¿PERDONAR A LAS FARC POR SU CRIMEN DEL CLUB EL NOGAL?
El objetivo real del acuerdo firmado por la señora Frías es hacer que las víctimas que ella representa ayuden a acelerar la puesta en marcha de la justicia de las Farc, la abominable JEP, que el país rechaza
¿Perdonar a las Farc por su crimen del Club El Nogal?
El objetivo real del acuerdo firmado por la señora Frías es hacer que las víctimas que ella representa ayuden a acelerar la puesta en marcha de la justicia de las Farc, la abominable JEP, que el país rechaza
Por Eduardo Mackenzie
@eduardomackenz1
7 de abril de 2017
¿Es para que las víctimas perdonen a los victimarios o para que éstos pidan perdón a sus víctimas? En el “acuerdo” que la señora Fríes le firmó a un jefe de las Farc eso no está claro.
Escuché las declaraciones que concedió a RCN la señora Berta Lucía Fríes a propósito de un acuerdo que ella habría firmado con un jefe de las Farc el 28 de marzo pasado. Según ese documento, ella y un jefe narcoterrorista se comprometieron a realizar una eventual “coordinación de un acto público de verdad, perdón y reconciliación con las víctimas del atentado al Club El Nogal” de Bogotá.
Leí con atención ese “acuerdo” (1). Veo que lo que la señora Fríes firmó allí no coincide con lo que ha dicho la prensa sobre un acto en el que las Farc pedirían perdón por la horrible matanza del 7 de febrero de 2003, que dejó 33 muertos, entre ellos 6 niños, y 168 heridos. Vale recordar que el carro-bomba con 200 kilos de explosivos estalló cuando en el edificio de 12 pisos se encontraban cerca de 600 personas, con familias enteras, incluyendo niños que asistían a una piñata. El mismo día, la Policía evitó un nuevo atentado al capturar a dos milicianos de las Farc que iban a lanzar cinco rockets contra edificios del Gobierno, así como de la Fiscalía y contra la embajada de Estados Unidos.
RCN presentó a la señora Fríes como la “vocera de las víctimas del Nogal”, un grupo que tendría, según ella, unas 120 personas. Sin embargo, la representatividad de la señora Fríes parece ser menor. En el acuerdo que le firmó a Carlos A. Losada, y que RCN publicó, ella aparece como la “vocera y líder” de “un sector” de las víctimas de El Nogal.
Ella misma admitió durante la entrevista que no todos los integrantes de ese grupo están dispuestos a perdonar a las Farc ni a recibir un pedido de perdón de ellos. Dice que algunas de esas víctimas “no quieren ni verlos”, ni reunirse con ellos pues les siguen teniendo mucho miedo. ¿Quién le dio la vocería para que abriera esa “negociación” en La Habana?
Otro detalle que llama la atención es la fuerte hostilidad de la señora frente a quienes dudan que Las Farc quieran pedir perdón por esa cobarde matanza. Para ella, quienes tienen esos sentimientos obedecen a una “postura de polarización” que los convierte, obviamente, en culpables y en enemigos de la paz, mientras que las Farc quieren “pedirnos un perdón sentido”.
Extrañamente, ella no entiende “el odio que sienten las víctimas” por sus agresores. Tampoco oculta su disgusto ante la actitud del ex ministro Fernando Londoño, quien estima que los socios del Club El Nogal habrían respondido negativamente a ese acuerdo si los hubieran consultado. “No hay una junta directiva que se atreva a cometer este atropello contra la memoria de los muertos, contra el dolor de heridos y el del club entero”, explicó Fernando Londoño. El ex ministro de Justicia agregó: “Ahora quieren mostrar un espectáculo sobre el dolor de las víctimas en el club El Nogal. Eso no va a ocurrir, tengan la seguridad. Esa es una noticia infundada”. Esa justa reacción del ex ministro desató la cólera de Berta Frías quien niega a los dueños de El Nogal el carácter de víctimas del atentado en cuestión. “Las pérdidas las tuvimos nosotros no la junta directiva”, lanzó. ¿La señora Frías es la que decide ahora quien es o no víctima de ese atentado?
Lo más chocante es que ella no mencionó ni una sola vez en su declaración a RCN que el ex ministro Londoño era el ministro del Interior y Justicia en el momento de la tragedia de El Nogal y que él es, sobre todo, una víctima directa de las Farc, aunque no haya sido una de las víctimas del atentado del 7 de febrero de 2003. Tal hostilidad de la señora Frías contra una víctima de las Farc contrasta con su buena disposición ante los verdugos. Dice que ella se reunió “tranquilamente” con dos jefes de las Farc en La Habana, Iván Márquez, Carlos A. Losada, y hasta con el abogado faruco Enrique Santiago, y que negociar con ellos “no ha sido difícil”, pues los vio siempre “como unos ciudadanos del común”. “No se me dio nada”, insistió.
Si esa doble actitud no suscita malestar ¿qué otra cosa podría hacerlo? Los jefes de las Farc no son gente “del común”. Son grandes criminales y depredadores que consideran que han obrado bien, que luchan por la “justicia” y que no deben pagar un solo día de cárcel por lo que le hicieron a Colombia. Ellos están convencidos que deben obtener garantías y recursos financieros del país para seguir en lo suyo y domesticar a sus víctimas y a la opinión pública, la cual, según ellos, debe olvidar lo que ha ocurrido.
Lo más grave es que el papel que firmaron Losada y la señora Frías no dice que las Farc se comprometen a pedir perdón. Negociado durante seis horas en noviembre pasado, ese texto dice otra cosa: que las partes trabajarán en la “coordinación de un acto público de verdad, perdón y reconciliación con las víctimas del atentado al Club El Nogal”. Lo que es muy distinto. Víctimas y victimarios aquí son partes iguales, y ambas son actores de un sainete en donde el perdón va de uno a otro lado sin saber quién pide perdón y quien acepta perdonar. El perdón es, allí, recíproco, a la medida de las Farc, quienes no se sienten culpables de nada. Ellas, dicen, son las “verdaderas víctimas”. Luego el perdón es un juego confuso entre dos actores igualmente culpables, o igualmente inocentes. Por eso el acto no será para que las Farc digan la verdad y pidan perdón, sino un acto “de verdad y perdón”, en el que es imposible ver dónde está el bien y dónde está el mal.
El objetivo real del acuerdo firmado por la señora Frías es hacer que las víctimas que ella representa ayuden a acelerar la puesta en marcha de la justicia de las Farc, la abominable JEP, que el país rechaza. Quieren que esas víctimas contribuyan a erigir ese cadalso y le alivien las cargas a las Farc para que el Papa bendiga a los asesinos. Tal es el objetivo de seis de los siete puntos firmados. La señora Frías está convencida de que los terroristas “nos dirán la verdad”, de que habrá un “esclarecimiento de la verdad”. Empero, la “verdad” se reduce a muy poco: a “la verdad que ellos [las Farc] conocen”, dice literalmente el texto. Otro gol de Timochenko.
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1.- http://www.rcnradio.com/nacional/el-debate-por-el-acuerdo-de-las-victimas-de-el-nogal-y-las-farc/
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