UN CORAZÓN NUEVO
En la homilía del Domingo de Pascua, el mensaje de la Iglesia Católica se centró en que al ser Jesús un hombre nuevo, con un corazón nuevo, deberíamos dejar nuestras ansias de poder, nuestros odios, nuestros egos, nuestros desamores a un lado
Un corazón nuevo
En la homilía del Domingo de Pascua, el mensaje de la Iglesia Católica se centró en que al ser Jesús un hombre nuevo, con un corazón nuevo, deberíamos dejar nuestras ansias de poder, nuestros odios, nuestros egos, nuestros desamores a un lado
Por Rafael Gómez Martínez
Abril 28 de 2014
En medio del libertinaje en el cual ha caído la sociedad del mundo contemporáneo, donde se prefiere lo material a lo espiritual; comentar sobre lo que significa la resurrección de nuestro señor Jesucristo no solamente es válido, sino pertinente.
El período de la Pascua en el cual nos encontramos, para el mundo católico, hace mención a que si se quiere llegar, alcanzar, esa paz tan anhelada por el ser humano, primero se deben limpiar nuestros corazones de todas las impurezas.
Para limpiarlo, es necesario confesarse con el fin de llegar al Domingo de Pascua como un hombre nuevo (no confundir con el hombre nuevo de Mao), con un corazón nuevo.
Si limpiamos nuestro corazón de todas las impurezas, viviremos de una manera diferente y en plenitud con nuestro sentido de vida. Viviremos lo que en psicología se conoce como la coherencia entre el sentir, el decir y el hacer.
“La resurrección es un acontecimiento que concierne, ante todo, al destino personal, singular, de Jesús. Pero, es al mismo tiempo un misterio de salvación, un acontecimiento que lleva en sí, como en germen, la salvación de toda la humanidad…” J.CI. Brootcorne.
La reflexión que debemos hacernos es: ¿si contamos con la oportunidad de vivir de nuevo, con un corazón nuevo, por qué vivimos como vivimos? ¿Por qué la sociedad del mundo contemporáneo se empeña en vivir tan mal?
En la homilía del Domingo de Pascua, el mensaje de la Iglesia Católica se centró en que al ser Jesús un hombre nuevo, con un corazón nuevo, deberíamos dejar nuestras ansias de poder, nuestros odios, nuestros egos, nuestros desamores a un lado.
Sin embargo, al encender el computador para preparar las duras semanas que nos espera, el primer titular que veo es la acusación de Germán Vargas contra Álvaro Uribe, seguido de las infinitas reacciones por un desafortunado twitter de María Fernanda Cabal con respecto a la muerte de Gabriel García Márquez.
Habría que decir, con respecto a GGM, que una cosa es el escritor y otra la persona política. Pero, eso es harina de otro costal.
A su vez, los señores de las Farc hicieron de las suyas en el Cauca y en Arauca asesinando a nuestros indefensos policías ante la indolencia de la sociedad. Van más de 400 policías y soldados asesinados desde que comenzaron los diálogos habaneros, pero a nadie le importa.
Si a lo anterior le sumamos la posibilidad de que el Petro Caos regrese a la Alcaldía de Bogotá, nos merecemos la suerte que tenemos.
Después de ver cómo comenzó la Semana de Pascua, podría concluir que de nada sirvió la Semana Santa porque el ser humano del siglo XXI, del socialismo del siglo XXI, se empeña en vivir mal.
Puntilla. ¿Los niños de Iván han limpiado sus corazones para que se conviertan en los hombres nuevos, con corazones nuevos, que la sociedad colombiana requiere y exige?
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