EL SECRETO MEJOR GUARDADO
La gente cree que al ser derrumbado el Muro de Berlín en 1989, y al disolverse la Unión Soviética en 1991, el mundo entró en una fase de “Neoliberalismo salvaje”, de la cual no ha salido. Ese es el cuento de las izquierdas
El secreto mejor guardado
La gente cree que al ser derrumbado el Muro de Berlín en 1989, y al disolverse la Unión Soviética en 1991, el mundo entró en una fase de “Neoliberalismo salvaje”, de la cual no ha salido. Ese es el cuento de las izquierdas
Por Alberto Mansueti
Julio 1 de 2018
@MansuetiAlberto
“Si hacemos caso de lo que se dice en (casi) todas partes, vivimos en una sociedad no ya liberal sino ultraliberal. Es la Era de la Globalización. ¡Esto es capitalismo salvaje elevado a su máximo expresión!”
Así comienza Antonio Mascaró Rotger su excelente estudio “¿Vivimos en una sociedad liberal?”, que se puede leer en la Web “liberalismo.org”. Explica que nuestra sociedad hace tiempo que se alejó “de aquella vieja manera de hacer las cosas. No es liberal, ni se acuerda de lo que fue el liberalismo.”
Habla de su país, España, y de “casi” todo el mundo, incluyendo nuestra América mestiza. Usó el “Manifiesto Comunista” del año 1848, que es “la antítesis por excelencia del liberalismo”, redactado por Marx y Engels. “Apareció hace siglo y medio y contiene, entre otras cosas, todo un programa de 10 puntos para alcanzar el sueño comunista: el Paraíso del Proletariado”. Y nos muestra cómo en los últimos 150 años hemos avanzado en esa dirección. ¡Los diez puntos a rajatabla!
¿Cuáles son? (1) La “Reforma Agraria”. (2) El “Impuesto Progresivo”. (3) El impuesto a la herencia, buscando su abolición. (4) La nacionalización de grandes empresas extranjeras, y la confiscación de propiedades privadas. (5) El Banco Central, y los bancos del Estado. (6) Ferrocarriles y transportes del Estado. (7) Fábricas, fincas y comercios del Estado. (8) Leyes del Trabajo, urbano y rural. (9) Las retenciones por el Gobierno de una porción de las ganancias de las empresas privadas. (10) Por fin la educación pública, a lo que luego añadieron “salud, jubilaciones y pensiones”.
Si anotamos este añadido, y en el número dos que ya no hay “un” impuesto progresivo sino varios, vemos que el mundo, en el pasado siglo XX, ha ido todavía más allá de Marx y Engels. En consecuencia, no vivimos en sociedades liberales, sino ¡comunistas! Esa es la gran verdad del mundo actual. Y es el secreto mejor guardado del siglo XXI.
Sin embargo, la gente cree que al ser derrumbado el Muro de Berlín en 1989, y al disolverse la Unión Soviética en 1991, el mundo entró en una fase de “Neoliberalismo salvaje”, de la cual no ha salido. Ese es el cuento de las izquierdas, que muy repetido, nos han impuesto. La verdad es muy distinta, y las realidades son tres:
(I) Primera, lo que se acabó en aquellos años en casi todas partes fue el “modelo soviético” de socialismo comunista, la versión “dura”, comenzada en Rusia con la “Revolución de Octubre” del año 1917. Los 10 puntos se aplicaron “a la brava”, con violencia física y fuerza bruta, a saber:
(1) Partido Único, ligado al Estado “totalitario” o total, pretendiendo controlar hasta el mínimo detalle todos los aspectos de la vida humana y social, desde la economía hasta la educación, pasando por las opiniones y creencias. No se permiten partidos, movimientos o corrientes de opinión o acción que no sean comunistas, o sometidas a los comunistas.
(2) Estado Policial; vigilancia, espionaje y delación, al servicio del control “total” de las personas por la tiranía, y severos castigos, desde cárcel o deportación, hasta pena de muerte. La policía inspecciona y vigila muy de cerca los comercios y las empresas, las entidades educativas, los sindicatos y colegios profesionales, los hogares e incluso las actividades deportivas y recreativas.
(3) Censura de Prensa, muy rígida, para periódicos y revistas, libros, películas, etc.
(4) Y supresión de la libertad de cultos, persiguiendo a las iglesias y comunidades religiosas, a sus sacerdotes, pastores y líderes. Excepto los que aceptan amoldarse al sistema y a todas sus exigencias.
Estos cuatro rasgos fueron concebidos y aplicados por Lenin y sus sucesores, por eso se conocen como “leninistas”, y calcados en China por Mao-Tse Tung y todos los regímenes comunistas del “Tercer Mundo”; también los practicó Hitler y sus nazis en Alemania, y en la Europa ocupada.
Entre 1985 y 1990 se “suavizaron” o quitaron en la U.R.S.S por Mijhail Gorbachov, el primer “Neoliberal”, con los 10 puntos de 1848, pero de modo menos rigurosos y por medios democráticos, estilo de los partidos socialdemócratas y laboristas del planeta. Tal mixtura es imposible; por eso fracasó rotundamente, como los presidentes “Neoliberales” en esos años, y en la década de los ’90.
(II) En segundo lugar: los “modelos” socialdemócratas y laboristas, que no conocieron el rostro más terrible del socialismo, también colapsaron en los años ’70 y ’80; porque el mal está en los 10 puntos; no en la manera de aplicarlos. Así vino el “Neoliberalismo”, con su “Consenso de Washington”, en los ’90, con tímidas reformas parciales, pero no para cambiar el sistema y volver al capitalismo, sino sólo para introducir algo de racionalidad, en un tipo de economía y gobierno totalmente contrario a la razón y a los hechos de la realidad. Fracasó, como no podía ser de otro modo.
(III) Pero en tercer lugar, las izquierdas encontraron un modo muy inteligente y consistente para distraer la atención pública, evitar la discusión sobre estos temas, y seguir “tapando la verdad con injusticia”, como dice el Apóstol Pablo en Romanos 1:18. En el siglo XX, mientras políticos marxistas instalaban el “marxismo clásico” de 1848 en la economía y la educación, sea con modos salvajes o más “civilizados”, profesores marxistas, de la Escuela de Frankfurt principalmente, revisaron los textos juveniles de Marx, y “El origen de la propiedad” de Engels, y la dialéctica de Hegel. Así concibieron el “marxismo cultural”, trasladando los choques dialécticos y enfrentamientos más allá de “la burguesía contra el proletariado”, a otros campos, mediante victimización y culpabilización. A saber:
(1) El “Mayo francés”, la revolución sexual y la “ideología de género”, que recurren a Sigmund Freud. Herbert Marcuse enfrenta a los estudiantes con sus profesores, y a los hijos con sus padres, en las Universidades y en el hogar; y por su lado las feministas se radicalizan, enfrentando a los varones y al “hetero-patriarcado”. (2) El “Posmodernismo”, una filosofía destructiva, que declara “la muerte de la verdad”; todo concepto es una “construcción social” y por ello debe ser “deconstruido”. El choque es con la realidad, la razón y el lenguaje, que es su instrumento básico. Todo disparate se abre paso por la vía del relativismo.
(3) El “Ecologismo profundo” enfrenta al hombre con la naturaleza; eso le hace una “especie parásita” que debe desaparecer. Toda suerte de mitos y fraudes seudo-científicos reinan en este campo.
(4) El “multiculturalismo”, que lleva a la antiglobalización: para el relativista toda cultura es “valiosa”, menos la occidental y cristiana, esa es nociva. Y esta es sólo una de las tantas contradicciones del marxismo.
Sumando el marxismo clásico y el cultural, con estos sus “cuatro jinetes”, que es continuación del clásico, ¿qué tenemos? ¡“Socialismo del siglo XXI”!
Y se me acabó el espacio, así que hasta la próxima si Dios quiere. ¡Saludos a los buenos!
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