SERGIO JARAMILLO FUSTIGA “LA VIOLENCIA DE LA DEMOCRACIA”
Sergio Jaramillo, quien se supone debe defender en La Habana el punto de vista del Estado democrático colombiano, adopta, por el contrario, las tesis de las Farc totalitarias sobre el origen del “conflicto”
Sergio Jaramillo fustiga “la violencia de la democracia”
Sergio Jaramillo, quien se supone debe defender en La Habana el punto de vista del Estado democrático colombiano, adopta, por el contrario, las tesis de las Farc totalitarias sobre el origen del “conflicto”.
Por Eduardo Mackenzie
29 de abril de 2015
El diario La Nación, de Neiva, ofreció a sus lectores detalles de lo que Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz, fue a decir en días pasados a la ciudadanía huilense sobre los supuestos “avances de los diálogos de La Habana, entre el Gobierno Nacional y las Farc”. La Asamblea Departamental del Huila había organizado el foro “Preparándonos para la Paz” el cual contó con la presencia de autoridades y personalidades departamentales y nacionales. El resumen que hizo Mario Portillo de ese evento es muy interesante pues cita entre comillas apartes importantes del discurso del Comisionado para la Paz.
El foro fue realizado una semana antes de que se cumplieran los 50 años del secuestro y asesinato en Caquetá del empresario huilense Oliverio Lara Borrero. Esa atrocidad, que conmocionó al país, junto con el secuestro y asesinato días antes de otro gran empresario, Harold Heder, del Valle, pretendía frenar el ímpetu de la fuerza pública dirigida por el presidente Guillermo León Valencia contra las nacientes guerrillas comunistas.
Sobre ese grave episodio de la historia del país, que La Nación, evocó en un artículo este 28 de abril, el Comisionado para la Paz no dijo una sola palabra en su discurso de Neiva. Sergio Jaramillo se esforzó, por el contrario, en demostrar que callar es mejor que abordar la verdad del llamado “conflicto colombiano”. Esta verdad, para Sergio Jaramillo, no es una cuestión de actualidad. Es apenas un detalle, un capítulo, que debe ser cerrado mediante una “comisión de la verdad” y unos “ejercicios de verdad” que sean del gusto de los que están negociando el país en La Habana. Ante el problema de la historia de las atrocidades de las Farc solo hay, pues, una salida, según Sergio Jaramillo: “reconocer y aceptar lo que pasó para seguir adelante”.
Ese método de “aceptar lo que pasó”, que insinúa que no debe haber castigo para los responsables de tales crímenes, el Comisionado para la Paz lo aplica también a las tragedias recientes. La sangrienta emboscada de militares en Timba, Cauca, donde 11 soldados fueron asesinados y otros 20 fueron heridos, fue catalogada por Sergio Jaramillo como un “bárbaro ataque” que, sin embargo, no debe “descarrilar” la mesa de negociaciones. Jaramillo trata de vender la idea de que de esa mesa saldrán “los mejores acuerdos posibles para Colombia”, a pesar de que hoy “el proceso avanza en medio de tensiones”, sobre todo porque las Farc demostraron que con el ataque en Timba no hay “un verdadero desescalamiento del conflicto”.
Tras esa nota de realismo, Jaramillo soltó otro baldado de agua fría al advertir que “la terminación del conflicto no será la paz” y que ésta llegará eventualmente tras “un plazo de 10 años” luego de “implementar los acuerdos” pues en Cuba, detalló, están “mirando en detalle los números”.
Sergio Jaramillo fue a Neiva a servir el refrito sociológico de que “la inequidad y la pobreza son la causa de la violencia”. Sobre esa base sugirió que las Farc no son las responsables de la violencia comunista en Colombia. Jaramillo estima que quien desató la mal llamada “violencia política”, en los años 1950 y 1960, fue el Estado colombiano, y que lo que se pretende conjurar con la negociación en La Habana es, según sus propias palabras, “la violencia de la democracia”.
“La violencia de la democracia”. Toda la reflexión de Sergio Jaramillo sobre su país está resumida en esa frase. Así, se da el caso estrafalario de que el Alto Comisionado para la Paz, quien se supone debe defender en La Habana el punto de vista del Estado democrático colombiano, adopta, por el contrario, las tesis de las Farc totalitarias sobre el origen del “conflicto”. Quizás por eso fue que Jaramillo no dijo una sola palabra sobre la necesidad de examinar los hechos reales de la historia e invitó a todos a conformarse con la amnesia patentada de una “comisión de la verdad” fariana.
Una semana después de que dijera en Bogotá que “los mayores beneficiarios del postconflicto serán los empresarios”, Sergio Jaramillo afirmó en Neiva que “los mayores beneficiados del postconflicto serán los departamentos”. ¿Jaramillo quiere sembrar la cizaña entre los departamentos y los empresarios? ¿O solamente entre los departamentos? Lo que dijo el Comisionado para la Paz en Neiva sobre la “reorientación de las prioridades” del futuro postconflicto podría crear recelos entre los departamentos. Jaramillo habló casi exclusivamente del Huila, mientras que Carlos Mauricio Iriarte, el gobernador del departamento, y Mauricio Muñoz, presidente de la Asamblea del Huila, hicieron ver que las prioridades deberían tocar a otros departamentos: el Huila, Tolima, Caquetá y el Putumayo. ¿Esos departamentos deben ser los primeros en recibir los “programas de inversión” y los “beneficios del postconflicto”? ¿Acaso hay departamentos que hayan sufrido menos que ellos la violencia de las Farc?
El Comisionado para la Paz olvidó decir en Neiva algo sobre la entrega de las armas de las Farc. Fue el Gobernador Iriarte quien se vio en la necesidad de pedir en el foro el fin de la guerra y la “dejación total de las armas” de las bandas ilegales.
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