¿QUIÉN TEME AL CENTRO DEMOCRÁTICO?

Carlos Salas nos envía este escrito suyo “como respuesta al artículo de Mackenzie”, y para que nuestros lectores conozcan la posición opuesta a nuestra línea editorial, cual es la de rechazar cualquier unión y apoyo con grupos y personajes de izquierda por considerarlos solo un flanco más de la combinación de todas las formas de lucha, un artificio más del Foro de Sao Paulo. Acorde con su creencia, Salas ha defendido con ahínco la candidatura de Iván Duque. Publicamos acá su artículo haciendo la salvedad de que no compartimos su visión de “unidad” a ultranza

Angelino Garzón tiene su puesto de honor -inmerecido- en el Centro Democrático

¿Quién teme al Centro Democrático?

Carlos Salas nos envía este escrito suyo “como respuesta al artículo de Mackenzie“, y para que nuestros lectores conozcan la posición opuesta a nuestra línea editorial, cual es la de rechazar cualquier unión y apoyo con grupos y personajes de izquierda por considerarlos solo un flanco más de la combinación de todas las formas de lucha, un artificio más del Foro de Sao Paulo. Acorde con su creencia, Salas ha defendido con ahínco la candidatura de Iván Duque. Publicamos acá su artículo haciendo la salvedad de que no compartimos su visión de “unidad” a ultranza. (Nota del Editor)

Carlos Salas

Por Carlos Salas Silva
Mayo 26 de 2017

No es de extrañar que un partido político en pleno crecimiento, en medio de la decadencia de los otros partidos, despierte temores entre sus adversarios; lo que si es de extrañar es que se den entre sus simpatizantes. Que la cercanía de unas elecciones genere disputas entre quienes aspiran a ser candidatos, y más aún cuando las posibilidades del triunfo son amplias, tampoco nos extrañaría pero lo que si causa desconcierto es que las controversias se den en las bases azuzadas por líderes de opinión que pertenecen al mismo partido.

La actitud solidaria de los precandidatos del Centro Democrático y su gallardía en la confrontación a la que se encuentran expuestos como aspirantes a representar al partido con mayor opción de triunfo -lo que significa tener las mayores expectativas de alcanzar la presidencia con el peligro inherente de convertir una responsabilidad inmensa en una pura satisfacción de la vanidad- contrasta con las fuertes divisiones que se empiezan a ver entre quienes apoyan a uno u otro de los aspirantes a la candidatura.

La única forma de que la oposición sea derrotada es llegando dividida a las presidenciales de 2018. Se ha propuesto y ya se ha comenzado a elaborar un programa único que garantice que los principios del uribismo sean los que rijan al país, luego de la desastrosa experiencia sufrida en ocho años del peor gobierno de la historia de Colombia, y se han adelantado conversaciones en busca de tener un candidato único de la oposición, entendida esta como la conformada por quienes ganamos el plebiscito del 2 de octubre y fuimos estafados a través de una jugada sucia del gobierno, puesta en practica con el mayor cinismo y astucia.

Los pre candidatos del Centro Democrático

El ejemplo de unidad y concordia dado por los líderes debe ser seguido por quienes pertenecemos al Centro Democrático y estamos empeñados en devolverle la institucionalidad democrática a nuestro país. La lucha que hemos emprendido no es contra nosotros mismos sino contra una alianza criminal que se ha hecho al poder y que se quiere instalar en él por largos años.

Por encima de cuestiones ideológicas está el porvenir de Colombia. A pesar de los antagonismos en este momento no es cuestión de derecha o izquierda, ni de conservatismo versus progresismo, ni siquiera de capitalismo contra comunismo, se trata de salvar a Colombia y arrebatarle el poder a quienes nos llevan por la ruta de Venezuela a un desastre de inmensa magnitud. Las cuestiones ideológicas han sembrado cizaña entre las semillas de trigo y nos corresponde seguir la enseñanza de Jesús: “no vayáis a escardar la cizaña y con ella arranquéis el trigo; ya aparecerán las matas de cizaña el día de la siega, entonces se las arrancará y se las quemará”.

El temor al fantasma de la traición puede generar suspicacia cuando lo que exige nuestra responsabilidad histórica es confianza en quienes han construido un partido que es el baluarte con el que hemos resistido todos los ataques de parte de los enemigos de la democracia.

Como quedó demostrado con la demanda exitosa presentada por el Centro Democrático para tumbar el Fast Track con una brillante defensa de Iván Duque, nuestra defensa ante el caos y la anarquía es mantener la unidad y fortalecer cada día más un partido que crece y crece sin parar, abierto a las alianzas que generen puentes que nos permitan pasar por encima del abismo e iniciar de nuevo el camino de ascenso devolviéndonos la fe y la confianza en un mejor futuro.

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