefe, el presidente Santos, tal como ha hecho en otras ocasiones.
R.A.:¿Cuáles son los intereses del presidente Santos de los que habla?
J.R.:El problema del presidente tiene que mucho que ver con su percepción del fuero militar. Luego están las negociaciones extrañas que se están manejando para un proceso de paz en ciernes, en donde el fuero militar se está demorando para que no entorpezca ese camino. Hay intereses superiores, como las negociaciones con los terroristas y acuerdos con organizaciones internacionales, para que el fuero militar sea apartado de la agenda. Y para completar el cuadro, por si no fuera poco, se está utilizando como intermediario para negociar este proceso a un sujeto repugnante, rechazado, amigo de vieja data de los grupos terroristas, que es Hugo Chávez Frías, a quien nuestro presidente llama mi “nuevo mejor amigo”. A través de él se quiere encauzar ese proceso. Pero también hay un funcionario muy cercano al presidente, hombre de confianza de Santos, que trabajó en el ministerio de Defensa y es repudiado por los militares porque es de sobra conocido, que es el vocero del comandante en jefe para negociar con los terroristas y que, supuestamente, se está haciendo en Venezuela. Mientras nuestras fuerzas buscan a los cabecillas de los terroristas, arriesgando sus vidas, estos bandidos se encuentran a buen recaudo en territorio venezolano, protegidos por Chávez y su gobierno. Ese señor al que me refería antes, que es nefasto, es Sergio Jaramillo. Fue un hombre que hizo cosas inexplicables. Y que es rechazado totalmente por los militares. Utilizar este tipo de personajes para este proceso, como Chávez y el mismo Jaramillo, me lleva a la conclusión que de estas negociaciones no puede salir nada bueno.
R.A.:¿Solo se debe utilizar la vía militar para derrotar a las FARC?
J.R.:Estamos en capacidad de hacerlo y conseguirlo. Necesitamos la protección jurídica y podemos derrotarlos. Antes era diferente y obteníamos resultados, pero si a uno le van a encarcelar por defender este país, pues no lo defiende, está claro. Así está ocurriendo ahora.
R.A.:¿Se puede decir que las Fuerzas Armadas colombianas están desmoralizadas?
J.R.:Es un término que molesta mucho a nuestro comandante en jefe, y siempre está diciendo que aquí no hay desmoralización y la mejor prueba es que hay resultados sobre la mesa (¿?). Hay resultados en operaciones donde uno no se juega la vida en el combate tierra a tierra, en el combate terrestre. La capacidad aérea se sigue utilizando contra los terroristas, ya que estos bandidos todavía no tienen capacidad antiaérea y allí les batimos claramente.
Hablemos mejor de una desmotivación, de una preocupación que va creciendo gradualmente y las cosas se pueden volver en críticas, como le paso a los norteamericanos en el Vietnam, cuando los soldados ya no querían combatir y se perdió la guerra. Perdieron la guerra y se fueron a casa. Ojalá no lleguemos a ese punto, y que las decisiones que haya que tomar no se tomen demasiado tarde porque a veces eso ocurre y se pierden las guerras.
R.A.:¿Cómo es que todavía se estén juzgando y procesando a militares por los hechos ocurrido en el Palacio de Justicia?
J.R.:Se ha cerrado varias veces y se ha vuelto a abrir en distintas épocas y momentos. Pero cuando la izquierda radical ocupa ciertas parcelas de poder en el país, aliada con el poder judicial, entonces encuentra huecos para seguir golpeando y abrir las heridas cerradas, eso fue lo que pasó. Eso ya estaba resuelto, cerrado, hacía rato y hubo una Comisión de la Verdad formada por prestigiosos juristas que dejó las cosas bien claras, eran gente de conocida solidez moral y profesional, juristas de acreditado servicio que trabajaron sobre aquellos hechos y pruebas. Ahora aparecieron los mismos del M 19, los terroristas, que comenzaron a ocupar puestos de poder, y se reabrió este asunto. Muchos antiguos guerrilleros están, incluso, en el Congreso de la República. Se reabrió el proceso con testigos falsos, pero desde el poder judicial, siguiendo consignas establecidas, se condenó a estos militares ahora procesados. Vivimos un momento de desmotivación en las Fuerzas Militares por lo que está pasando a los que están defendiendo al país y puede influir en nuestra juventud; se está acabando con la vocación militar.
R.A.:¿Parece que ha habido un cambio radical en Santos con respecto a las políticas de su antecesor, el ex presidente Alvaro Uribe?
J.R.: Yo tengo un gran respeto para nuestro comandante en jefe, el presidente de la República, Santos. En las reservas del ejército teníamos las mejores expectativas con el presidente Santos, ya que recogía la herencia del presidente Uribe y porque había sido ministro de Defensa durante ese periodo. Era el sucesor natural de esta política del presidente anterior. Pero nosotros no somos uribistas, sino observadores de la situación del país, que está en guerra contra los terroristas desde hace años y que sufre desde hace décadas esta amenaza.
Y crecemos económicamente, como se está viendo, por la seguridad que los militares han prestado al país; hemos dado la protección necesaria para lograr esta prosperidad que hemos conseguido. Mucha gente votó por el ministro de Defensa, por Santos, porque creía que era el hombre que podía conseguir la paz para el país y derrotar al terrorismo. Luego comenzó a hacer cosas extrañas porque él era un hábil jugador de póquer y porque en este juego hay que engañar y mentir para ganar, es decir, usar estrategias y artimañas para seguir en el juego y conseguir la victoria. Al principio pensamos que eran sólo estrategias, pero luego llegó la confusión y este estado de cosas al que hemos llegado. La verdad es que el malestar y la inconformidad se han generalizado en nuestras Fuerzas Armadas hacia la gestión presidencial; si hiciéramos una encuesta sobre la popularidad del presidente en las reservas le iría muy mal y saldría valorado de una forma muy negativa. Suponíamos que iba a ser una gestión bien distinta a la que ha sido en estos casi dos años.
R.A.:¿Cree que en los dos años que le quedan de mandato a Santos va a haber una rectificación?
J.R.:Si el señor presidente de la República reacciona ante esta situación, tendrá que rectificar, ya que no puede irse solo a un proceso que la sociedad y el país van a rechazar. Negociar como está negociando, con estos intermediarios y de esta forma tan extraña, en estas condiciones, no va a llevar a nada bueno. Las críticas son generalizadas. Él dice que es víctima de la extrema derecha; todo lo que se le opone es la “mano negra” e incluso utiliza expresiones de Chávez, lo cual es preocupante, como los “tiburones, que vienen a ser los “escuálidos” del dictador venezolano. Ahora quien se opone a Santos es un “tiburón” o de la “mano negra”. Es un hombre preparado, profesional e inteligente, y tiene que rectificar; su popularidad se está hundiendo. Ya ha llegado a ofrecer 100.000 viviendas gratis para detener su impopularidad, en un ardid claramente populista. Se está dando cuenta que se hunde en los sondeos y tiene que rectificar, que cambiar en sus políticas. ¿Será capaz de hacerlo?
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