LAS RAZONES DEL AUGE DEL POPULISMO EN EUROPA
Para Syriza de Grecia, que nada más llegar al poder ha provocado una fuga de capitales y el hundimiento de las bolsas europeas, la responsabilidad recae en la famosa “troika” conformada por el Banco Central Europeo (BCE), el FMI y la UE
Las razones del auge del populismo en Europa
Para Syriza de Grecia, que nada más llegar al poder ha provocado una fuga de capitales y el hundimiento de las bolsas europeas, la responsabilidad recae en la famosa “troika” conformada por el Banco Central Europeo (BCE), el FMI y la UE
Por Ricardo Angoso
Enero 31 de 2015
Un fantasma recorre Europa: el populismo. Se trata de una enfermedad contagiosa, que bebe de las aguas ideológicas del nacionalismo, el rechazo a la emigración, la eurofobia y una suerte de victimismo colectivo que proyecta todas las responsabilidades de los problemas que tienen nuestros pueblos en el otro, en el extranjero o en entes supranacionales que, supuestamente, nos han sumido en la madre de todas las desgracias. El culpable siempre es el foráneo, la Unión Europa (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Nosotros no somos culpables de nada, alegan, ya que nos han impuesto un orden ajeno a nuestras características nacionales.
Para Syriza de Grecia, que nada más llegar al poder ha provocado una fuga de capitales y el hundimiento de las bolsas europeas, la responsabilidad recae en la famosa “troika” conformada por el Banco Central Europeo (BCE), el FMI y la UE. Cuando las cosas iban bien, y el dinero europeo corría a raudales para unas instituciones que lo malgastaron a manos rotas, nadie decía nada ni cuestionaba a estas organizaciones internacionales. Ahora, fruto del fracaso de un Estado que fue incapaz de gestionar sus recursos y generar bienestar y prosperidad, amenazan con salirse del euro, abandonar incluso la UE y no pagar las deudas asumidas en estos años que evitaron que el país cayera en la bancarrota total. ¿Y por qué lo hacen? Porque el discurso racional, de agilizar y modernizar el Estado heleno al tiempo que se cumplen con las obligaciones internacionales, no vende y la gente prefiere los argumentos fáciles y simples antes de ponerse a analizar la agónica realidad nacional.
En el Reino Unido, que también sufren este populismo pero sesgado a la derecha, también se cuecen habas, como se dice vulgarmente, y tienen a ese engendro que responde a las siglas de UKIP, o más concretamente el Partido para la Independencia del Reino Unido. Con un discurso radical basado en un reforzamiento de los controles migratorios, la salida de la UE y un menor peso del Estado en la sociedad civil, el UKIP, de la mano de su infatigable líder Nigel Farage, consiguió ganar las últimas elecciones al Parlamento Europeo en el Reino Unido, obteniendo 24 de los 73 diputados electos. ¿Cuál fue la clave de su éxito? La mayoría de los británicos piensa que ya hay demasiados extranjeros en el país y que la principal responsable de la crisis económica y social es la UE. Lo hacen sin pararse a pensar en si las recetas del aislamiento y el autismo colectivo salvarán al Reino Unido de la recesión que se abate sobre toda Europa. Mensajes simples y directos que funcionan, aunque habría que ver que harían realmente una vez que lleguen al Gobierno. Uno cosa es predicar y otra dar trigo.
El caso del frente nacional (fn) francés y Podemos. El Frente Nacional (FN) francés es la típica organización populista de derechas que emergió en la sociedad gala sobre las ruinas del sistema político tradicional de esa nación. Una vez hundido el Partido Comunista Francés (PCF), que en tiempos llegó a obtener hasta un 20% de los votos, y erosionado el Partido Socialista (PS), por su incapacidad para ejercer el gobierno y no ser coherente con la defensa de lo social, el FN fue creciendo, paradójicamente, a costa de robar electores y militantes a la antigua izquierda. Enarboló lo social sin creer en ello pero viendo y comprobando que funcionaba.
Votos antisistema, gente desencantada con las viejas formaciones, desempleados, jóvenes inadaptados y ancianos abandonados por un Estado incapaz de atender sus demandas sociales, junto con un sinfín de minorías no integradas en el sistema, como los agricultores castigados por la UE, fueron el soporte a través del cual el FN llegó a situarse en la primera fuerza política del país en las últimas elecciones europeas. Los sondeos, además, añaden que en las próximas legislativas podrían volver a repetir el resultado y ser la primera fuerza del país, algo bastante difícil -pero no imposible- por el sistema electoral a dos vueltas que hay en Francia. Su líder, Marine Le Pen, también aparece en primer lugar en los sondeos publicados de cara a las elecciones presidenciales a celebrar en el 2017. Blandiendo una bandera claramente contraria y sin ambages contra la inmigración extranjera, el FN ha obtenido un notable éxito en una sociedad alarmada por la masiva llegada de los inmigrantes ilegales y la presencia de más de seis millones de extranjeros escasamente integrados en la sociedad francesa, tal como se ha demostrado en recientes acontecimientos; más de 1.300 musulmanes de origen galo militan en el Estado Islámico y no olvidemos los atentados de Charlie Hebdo perpetrados por integristas nacidos en Francia.
Finalmente, en España está Podemos, una fuerza que se mira en el espejo griego de Syriza, su álter ego, y que nació
al calor de las revueltas populares llevadas a cabo por miles de personas contra las medidas de austeridad ejecutadas por los últimos gobiernos liderados por los socialistas y el Partido Popular (PP). Su discurso contra los recortes, la disminución de las prestaciones sociales, las recomendaciones de la “troika” y las políticas emanadas de la UE, junto con sus simpatías hacia Cuba, Venezuela y hacia todo aquello que huela a izquierdismo populista, les ha granjeado un notable éxito en las últimas elecciones europeas (8% de los votos, 1.300.000 votantes y cinco eurodiputados).
Ahora, con esta corriente en alza debido sobre todo al descontento social generado por la crisis y la interminable retahíla de escándalos de corrupción que asolan al país, los sondeos señalan que incluso podrían superar a socialistas y populares en intención de voto. Lógico: la gente está cansada de levantarse todos los días y toparse con un nuevo caso de corrupción. No hay credibilidad en las fuerzas tradicionales y el sistema político actual nacido de la Transición democrática está agotado, hace falta una reforma y una reactualización del mismo. Tampoco la gente cree ya en Europa, desconfían y miran con recelo sus políticas de ajuste duro y austeridad cuartelera. Podemos aprovecha esa crisis del sistema, el “momento propicio” de la estrategia leninista que llevó al triunfo de la revolución soviética, para pescar en río revuelto, y nunca mejor dicho, e intentar llegar al poder aprovechando ese torbellino de descontento creciente. Lo que está por ver, como ocurre con Syriza, es si no será peor el remedio que la enfermedad. Por ahora, la suerte les sonríe.
@ricardoangoso
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