LAS 11 TESIS DE SANTIAGO DE CHILE
Al sólo mencionar o describir los tres pilares se nos identifica como “Derecha”. Queremos capitalismo liberal, libre comercio, patrón metálico para el dinero, privatización de funciones, poderes, empresas y activos que hoy son del Estado; pues sí: somos de derechas, ¿y qué?
Las 11 tesis de Santiago
Al sólo mencionar o describir los tres pilares se nos identifica como “Derecha”. Queremos capitalismo liberal, libre comercio, patrón metálico para el dinero, privatización de funciones, poderes, empresas y activos que hoy son del Estado; pues sí: somos de derechas, ¿y qué?
Por Alberto Mansueti
Marzo 2 de 2016
En Santiago de Chile, del 19 al 21 de febrero hicimos el I Foro Liberal de América Latina, antítesis del Foro de Sao Paulo. Los “devolucionarios cincoreformistas” decidimos institucionalizarnos; y por eso ya tenemos un Presidente y un Vicepresidente: los señores Rodrigo Mora, de Chile, y Gustavo Romero, de Perú. ¡Felicitaciones para ambos!
Además, aprobamos las 11 Tesis De Santiago para la Acción Política, porque no queremos quedarnos sólo en la academia y las redes sociales, como la mayoría de los liberales y “libertarios”, idealizando el “mal menor”, y esperando que los socialistas “aprendan economía”, y así se arrepientan y se “conviertan” por milagro al liberalismo, abandonando sus privilegios, prebendas, riquezas y posiciones de poder, y hagan ellos las reformas liberales, a fondo, y completas. Eso no ha sucedido, ni va a suceder.
¿Y cuáles son esas 11 Tesis? La siguiente es una presentación resumida:
(1) El liberalismo clásico es una política; no es una ciencia, una filosofía, ni una religión, si bien reconoce fuertes conexiones con la ciencia económica de las escuelas clásica, austríaca y otras pro libre mercado; con la filosofía realista en sus diversas expresiones; y con las tres grandes religiones monoteístas.
(2) Los tres pilares del liberalismo clásico son: Gobierno limitado; mercados libres; y propiedad privada. No cabe confundirlo con el “Neo” liberalismo del Consenso de Washington, ni con el liberalismo “social” o de izquierdas, o con algún tipo de anarquismo, ni con el ateísmo beligerante, agresivo y anticristiano.
(3) Al sólo mencionar o describir los tres pilares se nos identifica como “Derecha”. Negarlo nos lleva a contradicciones que nos debilitan. Queremos capitalismo liberal, libre comercio, patrón metálico para el dinero, privatización de funciones, poderes, empresas y activos que hoy son del Estado; pues sí: somos de derechas, ¿y qué? Derecha liberal, la buena; no la derecha mala: el Mercantilismo. Tampoco negamos ser radicales, porque vamos a las raíces de los problemas y no a sus ramas; ni ser “conservadores”, en el sentido anglosajón de la palabra, porque en inglés significa liberalismo clásico, ni más ni menos.
(4) Hacemos “Agitación y Propaganda” para tener posiciones de influencia en y sobre el Parlamento, y en la prensa, la docencia, gremios y colegios profesionales, etc.; aunque no en la muy corrupta política local regional y municipal de nuestros países, donde no es posible derogar ni discutir siquiera las leyes malas, que encarnan, decretan y concretan el estatismo, tanto socialista como mercantilista.
(5) Inspirados en Frèderic Bastiat, y en Cobden y Bright, nos enfocamos en los cientos y hasta miles de leyes malas, el gran cerrojo contra las reformas a fondo, necesarias para acabar con este perverso y corrupto sistema estatista, populista, y social-mercantilista. Para cambiar de sistema, hay que derogar total o parcialmente esas leyes malas, todas, y para eso necesitamos suficientes congresistas.
(6) Las Cinco Reformas, en la política, la economía, la educación, la atención médica y las cajas de jubilaciones, son nuestras banderas y tesis central de nuestro proyecto, que no es para corto plazo, pero que es la única vía eficaz para superar el fatídico ciclo pendular entre etapas de socialismo duro y fases “Neo” liberales a cargo de los mercantilistas y de la izquierda blanda. Impulsamos la creación de fuertes partidos políticos identificados con las 5 R, capaces de participar en elecciones nacionales, y ganarlas. La partidofobia, la antipolítica, y la aversión a la democracia, son parte del problema, no de la solución, y también la politiquería mezquina y puramente anecdótica, que distrae y desvía de los temas de fondo.
(7) “La Gran Devolución” es la desestatización de funciones, poderes y recursos usurpados por el Estado. Es revertir “La Gran Usurpación”, devolviendo a la sociedad civil, o sea a la iniciativa privada de la gente, todas sus funciones propias, sus libertades inalienables, y sus recursos, confiscadas por el estatismo.
(8) Queremos “Capitalismo para todos”: no solamente para los empresarios privilegiados como en el mercantilismo, ni para los políticos, burócratas y sindicalistas de izquierda, como en el socialismo.
(9) Queremos una “Democracia normal”, representativa, sana y republicana, con opciones diversas y transparentes de izquierda, de centro (como sea que esto se entienda), y de derechas. No como la democracia patológica de hoy: con puros partidos de izquierdas, sea de izquierda mala, socialismo democrático menchevique o social-mercantilismo, sea de izquierda peor, comunismo bolchevique, repotenciado ahora con marxismo cultural, y que llaman “Socialismo del Siglo XXI”.
(10) Para más adelante queremos en América Latina un “Congreso Continental”, al modo de los Estados de América del Norte en 1774 y 1775, que decida si vamos a seguir como hasta hoy, como países separados, distanciados, aislados y ensimismados, o si nos vinculamos y reunimos en algún tipo de Confederación.
(11) “Latinoamérica Potencia” es nuestra meta final. Con libertad y justicia en esta parte del mundo, con riqueza y prosperidad, con reales oportunidades de bienestar para todos. Creemos que esto es posible, si con humildad superamos nuestras ignorancias, si trabajamos con determinación y constancia, más allá de los entusiasmos momentáneos y pasajeros; y con nuestras prioridades siempre a la vista: sin distraernos en temas accesorias y secundarias, o coyunturales de poca monta, y sin dejarnos ganar por cortoplacismo e inmediatismo. ¡Hacemos camino al andar!
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