EN RESPUESTA A UN FETICHE
La Fe nos ayuda a sobrellevar las inmensas dificultades que padecemos a diario y si existe una razón para que Colombia sea uno de los países más felices del mundo debe ser, precisamente, porque la mayoría de los colombianos damos gracias a Dios y hacemos actos de fe
En respuesta a un fetiche
Por Rafael Gómez Martínez
Febrero 3 de 2012
Para mí, como católico, fue una experiencia inolvidable. Cuando llegué a la Plaza de Bolívar me impresionó el río de gentes y se me erizó la piel, literalmente. (El grafitti del M-19 vive en la puerta del Palacio de Justicia, todavía está).
Logré llegar a la entrada de la Catedral, a la cual no iba desde la misa que se dio en honor al mismo Álvaro Gómez un día después de su vil asesinato. Lo que yo vi fue el rostro de esas gentes y lo que veía era el rostro de unas personas llenas de fe y de esperanza. Rezando el rosario, en silencio, como debe ser. Sentí un calor humano que sobrepasaba cualquier dimensión. En la Catedral, el silencio de la oración. Nadie se movía. Todos hacíamos un acto de fe.
De todas las imágenes que existen de Juan Pablo II, guardo cuatro, especialmente: su sonrisa, sus ojos azules, su cara de dolor ante su enfermedad y su rostro cuando Ali Agca, el turco, le disparó a quemarropa en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II fue para mí el último gran líder de Occidente que rescató los valores básicos de la sociedad: la familia, la riqueza espiritual, el individuo y su responsabilidad frente al mundo. Fue un líder en toda la dimensión.
La sociedad está en crisis por la inversión de valores que está padeciendo. Juan Pablo II fue el líder que nos difundió todos los valores cristianos que necesita la sociedad de hoy. Una sociedad caída en el egoísmo, en el materialismo y en una relatividad moral a ultranza. Una sociedad donde se defiende el derecho a la vida de los animales, pero se permite el aborto a los humanos.
La Fe nos ayuda a sobrellevar las inmensas dificultades que padecemos a diario y si existe una razón para que Colombia sea uno de los países más felices del mundo debe ser, precisamente, porque la mayoría de los colombianos damos gracias a Dios y hacemos actos de fe, como el que se vivió durante esos días con la Reliquia del Beato Juan Pablo II.
Y en este caso, como con Uribe, existe un divorcio entre lo que piensan y opinan las matrices de opinión de Bogotá, como el fetiche que escribió un infame editorial en El Tiempo vs. la creencia popular. El sentir popular.
Puntilla. ¿No resulta irónico que se divulgue con bombos y platillos la ley antitrámites por parte del Gobierno de Santos Chamberlain y el Dr. Ortega de la DIAN nos ordena 11 formularios para declarar renta?… Devolviéndonos en el tiempo, no de los santos, al menos 30 años en materia de reportes de información tributaria. Muchas gracias al Dr. Ortega.
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