EL MARCO DE LA SUSPENSIÓN

Santos está en una peligrosa encrucijada. La opinión pública colombiana no apoya ni los objetivos ni los métodos de esa operación en Cuba entre el gobierno y los jefes de las Farc

El marco de la suspensión

Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie

Por Eduardo Mackenzie

24 de agosto de 2013

La “suspensión de la negociación de paz”,  decretada intempestivamente y en forma unilateral por las Farc el 23 de agosto de 2013, en La Habana, se da en un contexto político colombiano muy particular cuyos aspectos centrales son los siguientes:

1. El fracaso mismo de las negociaciones en La Habana. Las Farc  habían recibido garantías de que los pactos secretos iban a culminar con una Asamblea Constituyente amañada que ratificara esos acuerdos. El presidente Santos  rompió ese compromiso al lanzar la idea, el 22 de agosto de 2013, de una ratificación de tales acuerdos a través de un referendo.

2. Ese referendo ciego y sobre algo que no se conoce, y en medio de la guerra, es inaceptable. Empero, los jefes terroristas ven el anuncio de JM Santos como una amenaza. No quieren que la ciudadanía colombiana intervenga en la negociación, ni decida mediante el voto la suerte de esa negociación. Lo anunciado por JM Santos es, para las Farc, una violación del guión preestablecido. Los jefes narco-terroristas “suspenden” la negociación para obligar a Santos a volver al redil.

3. Santos está en una peligrosa encrucijada. La opinión pública colombiana no apoya ni los objetivos ni los métodos de esa operación en Cuba entre el gobierno y los jefes de las Farc.

4. El gobierno de Santos  fue desgastado por la forma opaca en que adelantó esa negociación, y sobre todo por el alcance subversivo de los acuerdos bosquejados hasta hoy. Para amplios sectores de la opinión, lo que se está pactando en Cuba constituye un golpe de Estado contra Colombia, un asalto insidioso contra las instituciones de Colombia y contra su Constitución.

5. Los jefes de los grupos políticos que integran la unidad nacional se están aislando al seguir al presidente Santos en su idea de realizar un referendo ciego y en medio de la guerra.

6. Una muestra de la impopularidad creciente del jefe de Estado colombiano: JM Santos ha sido abucheado en lugares públicos en las últimas semanas y los sondeos de opinión le son desfavorables.

7. La eventual reelección de JM Santos ha perdido actualidad: las mayorías no quieren esa reelección y lo dicen en los sondeos de opinión.

8.  Fatou Bensouda, la Fiscal general de la Corte Penal Internacional coincide con el punto de vista del Procurador General de Colombia, Alejandro Ordóñez. Ella aclaró que los jefes de las Farc y de las otras bandas narco-terroristas de Colombia no pueden ser objeto de amnistías ni de indultos por haber cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad: deben ser juzgados y sancionados.

9.  Los jefes del narco-terrorismo saben que el llamado “marco jurídico para la paz”  quedó sin piso tras esa declaración de la CPI y que a pesar de que las Farc y Santos pacten cualquier cosa ellos podrían ser detenidos dentro y fuera de Colombia por haber cometido crímenes de guerra,  de lesa humanidad y de agresión, crímenes perseguidos por la CPI.

10. La popularidad del ex presidente Álvaro Uribe se mantiene en primer plano y crece. Las críticas del ex presidente Uribe contra el llamado “proceso de paz” de Santos y su rechazo explícito de la propuesta de Santos de referendo en medio de la guerra, son bien recibidas por la ciudadanía y ese apoyo va mas allá de la corriente uribista.

11. Alejandro Ordóñez, Procurador General de la Nación, también rechaza y señala las incoherencias del anuncio del presidente Santos de hacer un referendo en medio de la guerra.

Farc suspende diálogos en La Habana
Farc suspende diálogos en La Habana

12.  La campaña de calumnias y difamaciones desatada contra Álvaro Uribe durante años por las Farc y sus secuaces en el Congreso y en los grupos marxistas fracasó. La obsesión de esos cómplices por matar políticamente al ex presidente Uribe se convierte en un bumerán contra los extremistas.

13.  El robo de las aguas territoriales de Colombia en el Mar Caribe, que pretende hacer Nicaragua, apoyada sobre todo por Cuba y Venezuela, genera un sentimiento de cólera en la ciudadanía en general y en la clase política colombiana. Ese sentimiento negativo recae necesariamente sobre las Farc dada la cercanía de la organización narco-terrorista con los regímenes citados.

14. A golpe de ruedas de prensa unilaterales en La Habana, las Farc tratan de aparecer como un “movimiento de oposición”, como un partido político ordinario, y hasta como un movimiento de “inconformes”. Esa operación de maquillaje naufragó. La opinión pública colombiana y extranjera las sigue viendo como lo que son: una maquinaria bélica de odio y muerte que utiliza contra Colombia y los colombianos la combinación de todo tipo de crímenes, mentiras y falsificaciones para destruir la democracia y doblegar la voluntad de lucha de un país por su libertad, su soberanía y su prosperidad.

15. La falsa memoria histórica del “conflicto” redactada por algunos profesores universitarios produjo un sentimiento de asombro y rechazo en la opinión pública tras la difusión del informe del GMH. Colombia rechaza sobre todo la falsa leyenda acerca del origen de las Farc y que se quiera poner un signo de igualdad entre las bandas criminales, marxistas o no, y la legítima fuerza pública colombiana.

16. Es cada vez más evidente la hostilidad de las mayorías colombianas, no a la paz, ni a un proceso de paz, sino a la creencia de que incorporar las Farc impunes a las instituciones del país y rediseñar con ellas, a espaldas de los colombianos, una república socialista en Colombia, traerá la paz.

17. Ninguna propuesta de las Farc ha generado entusiasmo ni interés real en la población. Por el contrario, las mayores exigencias de las Farc (impunidad para los jefes genocidas; no entrega de las armas; zonas de reserva campesina para ellas; no reconocimiento de sus víctimas; economía comunista, reducción de la fuerza pública, abolición de la Cámara de Representantes –para hacer del poder legislativo un fantoche bajo la batuta de un nuevo poder ejecutivo–, justicia al servicio de las Farc; sus amenazas contra la Iglesia católica, la prensa y los periodistas), son rechazados claramente por la abrumadora mayoría del país.

18. El bloqueo de las “negociaciones” en La Habana está minando la moral de las bases de las Farc. Ciertas deserciones recientes reflejan ese fenómeno.

19.  El fiasco del régimen venezolano de Nicolas Maduro está generando grietas en el frente internacional de las Farc y entre sus aliados internacionales. El decomiso reciente de un cargamento de cocaína de las Farc en una embarcación ecuatoriana y choques con fuerzas de seguridad de Ecuador son la punta del iceberg de ese desajuste.

20.  La suspensión de los diálogos de La Habana debe tener una consecuencia: que las órdenes de captura internacional  suspendidas a favor de los negociadores de las Farc vuelvan a quedar vigentes.

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