En cada país, estos superpoderosos tienen sus alfiles, gente sin escrúpulos que, a cambio de una pequeña porción de las riquezas y el poder, no dudan en vender y traicionar a sus compatriotas. Son familias que detentan el poder y que los traspasan a hijos, nietos, sobrinos para poder perpetuarse en sus pequeños tronos. De cuando en vez, los alfiles traban disputas con otras familias o clanes políticos y financieros locales, solo para ampliar el rango de poder y aumentar la tajada del ladrocinio.
A quienes descubren el entramado y lo denuncian, lo ridiculizan de tal manera que cualquier persona, en el futuro, que entienda lo que sucede, lo pensará dos veces antes de expresarlo.
Miedo al ridículo. Ese miedo al ridículo, miedo a defender los valores y denunciar lo malo, es la mayor arma que tienen los globalistas contra la sociedad.
Por ello es que esa élite utiliza los grandes medios de comunicación, la televisión, la prensa, el cine, la música, creando ídolos e impulsando a quienes apoyan los anti valores hasta colocarlos en la cúspide de la fama para que, de una manera natural, estos famosos se conviertan en la caja de resonancia y sean ejemplo para difundir las degradaciones, el culto a la vanidad, la perversión, el ensalzamiento de lo malo y la rebaja de los valores morales de la nación.
Son ellos quienes deciden lo que es bueno y lo que es malo, son ellos quienes deciden quién debe ser ridiculizado, o perseguido judicial y políticamente cuando la persona no les teme ni a ellos ni al qué dirán. Ahí está la razón de por qué unos pocos pueden controlar a la gran mayoría.
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1 pensamiento sobre “¿EXISTE UNA AGENDA GLOBALISTA?”