BIDEN, EASTER Y LA APOLOGÍA A LA ABERRACIÓN

¿Cómo fue posible que una nación que basó su Constitución (la única en su clase) en los valores morales absolutos contenidos en las Escrituras, cayera en la perversión y el libertinaje que imperan en Estados Unidos, alentadas desde la academia, Hollywood, la mass media y los think tanks?

Easter en Estados Unidos no es más que la celebración de Easter, la diosa del sexo y la fertilidad

Ricardo Puentes Melo

Por Ricardo Puentes Melo
Abril 4 de 2024
ricardopuentes@periodismosinfronteras.com
@ricardopuentesm

Estados Unidos, una nación creada bajo los principios de la Reforma, ha tenido dos presidentes católicos: John F. Kennedy y Joe Biden.

Del primero, ya hemos hablado mucho en este espacio. Del segundo, aún no se cuenta todo. Pero basta observar el papel de estos dos políticos en la depravación de los valores morales de Estados Unidos, para entender muchas cosas.

¿Cómo fue posible que una nación que basó su Constitución (la única en su clase) en los valores morales absolutos contenidos en las Escrituras, cayera en la perversión y el libertinaje que imperan en Estados Unidos, alentadas desde la academia, Hollywood, la mass media y los think tanks?

La respuesta es simple, y la hemos dado desde estas páginas, desde hace varios años.

Desde mediados del siglo 19, los jesuitas, habiendo ya controlado casi la totalidad del sistema educativo en la mayor parte del planeta, empezaron a dar pasos agigantados para tomarse la educación en Estados Unidos, país al cual empezaron a ingresar desde cuando arribó el segundo grupo de peregrinos, abriendo el camino para que miles de familias católicas de Inglaterra, Irlanda y Francia –enviadas por el Vaticano- migraran hacia este país protestante, haciendo que estas familias católicas pasaran como protestantes para integrarse a las colonias.

En Periodismo Sin Fronteras publicamos hace muchos años lo siguiente:

“A través de los años, los jesuitas han logrado infiltrar todas las escuelas protestantes de Estados Unidos y han entrado a formar parte de las juntas escolares en los Estados de la Unión. Lograron erradicar la enseñanza de la Biblia para reemplazarla con la psicología evolutiva en un fiel reflejo de los Ejercicios Espirituales de Loyola. Luego, establecieron sus propias escuelas y universidades controladas por jesuitas y hoy, éstas superan en número a todas las escuelas y universidades protestantes de Estados Unidos. Sin que esto signifique que éstas sean mejores que aquellas.

“Harvard y Yale, antes protestantes, ahora están bajo el control jesuita; igual sucede con Penn, UCLA, Princeton y Cornell, por mencionar solamente algunas; además de la de Georgetown donde se educaron Clinton y otros presidentes. Clinton también estudió en la ultracatólica Yale, donde se conoció con su actual esposa, Hillary, Secretaria de Estado del gobierno de Obama, un hombre cuyos programas atacó en campaña pero que hoy apoya totalmente. También en Yale se graduaron George Bush y George W. Bush, todos, nefastos gobernantes para Estados Unidos, un país que nació con ideales protestantes y que hoy día está controlado por los asesinos jesuitas. Y también en Harvard estudió Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos.

Barack Obama, Joe Biden y Hunter Biden (Foto Vanity Fair)

“Desde el Congreso de Viena, Verona y Chieri, los jesuitas dejaron muy claro que recurrirían al asesinato de líderes en Estados Unidos si estos se oponían a sus planes. Fue por eso que desde 1841 hasta 1857 tres presidentes fueron atacados por ellos. Dos murieron y uno logró escapar con dificultad. Como declaró el papa en ese Congreso: “Nosotros también estamos determinados a tomar posesión de los Estados Unidos; pero debemos proceder con el mayor secreto”.

“Con suma paciencia y sigilo, procedieron a masificar a los norteamericanos mediante el control de la educación y de la industria del entretenimiento. Implantaron millares de católicos en las principales ciudades con la convicción absoluta de uno de los prelados que dijo: “el voto de cualquier individuo aunque esté cubierto de harapos tiene tanto peso en la escala de poderes como el del millonario Astor, y que si tenemos dos votos en contra de los suyos él se convertirá en alguien con tan poco poder como el de una ostra”. Por eso gestionaron desde Roma la migración de millones de irlandeses e italianos pobres pero fieles al papa, y los colocaron en los cinturones de miseria de Washington, Nueva York, Boston, Chicago, Buffalo, Albano, Troy, Cincinnati y San Francisco.

Por eso los políticos Demócratas alientan la inmigración ilegal de millones y millones de fieles católicos, en especial hispanoparlantes. Porque siguen esa máxima del voto que beneficie su agenda.

“La meta era, y es, que el voto católico sea esencial para elegir quien regirá los destinos de esa nación. Como narró Charles Chiniquy, un ex-sacerdote canadiense que, en el siglo XIX, dedicó el final de su vida a desenmascarar a Roma; él revela lo expresado por el general jesuita en documentos descubiertos: “Entonces ¡sí! gobernaremos a los Estados Unidos y los pondremos a los pies del Vicario de Jesucristo (el papa), para que le ponga fin a su sistema de educación que se encuentra ausente de Dios y a sus leyes impías de libertad de conciencia, que son un insulto a Dios y al hombre!” (Charles Chiniquy, Fifty Years in the Church of Rome. Chick Publications, pp. 281-282.)

“Un conocido investigador de este episodio, nos dice: “Me siento seguro al afirmar que ninguna otra parte puede ser encontrada en un libro acerca de la presentación coordinada de la historia completa de la muerte de Abraham Lincoln, la cual fue instigada por el papa “negro”, el General de la Orden Jesuita, camuflado por el papa “blanco”, Pío IX; ayudado, instigado y financiado por otros abogados del “Derecho Divino” de Europa, y finalmente consumado por la Jerarquía Romana y sus agentes pagados en este país y Canadá Francesa en “Viernes Santo” a la noche, el 14 de Abril, en 1865, en el Teatro de Ford, Washington, D.C.” (La Verdad Suprimida Sobre El Asesinato De Abraham Lincoln, Burke McCarty, 1973, originalmente publicado en 1924)

Entonces ¡sí! gobernaremos a los Estados Unidos y los pondremos a los pies del Vicario de Jesucristo (el papa)

“Lincoln tenía muy en claro que “Esta guerra nunca habría sido posible sin la influencia siniestra de los Jesuitas. Nosotros le debemos al papado el hecho de que ahora nosotros vemos nuestra tierra enrojecida con la sangre de sus hijos más nobles.

“Esa misma influencia siniestra fue la que llevó a la piadosa católica Mary Surrat a prestar su casa para planear cuidadosamente el asesinato, con la visita permanente y profusa de muchos sacerdotes católicos que los vecinos veían entrar y salir. Los sacerdotes jesuitas eran los confesores de John y Mary Surrat, de Booth y de Davis, quien puso el dinero para el asesinato. Booth, antes de morir, escribió: “Nunca podré arrepentirme, Dios me hizo el instrumento de su castigo”.

“Cuando uno compara estas palabras con los principios y doctrinas que se enseñan y se decretan como de obligatorio cumplimiento desde los Concilios y las escuelas controladas por los jesuitas, se entiende cuál fue el origen de la ciega obediencia, sin importar las consecuencias, como si la orden de asesinar emanara del mismo Cristo. Mary Surrat, una de las conspiradoras, fiel comulgadora católica, declaró al día siguiente del crimen, que “La muerte de Abraham Lincoln no es más que la muerte de cualquier negro en el ejército”.

“Veamos algunas de las doctrinas católicas que inspiran a los magnicidas y demás asesinos:

“¿Será lícito a un hijo matar a su padre cuando está proscrito? Muchos autores sostienen que sí, y si el padre fuera nocivo a la Sociedad, opino lo mismo que esos autores.” (Dicastillo, jesuita español, en el tomo 2º de La justicia del Derecho, página 511)

“El también jesuita, Amicis, dice que, “un religioso debe matar al hombre capaz de dañarle a él o a su religión, si cree que abriga tal intento”.

“Después del juicio, Mary Surrat, Lewis Paine, David Herold y George Atzerodt fueron colgados en la horca. Los cuatro eran católicos y dos de ellos eran sacerdotes jesuitas.

“John Surratt, otro de los conspiradores, logró tomar un vuelo a Montreal y, desde allí, fue llevado a Liverpool, Inglaterra, y luego a Roma. Un oficial de Estados Unidos lo encontró en Roma, formando parte del ejército personal del Papa. El Sumo Pontífice patrocinó y protegió a este asesino hasta su muerte.” / https://www.periodismosinfronteras.org/historia-del-socialismo-p-ix.html)

Joe Biden y el presidente colombiano Iván Duque, en Concordia, una de las organizaciones de George Soros

Por eso, hoy no es extraño ver que un católico ferviente, como el presidente Joe Biden, usará la celebración de la Resurrección de Jesús, un día sagrado en todo el cristianismo, para proclamar el “Dia la de visibilización del transgénero”, en un discurso digno del rey de Sodoma, sin que ninguna autoridad eclesiástica protestara por esta aberración.

Como todos recordarán, Biden fue pieza importante para adelantar los diálogos de paz con los terroristas narcos y pedófilos de FARC en Colombia; también estuvo mediando ante Obama para la liberación de Simón Trinidad, cabecilla de ese grupo. Kerry y Biden se comprometieron a cumplir ante las mismas FARC. Santos siempre negó categóricamente esto, pero tanto Humberto de la Calle como Iván Márquez lo reconocieron hace pocos días. Trump les aguó la fiesta. Ver https://www.periodismosinfronteras.org/la-veracidad-de-nuestras-rarezas.html

Fue Joe Biden quien premió a Juan Manuel Santos en 2015, con el Global Citizen Award que otorga el Atlantic Council. Según la página web de este think tank, la cena de premiación “convocó una importante reunión de medio millar de altos líderes gubernamentales, empresariales, militares, periodísticos y de la sociedad civil de todo el mundo”.

El New York Times ha exaltado varias veces la manera piadosa de Biden cuando asiste a la celebración de la misa. De hecho, horas antes de que Biden prestara juramente para asumir el cargo de presidente,  “ingresó a la primera fila de bancas en la catedral de San Mateo el Apóstol, la sede del Washington católico, y admiró los mosaicos en la parte posterior del altar. Un grupo cercano de familiares, amigos y líderes del Congreso se reunió para la misa, en el lugar en que el papa Francisco habló en 2015 y donde se realizó el funeral de John F. Kennedy, el primer presidente católico romano del país.

Joe Biden y Álvaro Uribe, entre otros

Sigue diciendo el diario: “Cuando llegó la hora de la homilía, el padre Kevin O’Brien, presidente de la Universidad de Santa Clara y amigo de la familia Biden, comparó el mensaje que el mandatario estaba próximo a pronunciar en la toma de posesión con las palabras de Jesús.

“Tu servicio público es animado por la misma convicción”, dijo, “ayudar y proteger a la gente y promover la justicia y la reconciliación, especialmente para aquellos que con demasiada frecuencia son ignorados y abandonados. Este es tu noble encargo. Esta es la convocatoria divina para todos nosotros”.

“El gobierno entrante de Biden trae consigo muchos cambios. Uno de los más significativos: un presidente que ha pasado toda su vida inmerso en rituales y prácticas cristianas.

“Biden, tal vez el comandante en jefe más devoto a su religión que se ha visto en medio siglo, asiste con frecuencia a misa y habla sobre cómo su fe católica es la base de su vida y sus políticas.”

Inaudito. Biden reconoce que toda su vida política está basada en su fe católica.

Aunque se debe reconocer que algunos obispos católicos han rechazado firmemente la postura de Biden y sus más fieles escuderos (todos católicos), respecto a apoyar el aborto, el matrimonio igualitario, la dosis mínima, etc., no es menos cierto que los altas jerarcas de Roma, empezando por Bergoglio son los que ordenan a sus bien colocados políticos que apoyen esta agenda.

Se ha comprobado plenamente que, como dijo Ignacio de Loyola, “Si los niños han hecho una buena comunión, ellos serán sumisos al Papa, ¡Como el bastón en la mano del viajero, no tendrán ni voluntad ni pensamiento propio!”.

También dijo Loyola, en sus “Ejercicios Espirituales”: “…debemos siempre mantener como principio fijo que lo que veo que es blanco, creeré que es negro si las autoridades superiores de la Iglesia así lo definen.”

La verdad es que la tradición cristiana cree que ese día celebran la resurrección de Jesús, pero solo celebran los bacanales de Easter, la diosa babilónica del sexo y la fertilidad. Lo que hizo Biden solo fue un acto de más de honor a esa deidad.

Dios nos proteja

 

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