LA SEGURIDAD ES UN CAMINO SIN FLORES
Álvaro Uribe nos mostró el camino. De ese camino no nos podemos desviar. El otro camino está adornado de ambigüedades floridas
SEGURIDAD: CAMINO SIN FLORES
Por Andrés Felipe Arias
Hace ocho años vivíamos en un país inclinado ante el yugo narcoterrorista de Farc, Eln y ‘paras’. Masacres, pescas milagrosas, secuestro, tortura y extorsión eran el pan de todos los días. El país, aturdido, observaba cómo esos genocidas avanzaban cada día más, oprimiendo la paz y la libertad de todos los ciudadanos. El desempleo, la pobreza y el miedo llenaron todos los espacios de nuestro país. Nadie creía, nadie soñaba.
Gracias a Álvaro Uribe esto cambió y nos dimos cuenta de que el terrorismo sí se puede derrotar. Nos dimos cuenta de que sí podemos vivir en un país sin ‘Raúl Reyes’ y demás asesino-secuestradores. Colombia volvió a ser un país en el que podemos vivir, trabajar y progresar.
Por ello, no podemos desviarnos del camino que hemos venido recorriendo en materia de seguridad. La libertad y la paz verdaderas exigen mano dura de la Fuerza Pública y del Estado sobre el crimen, la crueldad y el terror. La ambigüedad y la mano blanda nos harían revivir la pesadilla.
Por supuesto, mano dura contra quienes delinquen, asesinan y secuestran en camuflado. Pero también contra aquellos o aquellas que sólo lo usan para la foto y prefieren mimetizarse en coordinadoras, curules o detrás de la frontera para oprimir al pueblo colombiano. Mano dura y nada de despejes. Mano dura y nada de soltar terroristas de la cárcel. Mano dura y nada de dialoguitis o concesiones. Total determinación hasta lograr su derrota completa.
Urge recuperar la moral de nuestros militares. Esta se ha derrumbado por los volúmenes de falsas acusaciones que les han fabricado, en medio de una guerra política y jurídica, las ONG fachada del terrorismo. Urge restaurar y fortalecer la justicia penal militar y crear un fondo para financiar la defensa de nuestros militares, con los mejores equipos de abogados. Y urge, además, meter en cintura esas ONG: que exhiban su financiación y apoyos internacionales o que salgan del país. No más extranjeros que arengan a las Farc y maltratan a nuestros militares.
Nuestra Fuerza Pública debe ser la mejor entrenada del mundo en derechos humanos. Pero sin permitir que una falsa defensa de los derechos humanos se convierta en herramienta del terrorismo. Colombia es el único país del mundo en donde aquellos que se aliaron con Pablo Escobar para el holocausto del Palacio de Justicia andan libres y haciendo política. Entre tanto, los militares que nos defendieron están en la cárcel. Eso no lo entiende nadie.
No nos equivoquemos. La seguridad es prioridad. Solo así nuestro país nunca más volverá a ser inclinado por el narcoterrorismo. Sólo así nuestros hijos podrán vivir y trabajar en paz y libertad. Sólo así habrá oportunidades de empleo e ingreso para todos. Sólo así habrá legalidad.
Por supuesto que todos quisiéramos la libertad y la seguridad sin que se disparara una sola bala. Pero la cruda verdad es que el terrorismo no dispara pétalos, sino que dispara con morteros, granadas y fusiles. Destruye municipios e incinera vehículos con civiles y niños adentro. Se aprovecha del secuestro con fines electorales y políticos. Eso, colombianos, sólo se derrota militarmente.
Y sólo con firmeza evitaremos la entrada del comunismo del siglo XXI a Colombia. Comunismo del siglo XXI que no se puede admirar. Comunismo del siglo XXI que tolera el terrorismo contra Colombia y que sólo conduce a la miseria, el hambre y la pobreza de los pueblos. Comunismo del siglo XXI y terrorismo que deben estar esperando las 3 de la tarde del 7 de agosto para comenzar la fiesta.
Álvaro Uribe nos mostró el camino. De ese camino no nos podemos desviar. El otro camino está adornado de ambigüedades floridas. Pero el camino verdadero, aunque más difícil y escabroso, es el camino de la Seguridad Democrática. Colombianos, no sacrifiquemos, además de la nuestra, la generación de nuestros hijos. Ellos tienen derecho a vivir en paz y libertad. Colombianos, elijamos la Seguridad Democrática.
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