¿QUÉ DIABLOS LE PASA A URIBE? RESPUESTA A LA PREGUNTA DE RICARDO PUENTES MELO
Con Ricardo Puentes solo tuvimos una discrepancia, y esa era su confianza y reverencia hacia Álvaro Uribe. Nosotros notamos un tinte nauseabundo cuando Uribe traicionó a todos los conservadores que apoyaron y comenzaron su gobierno para recibir el apoyo del Partido Liberal, con el fin de lograr la aprobación de su reelección inmediata
¿Qué diablos le pasa a Uribe? Respuesta a la pregunta de Ricardo Puentes Melo
Con Ricardo Puentes solo tuvimos una discrepancia, y esa era su confianza y reverencia hacia Álvaro Uribe. Nosotros notamos un tinte nauseabundo cuando Uribe traicionó a todos los conservadores que apoyaron y comenzaron su gobierno para recibir el apoyo del Partido Liberal, con el fin de lograr la aprobación de su reelección inmediata
Por Alberto Acosta / Presidente Restauración Nacional
Enero 11 de 2018
Estimado Ricardo,
Le deseo un feliz y próspero año para usted y su familia, espero que se encuentre bien y tenga muchísimas bendiciones en este año. Me he permitido escribir una respuesta a su acertada pregunta ¿Qué diablos le pasa a Uribe? con el fin de que pueda ser compartida con sus seguidores y lectores de Periodismo sin Fronteras.
Desde hace más de 8 años hemos compartido con nuestro amigo periodista y analista político Ricardo Puentes las grandes batallas en defensa de la Patria, la justicia para nuestros héroes militares y la defensa de la familia, dentro de los principios cristianos que compartimos. Tuvimos tan solo una sola discrepancia, y que no es pequeña, por cuanto es la que mayor daño está haciendo a las causas que hemos defendido y por la cual estamos hoy en derrota y ad portas que los enemigos de la causa patriótica ostenten el poder absoluto para mal de todos los colombianos. Y esa gigante discrepancia la confianza y reverencia hacia Álvaro Uribe Vélez. Ricardo un fiel seguidor suyo, y nosotros, miembros del movimiento de Restauración Nacional, como contradictores.
Desde el primer gobierno de Uribe Vélez, notamos un tinte nauseabundo cuando traiciono a todos los conservadores que apoyaron y comenzaron su gobierno para recibir el apoyo del Partido Liberal, con el fin de lograr la aprobación de su reelección inmediata. En esa ocasión, la línea conservadora que tiene representación en el Gobierno Uribe, fue completamente barrida, descabezando a los ministros estrella de dicho Gobierno: Fernando Londoño Hoyos, Marta Lucia Ramírez y Roberto Junguito, que tenían las carteras más importantes y clave para el éxito de la política de seguridad democrática. En ese momento. año 2002, éramos tan solo un pequeño grupo juvenil entusiasmado con el nuevo gobierno elegido mayoritariamente por las bases conservadoras y la estructura renovada del Partido Conservador, liderado en ese entonces por Carlos Holguín Sardi.
Después vino la liberación de más de 300 guerrilleros de las Farc, encabezados por su ‘canciller’ Rodrigo Granda; y la designación de Piedad Córdoba y de Hugo Chávez como mediadores para negociar con las Farc el ‘Canje Humanitario’. A partir de ese momento nos dimos cuenta que el presidente Uribe era un soberano traidor, que había vendido los postulados por las cuales había sido elegido para congraciarse con su partido liberal, con la izquierda democrática y las ONG internacionales. No nos equivocamos, después vino la traición los soldados de la Patria, con la entrega de fuero militar, y la ley de Justicia y Paz, por la cual concedió sendos beneficios a las estructuras paramilitares que competían con las Farc por el negocio del narcotráfico para que se desarticularan y se sometiera. Fuimos testigos del cambio de piel de la serpiente, que pasaba así de ser una figura preponderante y líder de la derecha nacional, a convertirse en un promotor de la izquierda y su auxiliador para derrotar al Ejercito Nacional por medio de la vía judicial.
No olvidemos que fue Camilo Ospina, ministro de defensa de Uribe, y el fiscal Mario Iguarán, ex viceministro de Justicia de Uribe, quienes fraguaron el desmantelamiento del fuero penal militar y dieron inicio a la más infame persecución contra los militares, y entre ellos el caso más emblemático fue el del coronel Luis Alfonso Plazas Vega, a cuya causa nos unimos desde el inicio. Todo ello nos confirmaba que Uribe Vélez, con su cara de seminarista, representaba un verdadero peligro para la Patria Colombiana, que se vino a confirmar con la elección de Juan Manuel Santos, como presidente de Colombia, con los votos del exmandatario.
Lamentablemente nuestras voces fueron calladas, y fuimos tildados por los mismos uribistas de extremistas y neonazis, cuando advertíamos en 2010 que el candidato del uribismo era la encarnación del Basilisco del que hablaba Laureano Gómez, y representaba el inicio de la catástrofe de la Patria. Pese a ellos seguimos en la lucha y denunciamos tempranamente las negociaciones secretas que entablaba Santos con las Farc. Fuimos nosotros, y no Uribe los que descubrimos y denunciamos este contubernio, que fue aprovechado políticamente por el expresidente para mostrarse como el gran opositor del nefasto gobierno. Con su cara de seminaristas confundido, engaño a muchos de sus seguidores afirmando que había sido ‘engañado de buena fe’, y así paso a ser una víctima del régimen santista, recordándonos una vez más el proceso de victimización que usa la izquierda para ganar espacios y engañar a los incautos ciudadanos que tienden a solidarizarse con la nueva víctima. Es el efecto teflón, que llaman muchos, pero nosotros preferimos llamarlo, piel de serpiente, que se deshace una vez se sirve de ella para quedar renovada.
Ese es Álvaro Uribe Vélez estimado amigo Ricardo, una serpiente, que, como el diablo, endulza con promesas cautivadoras, engaña y traiciona. Hoy es el culpable de que Santos y las Farc se estén saliendo con la suya. Fue Uribe Vélez el que se autodenomino representante y dueño del NO victorioso del 2 de octubre y convirtió esa derrota al Régimen Farc-Santos y en un traspié, que le permitió desconocer el mandato mayoritario del pueblo colombiano con la complicidad, participación y legitimación de la bancada del Centro Democrático. Fue Uribe Vélez el que descabezó uno a uno a los candidatos conservadores que representaban la verdadera derecha restauradora de la Patria: Fernando Londoño Hoyos, Andrés Felipe Arias, Carlos Holguín Sardi, Luis Alfredo Ramos, José Félix Lafaurie, Oscar Iván Zuluaga y Rafael Nieto Loaiza, quien aún no se han dado cuenta de esa traición soterrada del expresidente, y siguen adulando y sometiéndose a la serpiente con cara de seminarista, como si tuvieran una especia de velo o embrujo que lo hace ver lo evidente, tienen ojos pero no ve, oídos pero no oyen, tampoco hay aliento en su boca para revelarse ante el embrujo uribista.
Gracias a Dios, aún existe una esperanza, que no se va dejar engatusar ni engañar por la serpiente: el ex procurador Alejandro Ordoñez Maldonado, hombre de Dios, formado en las más puras doctrinas del catolicismo, y ferviente defensor de la civilización cristiana, no pudo ni va caer en la trampa del traidor. En él hemos puesto la esperanza, y afortunadamente ya es creciente el número de colombianos que se ha desprendido del velo uribista, para apartarse del embrujo que nos llevó a la situación actual. Votar ‘por el que diga Uribe’ ya no es el mantra con el cual movilizaban a los ciegos seguidores uribistas para votar por el ungido desde el principio, el neo izquierdista Iván Duque Márquez, vinculado a la estirpe liberal heredera del 8000, formado bajo la tutoría de Juan Manuel Santos, y preparado por la elite bancaria internacional para someter a Colombia.
Es una bendición que podamos contar con Ordoñez como presidente, pero para ello debemos primero derrotar al uribismo, a la astuta serpiente engañadora. Solo así podremos ver resurgir el sentimiento conservador del pueblo colombiano y convertirlo en votos palpables para llegue a la primera magistratura un verdadero creyente que haga de Colombia una nación donde se pueda volver a vivir.
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