FUSIONISMO
“Fusionismo” es la reunión de las dos alas de la derecha: liberal y conservadora. Esto es: libre mercado con principios y valores. Pero hay muchos malentendidos que la impiden, por lo general relacionados con la religión
Fusionismo
“Fusionismo” es la reunión de las dos alas de la derecha: liberal y conservadora. Esto es: libre mercado con principios y valores. Pero hay muchos malentendidos que la impiden, por lo general relacionados con la religión
Por Alberto Mansueti
Marzo 6 de 2017
Hay dos corrientes de la derecha, que a menudo se enfrentan, lamentablemente: liberalismo económico por un lado, y por otro conservatismo moral y político.
Por lo común la derecha pierde cuando se escinde en dos campos separados y opuestos, conservador y liberal; ahí es cuando gana la izquierda. La “fusión” de las dos vertientes casi siempre da el triunfo a las derechas; así se explican los éxitos de Thatcher y Reagan en los ‘80. Ronald Reagan siguió la enseñanza de Barry Goldwater, e hizo “fusionismo” en todas sus campañas electorales victoriosas, cuatro veces en total: primero para la Gobernación de California, en 1966 y reelecto en 1970, y luego para la Presidencia de EE.UU., en 1980 y reelecto en 1984.
La gente conservadora adhiere a los valores tradicionales de orden social, familia y trabajo duro, por lo general en un marco religioso. Pero casi siempre se abraza al intervencionismo estatista, en economía sobre todo, que equivocadamente cree algo bueno y esencial para la preservación de los principios que desea conservar, o restaurar. Es el caso de Donald J. Trump.
Esta política errónea lleva a la clase media conservadora a apoyar a las cerradas oligarquías, que conspiran contra el libre mercado, y por tanto contra sus propios y mejores intereses de prosperidad y bienestar; y a los políticos “de centro”, con frecuencia aliados de la izquierda. Es una posición inconsistente, porque Adam Smith tenía razón: el estatismo en economía la arruina, obstaculiza la creación de riqueza y empleo, y debilita la base material de sustentación de las familias, y por tanto de las iglesias, que dependen de la generosidad y solvencia de las familias cristianas.
Por otro lado, parte de las clases intelectuales y profesionales quiere “libre mercado” en economía; pero en materia de principios y valores tradicionales, su posición es de indiferencia o de hostilidad. Y apoya el aborto y el “suicidio asistido”, que es eutanasia disfrazada, el “matrimonio gay” y la “ideología de género”. Es el caso de la mayor parte de los auto-llamados “libertarios”.
Esa actitud les une con la izquierda “progresista”, que es intervencionistas en la economía; y les separa de la clase media conservadora. Es inconsistente también, porque Marx y Engels tenían razón, y el capitalismo está indisolublemente unido al Gobierno limitado, al matrimonio y la familia, y a los valores morales y religiosos.
“Fusionismo” es la reunión de las dos alas de la derecha: liberal y conservadora. Esto es: libre mercado con principios y valores. Pero hay muchos malentendidos que la impiden, por lo general relacionados con la religión. Veamos tres de ellos.
(1) “Al César lo que es del César”. Probablemente esta sea la más malinterpretada de las frases de Jesús, y de la Biblia entera. Y son muchas los textos bíblicos que se interpretan mal, en favor del socialismo y del estatismo, en sentido precisamente contrario a lo que las palabras dicen en los textos, tomando en consideración los contextos.
Esa declaración, en Marcos 12:17 y Lucas 20:25, sobre “dar al César” sus impuestos, es una de las bases bíblicas del sano y factible principio de la separación de “iglesia y estado”. Pero en la lectura más popular, fuera de contexto, se ve como separación de “política y religión”, algo imposible, porque para mal y/o para bien, ambas andan siempre unidas. Para mal, cuando la religión cristiana favorece la creciente expansión del Estado, si la frase sobre el César se interpreta de modo permisivo; para bien, cuando pone freno a esa expansión, si la misma se lee de manera restrictiva.
Mal entendido, el dicho sobre “lo que es del César”, sirve para justificar todo impuesto que se le ocurra decretar al Estado, y toda ley o decreto que se le ocurra dictar, no importa si justo o no; y la frase se hace una de las bases de toda forma de despotismo.
Creyentes y no creyentes deben admitir un hecho histórico: la religión bíblica, bien entendida, ha demostrado ser una valla muy eficaz ante el abuso del poder. Por eso, toda falsa religión quiere quitarle al poder los estrechos límites que Dios le ha dictado en Su Palabra.
(2) El Reino de Dios es “para” este mundo. Siempre se cita “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36), como si el cristianismo fuese algo esotérico, parecido al ocultismo, y que “este mundo” es del César y para el César.
Sin embargo, el diálogo de Jesús con Pilato nos muestra que el “reino” es el Reino de Dios, por eso viene de Dios, y no procede “de” este mundo; pero no obstante sí es “para” este mundo. Solo así se puede entender la oración “Venga a nosotros tu Reino” (Mateo 6:10) enseguida “Hágase tu voluntad”, ¡no la del César!
Del César no es todo lo que reclame como suyo: toneladas de impuestos, monopolio en la emisión de dinero, y poder absoluto sobre los negocios, haciendas y familias, educación de niños y jóvenes, salud de los enfermos y cuidado de los desvalidos. Eso es “cesarismo”, o sea: estatismo.
(3) ¿Y qué es “lo del César”? “Del César” es lo que Dios dice a lo largo de toda la Biblia que cabe al Gobierno Civil: solamente la defensa y seguridad, justicia pública, infraestructura física, y el derecho a ejercer el poder público y a cobrar impuestos limitados, sólo para estos fines, y nada más.
Educación, cultura, arte, economía, banca, deporte, hospitales, y asistencia a los pobres son tareas voluntarias, actividades privadas que caben a las familias, a las empresas, a las entidades privadas, a las iglesias; no al Estado. Así enseñaba la tradición cristiana hasta el s. XIX.
La expresión “lo que es del César” es restrictiva en su sentido real; por eso, lejos de hacer campo al estatismo, por siglos ha sido uno de los fundamentos del Gobierno limitado, en la línea de John Locke, “el Padre del Liberalismo Clásico”, y otros tratadistas cristianos anteriores y posteriores, tales como Henry Bracton y Tomás de Aquino, “el Primer Whig” en el siglo XIII, los poetas Dante Alighieri en el XIII también, John Milton en el XVII, el jurista William Blackstone en el XVIII, entre tantos otros.
Ahora se me acabó el espacio pero en nuestra Web amarilla del Foro Liberal de América Latina hay más sobre estos temas. Puedes consultar. ¡Felicidades y hasta la próxima si Dios quiere!
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