EL PERDÓN Y LA JUSTICIA

El perdón es un acto donde la víctima rehúsa a su derecho a tomar venganza personal pero sin que ello signifique la no aplicación de la justicia según las leyes

Foto Periodismo Sin Fronteras

El perdón y la justicia

El perdón es un acto donde la víctima rehúsa a su derecho a tomar venganza personal pero sin que ello signifique la no aplicación de la justicia según las leyes

Reflexiones Espirituales
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Por Reflexiones Espirituales

Marzo 3 de 2016

Aciagos días vive Colombia. Las verdades y mentiras vienen y van, acusaciones se lanzan y se reciben. Quienes deseamos ver a nuestro país en paz nos preguntamos si la razón la tienen los guerrilleros y el presidente Juan Manuel Santos, o la oposición. Muchas buenas personas piensan si, como cristianos, deben perdonar a los malvados terroristas, tal y como nuestro Señor Jesús lo ordenó.

Pero resulta que, siguiendo el ejemplo de Dios Padre, sólo quienes se arrepienten son merecedores del perdón. ¿Y qué significa exactamente el arrepentimiento?

Para sorpresa de muchos lectores, arrepentirse –bíblicamente hablando- no es acongojarse por las cosas malas que uno pueda haber hecho. Arrepentirse ni siquiera es pedir perdón y derramar muchas lágrimas de dolor por causa de algún pecado cometido. A la luz de la Biblia, es posible que una persona llore amargamente por su pecado y, con todo, jamás haberse arrepentido. Es posible que una persona haya pasado el umbral donde ya no es posible arrepentirse.

En el Nuevo Testamento, la palabra “arrepentimiento” en griego es metanoein. Este verbo griego significa “cambiar de idea”, “reversar la decisión”.  Así, es muy claro que el “arrepentimiento” tiene que ver más con una decisión que con un sentimiento. El arrepentimiento es un cambio de decisión.

En el Antiguo Testamento, la palabra más comúnmente traducida para arrepentirse, significa “volverse”, “retornar”, “volver atrás”, “retractarse”. Un comentarista bíblico dice que: “Esto concuerda con el significado del arrepentimiento del Nuevo Testamento. La palabra en éste significa tomar una decisión interna, un cambio de idea; mientras que en el Antiguo Testamento significa tomar una acción basada en ese cambio de idea. Y tal acción es “volverse”, “darse vuelta”.”

"El perdón nada tiene que ver con la administración de justicia" (Foto Periodismo Sin Fronteras)
“El perdón nada tiene que ver con la no administración de justicia” (Foto Periodismo Sin Fronteras)

Así que, resumiendo, podemos decir acertadamente que el arrepentimiento es un cambio de idea; tal cambio de idea genera una acción que nos conduce en una dirección totalmente nueva, diferente al camino que llevábamos; el cambio de idea nos hace “regresar de vuelta”. La pregunta es ¿regresar a dónde…? A Dios, según dicen las Sagradas Escrituras. Pero nuestro tema es el perdón cristiano, de un humano a otro. El ejemplo perfecto de un hombre que, a pesar del intenso dolor y angustia, no haya encontrado arrepentimiento, fue Judas.

Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Más ellos dijeron ¿Qué nos importa a nosotros..? ¡Allá tú..! (Mateo 27:3-4)

Muchas versiones usan la palabra “arrepentido” en este pasaje. Sin embargo, la palabra griega usada en este texto, no es “metanoein”, sino “metamelein”, que se traduce frecuente y erróneamente como “arrepentimiento”, pero que significa exactamente: “remordimiento”, “angustia”. Vemos que Judas sintió un intenso dolor y una enorme angustia pero no pudo cambiar de idea ni de rumbo. En cambio, tomó la decisión de ahorcarse y eso hizo. Cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.. (Hechos 1:25). Judas no cambió de decisión ni de rumbo. No regresó a Dios.

Ese intenso dolor y angustia de Judas no significaban que estaba arrepentido. Tampoco quiere decir que se soslayaba con la muerte de Jesús, no sintió placer por sus actos una vez cometidos. Por el contrario, -es necesario recalcarlo- sintió angustia y dolor. Pero ya no podía arrepentirse. Sus actos lo habían llevado demasiado lejos y el camino de regreso al Padre ya no existía. Sobrepasó el “punto del arrepentimiento”.

Igualmente, sucede con personas que, por su obstinación o maldad, ni siquiera reconocen que han cometido actos malos contra Dios y sus semejantes. Ellos han sobrepasado el punto del arrepentimiento.

En cualquiera de los casos que nos muestran las Escrituras, el perdón no va ligado a la ausencia de justicia. El perdón es un acto donde la víctima rehúsa a su derecho a tomar venganza personal pero sin que ello signifique la no aplicación de la justicia según las leyes. El “voltear la mejilla” de que hablaba Jesús nada tiene que ver con convertirse en un ser masoquista que da permiso una y otra vez para que los ruines lo agredan cuantas veces quieran. Es posible perdonar a un asesino y, al mismo tiempo, alentar la pena capital, en el caso donde tal exista.

El perdón de las víctimas hacia los criminales de las FARC es un acto personal, interior, de limpieza espiritual, de superación del dolor. Pero este perdón nada tiene que ver con la ausencia de justicia por sus actos contra la sociedad. El castigo para quienes delinquen debe ser suficiente para que sirva de ejemplo a otros y desestime a quienes deseen seguir el camino del delito. En eso basa la civilización su subsistencia.

(Dios) condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente. (2 Pedro 2:6)

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